Dos formas de concebir el mundo

Dediqué este fin de semana a repasar algunos de mis cuentos de terror favoritos. No sólo encontré en esta actividad un viejo disfrute que ya tenía abandonado en los últimos tiempos, sino que también me topé, gozoso, con una curiosa reflexión acerca de los puntos de vista enfrentados, o tal vez complementarios. Y tiene que ver con alguna de las intervenciones que hemos tenido en este blog ultimamente. Sé que probablemente vosotros no saquéis ningun partido a una reflexión que tiene mucho de personal y subjetiva, y que sólo ha servido para tenerme un ratito ensimismado, pero ya que todo blog, incluso este, hace las veces de un diario personal para su autor, he pensado contaros de qué va. A ver qué pensáis al respecto.

E. A. Poe y H. P. Lovecraft. Dos genios de la literatura de terror, que cada cual escoja el que más le guste. Yo ya tengo mis preferencias, pero no va de eso el asunto, no sólo de literatura. A Poe y a Lovecraft les unieron muchas cosas. Cualquiera que conozca algo de la biografía del autor de "En las montañas de la locura" sabrá seguramente de la admiración que sentía por Poe. Y de hecho podemos rastrear y reconocer esa influencia en la propia obra de Lovecraft. Los dos fueron poetas de reconocido talento (esto, como de costumbre, está sujeto a gustos e interpretaciones alternativas. Hay muchos críticos que no acaban de tragar al inventor de los mitos de Cthulhu).
Pero a ambos autores les separaba una característica muy especial. Lovecraft es un maestro de lo sobrenatural. Teje atmósferas terroríficas con los mimbres de otras dimensiones y deja que en su obra resuenen, como una sinfonía horrísona, los ecos de deformes seres extraplanetarios. Nada que ver con el racionalista Poe. También un maestro del terror, de valía indiscutible, pero con un carácter bien distinto. Poe sólo deja intuir tímidamente las sombras de lo extramundano, como fantasmas apenas perceptibles, pero en realidad su narrativa suele estar bien asentada en el mundo natural, en la física, incluso en la razón. No en vano fue, aunque muchos lo desconozcan, un auténtico pionero en el género policíaco (leed, si no, "La carta robada"). Los dos autores consiguen su objetivo: provocar terror, dibujar con palabras imágenes desasosegantes y hacernos pasar un buen rato a los lectores. Pero sus estrategias son diferentes (hasta donde tengo noticia), desde el momento en que optan por una concepción diferente de la realidad. Lo que les separa a los dos, y a eso iba, son las mismísimas ciencias naturales.

Supongo que el mismo análisis se puede hacer extensivo a otros campos no directamente relacionados con la literatura. En este blog hemos asistido estos días a la defensa (formulada de manera respetuosa y educada, por cierto, lo cual es algo poco frecuente) de la existencia de lo sobrenatural. Como decía, es un campo en el que (según lo entiendo yo) los científicos poco podemos decir, salvo oponer nuestro criterio de parsimonia. Algo similar se plantea en el espinoso asunto de la teología, donde los tentáculos de lo religioso se quieren meter a veces en el terreno de la ciencia, y viceversa. Como con Poe y Lovecraft, estamos asistiendo a maneras opuestas de acceder a la realidad. Visiones quizá irreconciliables: ya hemos hablado de lo difícil (imposible) que es discutir los argumentos infalsables de lo "paranormal". Pero también visiones que probablemente sean complementarias, como vienen a concluir las voces más moderadas (¿las más sabias?) desde el marco teológico y desde algunas áreas "problemáticas" o "trascendentes" de la ciencia, como la física cuántica. Al fin y al cabo, ¿Cuántos científicos creyentes hay? Una razón más para no encerrarnos en nuestras fortalezas. ¿Qué hay más allá de la ciencia? Sencillamente no podemos saberlo, o no con las herramientas que a mí me parecen válidas. Por eso hay que conformarse con la intuición, con las creencias, y con el escalofrío que me recorre la espalda cuando estoy leyendo un cuento y hace su aparición Nyarlathotep desde otra dimensión desconocida.
En mi opinión, la ciencia cuenta con una herramienta de prodigioso valor que es el método científico y que le permite avanzar en el conocimiento, sin llegar a trascender, eso sí, el terreno en el que aquélla ha sido confinada. Aprovechémosla a tope.

Y bueno, ya dejo de escribir chorradas, que esto más que Psicoteca parece "el diario de Gilgamesh".

Aqui yace: la ciencia española

En el pasado ya tuve la ocasión de mosquearme muchísimo con la deplorable situación de la ciencia en España y así lo expresé en el antiguo foro de Psicoteca (desahogarse aquí, en plan catártico, ayuda algo). Lejos de sentir que las cosas han ido mejorando poco a poco, he podido constatar in situ la amarga realidad. No hay mejor escuela que la vida (dicen) y el día a día te enseña muchísimo (bofetada tras otra). Pues bien, aquí os pego un artículo publicado el 23 de Junio en la revista Science (página 1727), del cual he sabido gracias a MAV. En mi opinión refleja la realidad perfectamente. Es para echarse a llorar, señores, y lo triste es que nos hemos acostumbrado tanto a agacharnos cada que los del MEC nos echan la jaboneta que ya ni nos enteramos.

Reconozco que yo pequé de ingenuo y, cuando ZP ganó las elecciones, pensé "vaya, igual hasta hay cambios". Vaya si los ha habido: a peor. En un país donde tenemos una Ministra de Cultura de las que se apuntan a las "comidillas" de turno (su "preocupación" por el estado de salud de la Jurado, que en paz descanse, fue notoriamente patético... ojalá se preocupara tanto por el estado de salud de la educación española y del de nuestra comatosa ciencia), esperar un serio avance científico equivale a esperar que llueva hacia arriba.

Y es que tenemos el país que nos merecemos: estamos más pendientes de los avances de los triunfitos y de si la ex de un torero se ha liado o no con un gigoló italiano que salió con una presentadora de un programa en Argentina que de lo que realmente debería importar. Y así nos va... hasta parece que Miguel Ángel Quintanilla, Secretario de Estado de Universidades e Investigación llegó a tomarse la situación de con actitud "despectiva y burlesca", tal como se comenta en el artículo de Science (agradecería si alguien encontrara esa entrevista de El Mundo y la pegara en este blog).

Para mí la solución está bien clara: si resides en España y realmente quieres hacer ciencia, emigra. Yo ya estoy en ello, buscando la salida de esta trampa que es una beca de retorno (a España). Es triste, pero no queda otra. Porque dudo que aqui, a diferencia de lo que hacen en otros países (en Francia lo hicieron hará ya un par de años), los científicos nos manifestemos. Total, ¿para qué? A diferencia de otras manifestaciones (que las hay para todos los gustos), nadie daría un duro (3 céntimos de euro) por ésta... salvo los parapsicólogos: todo registro de la misma sería considerado cacofonía, un mensaje desde el más allá.

Spanish Scientists: Home Alone
Young Spanish researchers are up in arms following recent comments by a government minister who referred to them as “postdoctoral and temporary.” The roughly 2500 scientists, most Spanish-born, were lured back to their home country—many from tenure-track jobs abroad—for a fellowship program that promised “their integration in the Spanish science system.” Now, with the first 5-year contracts in the Ramón y Cajal program nearing their end, many institutions have yet to offer secure employment, despite recent funding incentives from the government, although precise figures are not available.

Newly appointed Secretary of State for Universities and Research Miguel Ángel Quintanilla’s words, published in the Spanish newspaper El Mundo, have only added to the scientists’ discontent. The National Association of Ramón y Cajal Researchers deplored Quintanilla’s “disrespectful and burlesque attitude.” But the Ministry of Education and Science says it gave “generous” incentives to universities and research centers and “can’t oblige [institutions] to contract anyone.”

–ELISABETH PAIN

Reto a Freud (y sus secuaces)

En XLSemanal de esta semana podemos encontrar un artículo sobre el Trastorno Obsesivo-Compulsivo. En él se dice:

Y aunque el TOC no tiene cura, la combinación de antidepresivos y psicoterapia reduce sus síntomas hasta un 80 por ciento. La terapia más utilizada es la comportamental-cognitiva, en la que el terapeuta intenta convencer al paciente de que sus preocupaciones son infundadas. Para ello se sirve de argumentos lógicos y expone al paciente al objeto de sus aflicciones. La mejoría se nota a las tres semanas de iniciar el tratamiento, pero la medicación debe mantenerse al menos un año para evitar las recaídas.

La negrita es mía, por cierto, porque es precisamente esto lo que trato de recalcar aqui. Llamo a todos aquellos que apoyan de manera ferviente la eficacia de la terapia psicodinámica (o psicoanalítica, o freudiana, o como más les guste): les reto a superar esta cifra. A ver si me sorprenden.

Espero sentado, by the way. Oskar.

Cómo leemos

Hector me envía esta joya (... pero al parecer le ha llegado por email y no sabe si tiene copyright; si alguien detecta algún problema, por favor, avisad y lo borraremos inmediatamente).


"SI CONSIGUES LEER LAS PRIMERAS PALABRAS EL CEREBRO DECIFRARA LAS OTRAS.

C13R70 D14 D3 V3R4N0 3574B4 3N L4 PL4Y4 0853RV4ND0 D05 CH1C45 8R1NC4ND0 3N 14 4R3N4, 357484N 7R484J484N MUCH0 C0N57RUY3ND0 UN C4571LL0 D3 4R3N4 C0N 70RR35, P454D1Z05, 0CUL705 Y PU3N735. CU4ND0 357484N 4C484ND0 V1N0 UN4 0L4 D357RUY3ND0 70D0 R3DUC13ND0 3L C4571LL0 4 UN M0N70N D3 4R3N4 Y 35PUM4P3N53 9U3 D35PU35 DE 74N70 35FU3RZ0 L45 CH1C45 C0M3NZ4R14N 4 L10R4R, P3R0 3N V3Z D3 350, C0RR13R0N P0R L4 P14Y4 R13ND0 Y JU64ND0 Y C0M3NZ4R0N 4 C0N57RU1R 07R0 C4571LL0 C0MPR3ND1 9U3 H4814 4PR3ND1D0 UN4 6R4N L3CC10N; 64574M05 MUCH0 713MP0 D3 NU357R4 V1D4 C0N57RUY3ND0 4L6UN4 C054 P3R0 CU4ND0 M45 74RD3 UN4 0L4 L1364 4 D357RU1R 70D0, S010 P3RM4N3C3 L4 4M1574D, 3L 4M0R Y 3L C4R1Ñ0, Y L45 M4N05 D3 49U3LL05 9U3 50N C4P4C35 D3 H4C3RN05 50NRR31R.
S2L078S"

Encuentro Virtual Internacional de Psicólogos

Desde la Asociación Asociación Oaxaqueña de Psicología nos han pedido difundir esta información. Se trata de un congreso virtual de psicología que promete ser interesante:

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"A partir de hoy y hasta el 12 de Agosto del 2006 estamos realizando el Primer Encuentro Virtual Internacional de Psicólogos Navegantes. Se puede acceder al encuentro a través del sitio www.conductitlan.net o directamente a la página del encuentro http://www.conductitlan.net/encuentro/encuentro.html

El encuentro es un evento organizado por la Asociación Oaxaqueña de Psicología (México) con el respaldo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Región Sur) de nuestro país. El encuentro tiene como objetivo intercambiar puntos de vista sobre la importancia de la disposición en línea de contenidos filosóficos, técnicos, metodológicos, aplicados y éticos de la psicología. Así como de la vinculación interpersonal de autores, lectores y consumidores.

En él abordaremos los siguientes tópicos: Democratización de la información. Información y poder. Políticas editoriales y marginación. Formatos y límites de materiales Financiamiento de páginas web. Hackers y desinformación. Virus, gusanos y otros bichos. Listas de correos y basura cibernética. Foros de discusión y foros de destrucción. Filtros de visitantes, pagos previos o acceso libre. Necesidades de expresión y/o satisfacción de mercado de lectores. Ontologías de seres virtuales. Arte, Humor e ideologías.

¡Participa en el encuentro! Envía una ponencia durante el periodo de dura el encuentro en formato doc con tipo de letra courier new de 12 puntos a espacio sencillo, sobre cualquiera de los tópicos mencionados anteriormente. Sugerimos textos breves de entre 3 y 5 cuartillas de extensión. Las ponencias pueden ser presentadas en español, en inglés o en portugués y deberán incluir el nombre del autor, la institución en la que colabora, su cargo y su dirección electrónica. Como pie de página se deberá incluir la dirección postal. Las ponencias deben enviarse a Jorge Aguilar a la dirección electrónica: jorgeever@yahoo.com.mx Todos los trabajos serán aceptados y serán colocados en la sección de trabajos libres a mas tardar a las 24 horas de haberse recibido. Los autores recibirán su constancia como ponente avalada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT-Región sur) y la Asociación Oaxaqueña de Psicología, además recibirán las memorias electrónicas del encuentro en el cual se incluirá su trabajo. La participación en el evento no tiene ningún costo.

Desde ahora puedes consultar las ponencias invitadas que ya se encuentran en línea:

- Psicólogos en Internet: Una ontología insensata. Lic. Jaime Ernesto Vargas Mendoza, Presidente Honorario de la Asociación Oaxaqueña de Psicología y Editor del sitio www.conductitlan.net, Centro Regional de Investigación en Psicología de la AOP, Oaxaca, México.

- ¿Qué es un laboratorio virtual de psicología? Dr. Miguel A. Vadillo, Lic. Fernando Blanco y Dra.Helena Matute, Laboratorio de Virtual de Psicología del Aprendizaje, Universidad de Deusto, Bilbao, España.

- Objetos de Aprendizaje y Educación en Línea Dr. José Enrique Díaz Camacho, Director Académico de la Universidad Veracruzana Virtual, Universidad Veracruzana, México. Red ALyC. la Hemeroteca Científica en Línea en Ciencias sociales y Humanidades Dr. Eduardo Aguado López, Dir. General de Redalyc, Fac. de Ciencias Políticas y Administración Pública, UAEMEX, México. Dr. Rosario Rogel Salazar, Dir. Editorial de Redalyc, Fac. de Ciencias Políticas y Administración Pública, UAEMEX, México. Dr. Arianna Becerril García, Coord. de Sistemas de Redalyc, Fac. de Ciencias Políticas y Administración Pública, UAEMEX, México. Dr. Honorio García Flores, Coord. de la Hemeroteca Redalyc, Fac. de Ciencias Políticas y Administración Pública, UAEMEX, México. Dr. Emilio Gerardo Arriaga Alvarez, Coord. de Investigación Redalyc, UAEMEX, México.

- Las posibilidades del Internet para el análisis de la conducta en español. Mtro. Jorge Everardo Aguilar Morales, Presidente de la Asociación Oaxaqueña de Psicología y Editor del sitio www.conductitlan.net, Centro Regional de Investigación en Psicología de la AOP , Oaxaca, México.

Les agradeceremos difundir esta invitación. Reciban todos un cordial saludo desde Oaxaca, México y esperamos su participación.

Jorge Aguilar Presidente Asociación Oaxaqueña de psicología
www.conductitlan.net
jorgeever@yahoo.com.mx

Daniel Dennett y los tipos de mentes: Un intento de comprender la conciencia

Por Fernando Blanco.
(Publicado originalmente en Psicoteca, 2004).

El estudio de la mente humana ha intrigado a los filósofos tanto como a los psicólogos (que somos sus sucesores), aunque ahora estos últimos hayamos acogido el enfoque científico en nuestras investigaciones. Supongo que una vez que consideras a la mente como un objeto de la naturaleza, lo mismo que un ser vivo o un órgano, es cuestión de tiempo el que uno acabe adoptando el método de estudio más característico de los objetos naturales, la ciencia.
Sin embargo, en muchas cuestiones, y en las verdaderamente complejas y que más dolores de cabeza nos provocan, como la comprensión de la conciencia, los filósofos siguen colaborando de una manera valiosa. Si fuera cierto, como reconoce Dennett, que los de su gremio tienden a plantear más preguntas de las que resuelven, pienso también que, en cualquier caso, son esas preguntas cada vez mejor formuladas las que nos llevan a las reflexiones necesarias para avanzar en el conocimiento.
Pero debemos ser justos: Daniel Dennett tampoco es cualquier tipo de filósofo. Su comprensión y conocimiento de las teorías científicas lo convierten en un hábil pensador capaz de abordar temas tan controvertidos como el lenguaje, la cognición, la inteligencia artificial o la evolución biológica, con la solvencia necesaria para convencer o al menos interesar a muchos científicos de alto nivel, como por ejemplo a mi admirado J. L. Arsuaga en Amalur (2002).


En su libro Tipos de mentes, Dennett demuestra valentía al atreverse con el tema de la conciencia, que es uno de los monstruos de aspecto más amenazador a los que podemos enfrentarnos tanto los psicólogos como los filósofos y los neurólogos. Así, nos describe los problemas que encontramos al intentar trazar la línea entre los seres "con mente" y los seres "sin mente". ¿Dónde está la frontera? ¿Puede "pensar" una flor? ¿Una bacteria? ¿Por qué tenemos tan claro que nuestro perrito Tobby sí puede? Sucede que uno puede estar o no de acuerdo con las tesis de este filósofo, pero no cabe duda de que nos pueden llevar a todos a un debate muy enriquecedor y quizá incluso productivo. ¿Quién sabe?
En primer lugar, conviene ser realistas aunque eso suponga llevarnos una pequeña desilusión: parece que queda fuera de nuestro alcance conocer la mente de un ser incapaz de comunicarse con nosotros. Incluso el concluir si tiene mente o no parece un problema irresoluble. No es sólo que estemos ante un área difícil de explorar, sino que, según Dennett, puede ser sistemáticamente incognoscible: habríamos topado con un límite de nuestra propia capacidad de conocimiento del universo y lo más inteligente sería asumirlo como tal. Así pues, es probable que nunca lleguemos a saber si un pez está pensando cuando nada en su acuario, o si un chimpancé medita alguno de sus actos, por inteligentes que éstos nos parezcan.
Puede que de todas formas haya distintas formas de "pensar". Nosotros, los seres humanos, tenemos bien claro que podemos reflexionar sobre nuestras acciones. Hacemos cosas, como caminar o alimentarnos, pero también somos capaces de subir un escalón más: podemos pensar y meditar acerca de nuestro acto de caminar o de ingerir alimentos. Desde nuestra posición nos parece poco probable que otros seres vivos puedan llevar a cabo una operación análoga (además, como ya se ha dicho, seguramente es imposible comprobar si esa operación tiene lugar). Una buena parte de los seres vivos serían entonces meros autómatas, que realizarían acciones a veces aparentemente muy inteligentes pero sin advertir que lo están haciendo, ni por qué (a ellos les basta con el saber cómo se hace determinada cosa).
Tómese un ejemplo cualquiera, como el ingenioso diseño hexagonal de las celdas que forman el panal en las colmenas de la abeja común, ese que tanto asombró a Darwin en "El Origen de las especies" (1859). A pocos de nosotros, con la excepción de los ingenieros y matemáticos, se nos ocurriría una forma similar de conjugar el aprovechamiento máximo del espacio con la capacidad de almacenamiento y el ahorro de material. Incluso el propio Darwin tuvo que consultar el asunto con un conocido matemático, para poder advertir la maravilla de ingeniería que habitaba en cada colmena. ¿Son las abejas una especie de "ingenieros diminutos", capaces de proyectar obras de diseño asombroso? ¿Contiene el pequeño cerebro de toda abeja el conocimiento que a un arquitecto le lleva años adquirir con gran esfuerzo? Ciertamente, esto se nos hace difícil de creer. Parece más bien que las abejas están dotadas de los mecanismos mínimos para realizar la obra (el "saber cómo"), siendo innecesarios otros conocimientos, o la mera capacidad de reflexión acerca de lo que están haciendo. La calificación de autómatas, o robots naturales, les viene pues que ni pintada a las ajetreadas obreras.
Podemos simplificar el ejemplo todavía más, e incluso remitirnos a entes que no están estrictamente vivos. Algunas macromoléculas exhiben comportamientos que suelen representarse con la metáfora de la "llave y la cerradura": una enzima, por ejemplo, es una proteína que está flotando pasivamente, no hace nada, hasta que por casualidad se topa con otra molécula específica (la cerradura en la que encaja su llave) y entonces realiza una determinada acción con ella (por ejemplo, en nuestro sistema digestivo podemos encontrar enzimas que "trocean" las moléculas que ingerimos en piezas más pequeñas). Por supuesto, aunque estas macromoléculas, al igual que las abejas, realicen acciones (es decir, tengan algún tipo de conducta, aun entendida ésta en un sentido amplio), es muy dudoso que sean sujetos racionales, que sólo actúan después de haber deliberado conscientemente los pros y contras de su acción.¡Ni siquiera son entes vivos!
Como recuerda Dennett, todos los seres vivos descendemos de las moléculas que un día, hace miles de millones de años, comenzaron a autorreplicarse, iniciando con ello el proceso de selección natural (véase El gen egoísta, de R. Dawkins, 1993). Usando las mismas palabras del filósofo, "¡nuestra tatara... tatara... tatarabuela fue un robot!" (Dennett, 1996).
Lo más curioso no es que descendamos de estos agentes automatizados, sino que de hecho estamos compuestos de cientos de miles de pequeños robots. Todo nuestro cuerpo (incluyendo nuestro cerebro, claro) no es más que una maquinaria hecha a partir de moléculas "estúpidas" que llevan a cabo todas las tareas que nos permiten sobrevivir tal y como lo entendemos. Nadie ha tenido que decirle a la hemoglobina en qué consiste su tarea, o cual es su finalidad última. Una vez más, Dennett emplea una buena metáfora para ilustrar la cuestión, al utilizar como ejemplo las novelas de espías, donde cada agente está supeditado a su organización secreta o servicio de inteligencia, y recibe sólo la información justa que requiere para llevar a cabo su tarea. No necesita saber para qué requieren sus servicios, le basta con saber cómo cumplir su misión. Es un principio lógico de seguridad y economía (no debe darse a ningún agente más información de la estrictamente necesaria), que en este caso ejemplifica nuestro propio sistema de organización. Para Dennett todos esos conocimientos que almacenan nuestros órganos, o las moléculas que los forman, podrían entenderse como unas "protomentes", previas a lo que nosotros llamaríamos una mente "auténtica", que contienen información (el cómo hacer determinadas cosas, pero no el por qué). Aun así no deja de sorprenderme el que una horda innumerable de robots con distintas funciones puedan conformar un ente pensante y con conciencia como un ser humano.

En uno de los capítulos más interesantes de su libro, Dennett se propone clasificar sistemáticamente los distintos tipos de diseño que ha generado la naturaleza para hacer frente a esa tarea que debe cumplir toda mente, la de "construir futuro". De este modo, los organiza en una "torre de la generación y la prueba" de complejidad creciente. Conforme ascendamos por sus pisos encontraremos mejores soluciones a ese problema, los organismos encontrarán los mejores movimientos de manera más satisfactoria. Vamos, pues, a comenzar nuestra ascensión desde la planta baja de la torre:
Las criaturas darwinianas son los organismos más sencillos desde el punto de vista del comportamiento. Su gama de conductas se reduce a un abanico poco variado y extremadamente rígido, grabado en los genes del individuo. Volviendo a la metáfora de la llave y la cerradura, ante un problema determinado (una cerradura), cada criatura darwiniana dispone de una llave (una conducta innata, obtenida mediante la herencia). Claro está, la llave puede ser la correcta o no, y esa diferencia decide la proliferación de unos individuos y la reducción del número de otros, los de las llaves "defectuosas", mediante el proceso de la selección natural. Es esa selección natural la que va puliendo la conducta de las criaturas darwinianas (meros autómatas, como las macromoléculas o los seres unicelulares) a través de las generaciones, al escoger para la supervivencia a los portadores de los comportamientos mejor adaptados.
El segundo piso de la torre lo constituyen las criaturas skinnerianas, llamadas así en honor al psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner. Las criaturas skinnerianas presentan la novedad de poseer cierta plasticidad en su comportamiento. Ante un problema dado, pueden ir probando a ciegas las distintas variantes de conducta que son capaces de generar (es como disponer de un juego de llaves e ir introduciendo una tras otra en la cerradura), hasta que por casualidad dan con una que funciona y dispara el efecto deseado. Esto por sí sólo ya constituye cierta ventaja, pero es que además las criaturas skinnerianas cuentan con un sistema de refuerzo que hace que las conductas "correctas" aumenten su probabilidad en el futuro. Es decir, que la próxima vez que se enfrenten a la misma cerradura, podrán utilizar la llave correcta a la primera, sin tener que probar con todas las demás. Eso es una forma de aprendizaje. Los psicólogos siempre han hecho notar la interesante analogía entre el proceso de aprendizaje relatado por los conductistas y la selección natural, en tanto que ambos son mecanismos que operan sobre una materia prima (las distintas conductas o los genes) necesariamente variable, y seleccionan aquellos elementos más adaptativos para la supervivencia del ente. Parece ser que la mayoría de los animales son capaces de aprender en estos términos, es decir, que pueden modificar su pauta de comportamiento en función de la historia pasada y el entorno.
El aprendizaje que observamos en una criatura skinneriana no deja de ser útil pero tiene un riesgo evidente, y es que dado que el proceso de prueba y error es ciego, uno de los primeros errores que cometa puede matarla sin más. Necesitamos mayor refinamiento. Una buena forma de evitar ese peligro es realizar una selección previa de las posibles conductas, para descartar aquellas que claramente conduzcan al fracaso. Y esto es precisamente lo que hacen las criaturas popperianas (Dennett las llama así en honor al filósofo Karl Popper), permitir que sus hipótesis mueran en lugar de morir ellas mismas. Es como si las llaves fuesen probándose no en el espacio real, sino en uno imaginado.
¿Cómo tiene lugar el proceso? Toda preselección es en realidad un filtro, en este caso, se trata de un entorno interno seguro en el cual se pueden llevar a cabo algunas pruebas sin miedo a sufrir daños. Ese entorno seguro, para ser útil, debe contener información relevante acerca del mundo, pero no necesita ser una "réplica" exacta del mundo, con todo lujo de detalles.
Aunque es difícil poner a prueba este tipo de cuestiones, parece que todos los vertebrados y la gran mayoría de los invertebrados somos capaces de llegar a este piso de la torre (contenemos, pues, los tres tipos de mente que hemos visto). Pero aún queda un último paso que dar para encontrarnos con un diseño revolucionario que nos ayudará a comprender cómo actuamos los seres humanos.
Nos encontramos sin duda ante el piso más controvertido y llamativo de toda la torre de Dennett. Las criaturas gregorianas toman su nombre de Richard Gregory, psicólogo que advirtió la importancia de lo que él llama inteligencia potencial. Según Gregory, una herramienta, como un hacha o unas tijeras, no sólo es un fruto de la inteligencia de su creador, sino que constituye una fuente de inteligencia adicional para aquel que la usa. Cuando le damos unas tijeras a alguien, multiplicamos su capacidad de hacer movimientos inteligentes (aumentamos su inteligencia potencial). Cuanta más inteligencia haya en el diseño de una herramienta, mayor será la inteligencia potencial confiada a su usuario (un hacha sencilla y tosca no es el tipo de herramienta más adecuada para cortar el papel, pero las tijeras, con un diseño más inteligentemente dirigido a ese cometido concreto, permitirán a su usuario mayor habilidad). Vemos así cómo las herramientas (su fabricación y su uso) constituyen un salto importante en la capacidad de los seres vivos para realizar tareas cada vez más complejas y útiles con más eficacia.
Dennett resalta nuestra costumbre como seres gregorianos de descargar en el medio la mayor parte de nuestras tareas cognitivas, a través de marcas, claves, disparadores de costumbres (la escritura también sería un tipo de estos dispositivos o recordatorios externos), de modo que nuestro cerebro queda libre para trabajar en otra cosa, y siempre puede recuperar esa información que queda almacenada en el entorno para reprocesarla o representarla (por usar otra de las metáforas del libro, nuestro cerebro albergaría sólo unos índices que nos permitirían acceder a la información que hemos ido diseminando en el exterior, en la biblioteca, los cuadernos de notas... la mente humana no se restringiría a las limitadas fronteras físicas de nuestro cerebro, sino que abarcaría todos esos dispositivos externos en los que descargamos nuestras tareas y sin los cuales nos veríamos muy disminuidos).
Pero no sólo los objetos externos pueden servir como fuente de inteligencia potencial para la criatura gregoriana, no menos importantes son las "herramientas mentales". Un tipo de herramienta mental o interna que representa un paso realmente gigantesco en la evolución humana lo constituyen las palabras. Utilizando los conceptos y las palabras como "muletas" para elevarse aprovechando el conocimiento de otros, la criatura gregoriana alcanza niveles de inteligencia que serían impensables si no contara con esas ayudas. Pero además, al incorporar las palabras a nuestro universo imaginado, y jugar con ellas combinándolas de diferentes formas, aquellas criaturas fueron dando el paso revolucionario desde el mero "hacer cosas", sin saber que las hacían, a la auténtica reflexión acerca de los propios actos, eso que estamos de acuerdo en llamar conciencia. He ahí el paso definitivo que marca la diferencia entre los animales no humanos (con capacidad de crear y manejar conceptos, qué duda cabe, pero seguramente sin capacidad de reflexionar sobre esa capacidad) y los seres humanos (con su salto a lo metafísico, capaces de proezas como pensar sobre el acto de pensar). Parece que, después de todo, sí que somos únicos. Y si el lenguaje (manejo de herramientas mentales) es el requisito previo para pasar esta frontera, ya tenemos la pista, me atrevo a especular, para ir intentando identificar el momento en que los seres humanos se hicieron, por fin, humanos en toda regla.

Referencias
  • Arsuaga, J. L. y Martínez, I. (2002). Amalur: del átomo a la mente. Madrid: Booket / Temas de Hoy.
  • Darwin, C. (1991). El origen de las especies. Barcelona: RBA.
  • Dawkins, R. (1993). El gen egoísta. Barcelona: Salvat.
  • Dennett, D. C. (1996). Tipos de mentes. Madrid: Debate.

    Fuente original de este artículo: Blanco, F . (2004). Daniel Dennett y los tipos de mentes: Un intento de comprender la conciencia. Psicoteca, http://www.psicoteca.com
  • Somos racionales... hasta cierto punto

    Por Luis Aguado
    (Publicado originalmente en Divulc@t)

    Como normas de la razón contarían, por ejemplo, las de la lógica, la estadística o la probabilidad. Pero aunque hay quienes afirman que los seres humanos somos estadísticos, o incluso físicos o biólogos (!y no digamos psicólogos!) "intuitivos", lógica, estadística, teoría de la probabilidad, física, biología y, por supuesto, la psicología científica, son en realidad laboriosas creaciones de la mente humana; laboriosas, quizá, porque han sido creadas precisamente en contra del modo en que nuestra mente opera de modo espontáneo o "natural". Un modo de operación que, según los cánones usuales de la racionalidad, tal vez no sea tan perfecto...

    Los psicólogos cognitivos (1), que tratan de averiguar cómo funciona realmente nuestra mente, cómo aprendemos, recordamos o tomamos decisiones, vienen desde hace tiempo cuestionando los límites de la racionalidad humana. Vista con el microscopio de las técnicas experimentales de la psicología cognitiva, nuestra conducta resulta mucho menos "racional" de lo que nos gustaría creer y más guiada por intuiciones y atajos mentales que proporcionan soluciones más aproximativas que óptimas y siempre proclives al error.

    Dos Nobel "irracionales"
    Es llamativo que en las pocas ocasiones en que el premio Nobel ha sido otorgado a científicos cuya investigación se centra en el comportamiento humano, el galardón haya sido concedido a investigadores que se han ocupado precisamente de estudiar los límites de nuestra racionalidad. No es coincidencia que, además, esos premios se hayan otorgado en el campo de la economía, ya que los intercambios económicos son, en último término, intercambios entre personas que toman decisiones a partir de estimaciones sobre lo que resulta más o menos conveniente en una situación concreta.

    En 1978, el Nobel de economía fue concedido a Herbert Simon (2), bien conocido por sus estudios sobre los procesos de elección y solución de problemas desde la óptica de la computación y la inteligencia artificial. A finales del pasado año, el Nobel de Economía volvió a recaer en otro especialista de la toma de decisiones, el israelí Daniel Kahneman (3) (actualmente en la Universida de Princeton), cuyos trabajos, igual que los de Simon, han encontrado un amplio eco no sólo en el ámbito de la psicología sino en el más mundano y pragmático de la economía (muchos de los trabajos de estos dos investigadores han sido publicados principalmente en revistas de economía).

    El punto de partida de Simon y Kahneman fue la constatación de que la idea de un ser humano omnisciente y en posesión de todos los datos necesarios para tomar una decisión que dé resultados óptimos es aplicable en raras ocasiones. La capacidad limitada de nuestra memoria inmediata, la incertidumbre acerca de las consecuencias de nuestras acciones y la simple falta de información, hacen que frecuentemente tomemos decisiones guiados por una racionalidad limitada y emitamos juicios que a duras penas se ajustan a la realidad. El interés que esta constatación tiene en el campo de la economía es obvio. En las decisiones microeconómicas, dependientes de agentes individuales, un modelo de elección basado en la racionalidad absoluta, en el manejo implacable de las leyes de la lógica o los cálculos estadísticos, es irreal y, por tanto, da origen a predicciones erróneas.

    Los numerosos estudios conductuales realizados por Kahneman indican que la toma individual de decisiones en situaciones de incertidumbre, es decir, en situaciones en que el sujeto sólo dispone de datos parciales en que basar su elección, no responde a los cánones de la racionalidad entendida en un sentido estricto, sino que se basa en un variado arsenal de sesgos, prejuicios y soluciones "a priori". Pero una "ciencia de la irracionalidad" no sería posible si esos métodos un tanto "chapuceros" de resolver problemas fuesen aleatorios e idiosincráticos. Lo que los científicos de la irracionalidad han demostrado es, por el contrario, su carácter sistemático y predecible. En el ámbito de la conducta económica, por ejemplo, un individuo que deba tomar una decisión en una situación relativamente compleja y con un cierto grado de incertidumbre no actuará necesariamente de acuerdo a las leyes "objetivas" de la probabilidad y a la regla del máximo beneficio, pero tampoco se comportará de modo totalmente aleatorio, si entendemos como tal una conducta absolutamente impredecible o inexplicable.

    Heurísticos y sesgos: un arma de doble filo
    Kahneman ha aplicado sus teorías tanto a la toma de decisiones como a los juicios que continuamente realizamos acerca de cosas como la probabilidad de aprobar unas oposiciones o la adecuación de varios candidatos que aspiran a un puesto de trabajo. El asunto no es trivial, porque estos juicios determinan elecciones que tienen consecuencias decisivas sobre la vida de los demás y la nuestra propia. Numerosos estudios sobre estas cuestiones han demostrado que las personas recurrimos de forma sistemática a atajos mentales ("heurísticos" (4) en la jerga de la psicología cognitiva) que nos permiten realizar evaluaciones basándonos en datos parciales. Lo curioso es que empleamos estos atajos cognitivos aun cuando dispongamos de datos adicionales que posibilitarían una evaluación más ajustada. Cuando ocurre esto, manifestamos sesgos en nuestros juicios, que se apartan sistemáticamente de la "verdad".

    Dos de los heurísticos más estudiados por Kahnenam han sido los de representatividad y disponibilidad. Supongamos la siguiente descripción de un estudiante:

    "Marcos es un jóven metódico, nada interesado por la política y cuya diversión principal son los ordenadores"

    ¿Qué le parece más probable?, ¿Que Marcos sea estudiante de ingeniería ó de humanidades…?

    Cuando se hacen preguntas de este tipo, la mayoría de la gente tiende a decir que seguramente Marcos estudia ingeniería. Un juicio así resulta, según Kahneman, de la aplicación automática (inmediata, no meditada) del heurístico de representavidad. Suponemos que Marcos estudia ingeniería simplemente porque su descripción encaja con un cierto prototipo o estereotipo del estudiante de ingeniería. Pero esto implica pasar por alto el hecho de que los estudiantes de humanidades o "letras" son mucho más abundantes que los de ingeniería, con lo cual es mucho más probable encontrar estudiantes de humanidades que se correspondan con la descripción de Marcos.

    La aplicación del heurístico de representatividad, por tanto, sesga nuestro juicio en una dirección contraria a la que se derivaría de aplicar las reglas básicas de la probabilidad. Es curioso que la gente mantenga este tipo de sesgo aun cuando la pregunta vaya acompañada de información explícita acerca de las proporciones relevantes (por ejemplo, que Marcos procede de una muestra en la que el 70% de personas son estudiantes de letras y el 30% de ingeniería).

    Sesgos como los producidos por el heurístico de representatividad no son meras curiosidades de laboratorio y son parte del fundamento de ciertos prejuicios sociales que a veces son empleados para justificar conductas o leyes inapropiadas. Por ejemplo, cuando juzgamos o predecimos la conducta de un miembro concreto de un determinado colectivo, como los inmigrantes, tendemos muchas veces a basarnos en estereotipos supuestamente representativos, ignorando datos objetivos de frecuencia y probabilidad.

    En muchas ocasiones, juzgamos la probabilidad de un hecho fiados de la facilidad con que podemos imaginar o recordar hechos de la misma clase. Por ejemplo, podemos estimar que la probabilidad de ser asaltado en un determinado barrio de la ciudad es muy alta basándonos en el conocimiento de que una persona próxima fue asaltada en ese barrio. En este caso, el juicio de probabilidad muestra un sesgo dictado por la aplicación del heurístico de disponibilidad (juzgamos como probable lo que es coherente con la información que, por su recencia o su relevancia personal, tenemos a nuestra disposición en ese momento). Este sesgo se mostraría claramente si, a pesar de saber que en otro barrio también se dan asaltos considerásemos, sin embargo, que es menos probable que nos asalten en él.

    En un clásico ejemplo de este efecto, Kahneman pidió a distintos grupos de personas que juzgasen la proporción de hombres y mujeres en una lista recién presentada de nombres célebres. Esos juicios se desviaban de la realidad justamente a favor del sexo cuyos representantes fuesen más conocidos, es decir, de la información más sobresaliente o disponible. Por ejemplo, aunque la lista hubiese contenido igual proporción de hombres que de mujeres, si las mujeres eran en conjunto más famosas que los hombres después se juzgaba que la lista había contenido más mujeres que hombres.

    Quizá pensemos que estos sesgos son sólo cosa de la gente de la calle, no entrenada en las sofisticadas normas de la estadística y la probabilidad. Pero no, los científicos, cuyo oficio consiste en gran parte en contrarrestar las imprecisiones del pensamiento "vulgar", caen en las mismas trampas y, por ejemplo, muestran en la práctica una creencia en lo que Kahneman y su ya desaparecido colaborador Amos Tversky llamaron la "ley de los pequeños números", manifestando una infundada confianza en la replicabilidad de datos experimentales obtenidos a partir de muestras reducidas de casos o sujetos. Los científicos le tienen tanto cariño a sus datos que actúan como si creyeran que una muestra de 10 casos es representativa de toda una población y que los resultados no variarían sustancialmente si volvieran a intentarlo con 1000 casos más.

    No siempre elegimos lo que más nos conviene
    En lo que se refiere a la toma de decisiones, Kahneman ha propuesto una "teoría prospectiva", basada en principios bastante diferentes a los de la racionalidad tradicional. Desde un punto de vista racional, por ejemplo, la preferencia por una u otra actividad dependerá del valor (objetivo, absoluto) esperado de las consecuencias de cada una de ellas; una apuesta que nos da con una probabilidad n una ganancia de valor X será siempre preferible a otra que nos da con una probabilidad mayor que n una ganancia de valor mayor que X. Es más, esto será cierto no importa de qué manera se nos presente la elección.

    La teoría prospectiva, sin embargo, supone que el valor que otorgamos a un determinado bien o a una determinada consecuencia de nuestra conducta no es absoluto, sino relativo respecto a un nivel inicial de partida (500 euros son "mucho" si partimos de un nivel inicial de 2000, pero "poco" si partimos de un nivel inicial de 200000). Otro postulado es que las funciones de valor no son lineales y difieren según que el valor sea positivo (ganancias) o negativo (pérdidas).

    No son lineales porque, de modo similar a lo que ocurre con la percepción de cualidades sensoriales como el peso de dos objetos, a medida que el valor absoluto aumenta las diferencias entre valores se hacen subjetivamente menores (la diferencia entre 5000 y 5550 es subjetivamente menor que la diferencia entre 500 y 550). Difieren según el signo del valor porque un mismo valor absoluto (50) se aprecia de modo diferente según sea positivo o negativo (nos importaría más perder 50 euros que ganarlos, un ejemplo de lo que se ha llamado "aversión al riesgo"). Kahneman ha demostrado que en pequeñas situaciones simuladas de juego con ganancias y pérdidas económicas, la conducta de los jugadores se ajusta a lo predicho por la teoría prospectiva. Y muchos economistas consideran que esta teoría podría proporcionar una descripción realista de las decisiones económicas en situaciones de riesgo o incertidumbre.

    La felicidad está en los ojos del que mira
    En su aportación más reciente, Kahneman ha extendido sus teorías al ámbito más accesible y cotidiano de la felicidad personal o, más bien, a nuestras apreciaciones subjetivas sobre ella. Y, por supuesto, en este terreno nuestros juicios son también sesgados y pueden jugarnos malas pasadas si hacemos que de ellos dependan cosas como hasta qué punto valoramos a nuestra pareja o estamos contentos con el barrio o el país en que vivimos.

    Kahneman ha demostrado que cuando evaluamos retrospectivamente nuestras experiencias negativas pasamos por alto una dimensión tan fundamental como su duración. Cuando, por ejemplo, valoramos sobre la marcha el dolor físico producido por un tratamiento médico o el dolor psicológico derivado de un proceso de separación, nuestra apreciación es ajustada al dolor actual. Sin embargo, cuando la evaluación es retrospectiva nos basamos fundamentalmente en el momento en que experimentamos más dolor y en el grado de dolor que experimentamos al final del tratamiento (o cuando se consumó la separación), sin tener en cuenta su duración total, es decir, la cantidad total de dolor experimentada.

    Los sesgos aparecen igualmente cuando nos comparamos con los demás. Dos personas que viven en distintas regiones pueden considerarse igualmente felices, pero cuando una de esas personas se compara con la otra tiende a considerar que esta es más feliz si vive en una región de mejor clima o en la que el acceso a diversiones o bienes culturales es mayor. La percepción de lo felices o desgraciados que somos es, por tanto, subjetiva y, en el sentido clásico, irracional.

    Conclusión
    Las teorías de Kahneman y otros investigadores que se han ocupado de los límites de la racionalidad humana nos dan una visión de nuestra inteligencia práctica que no coincide con los cánones de productos culturales refinados como la estadística, la lógica o, en general, el pensamiento científico. Esto no quiere decir que nuestros juicios, conductas y decisiones sean consecuencias del azar y, por tanto, no sean explicables de un modo similar a como hemos logrado explicar otros ámbitos de la naturaleza.

    La contribución fundamental de estos investigadores ha sido, precisamente, mostrar que juicios y comportamientos que aparentemente resultan irracionales y poco inteligentes son consecuencia de la actuación de una inteligencia relativamente humilde y aproximativa que, a falta de métodos más exactos, hace continuamente apuestas sobre la realidad. Si fuésemos por naturaleza tan buenos biólogos, psicólogos o estadísticos ¿para que demonios necesitaríamos la ciencia?

    Notas
    (1) Psicología cognitiva: en su sentido más general, la psicología cognitiva es el estudio del funcionamiento de los procesos mentales (por contraposición a la psicología conductista, enfoque dominante hasta la década de 1960, en que la investigación de lo mental comenzó a ganar respetabilidad científica). El punto de partida de la psicología cognitiva es la consideración de la mente como un sistema procesador de información. En las últimas décadas, el estudio científico de la mente y de la conducta ha experimentado un impresionante avance e integra distintos niveles de análisis, desde los procesos subcelulares en las neuronas hasta la actividad de grandes sistemas cerebrales y los procesos de memoria, el razonamiento o las emociones.
    (2) Herbert Simon recibío en 1978 el Nobel de Economía "por su investigación pionera sobre los procesos de toma de decisiones dentro de las organizaciones económicas".
    (3) Daniel Kahneman recibió en 2002 el Nobel de Economía "por haber integrado intuiciones procedentes de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo tocante a los juicios y decisiones humanas bajo incertidumbre". El premio fue compartido con el economista Vernon Smith "por haber establecido la experimentación de laboratorio como una herramienta empírica para el análisis económico, especialmente en el ámbito de los mecanismos mercantiles alternativos".
    (4) Heurístico: un procedimiento basado en la experiencia, que no garantiza una solución cierta pero resulta útil con una cierta probabilidad. Se contrapone a los "algoritmos", que son procedimientos bien especificados que garantizan una solución cierta. Las reglas aritméticas, por ejemplo, son algoritmos. Multiplicar cualquier número por 2 garantiza que siempre obtendremos un mismo resultado (el doble del número multiplicado), pero agitar la televisión cuando se corta la imagen no garantiza que se reestablezca la transmisión, aunque alguna lo haga.

    Bibliografía
  • Sutherland, S. (1996). Irracionalidad. El enemigo interior. Madrid: Alianza Editorial. Un libro ameno y accesible sobre las "desviaciones" del pensamiento racional.

    Enlaces:
  • Premios Nobel de Economía 2002
  • Teoría de modelos mentales

    Fuente original de este artículo: Aguado, L. (2003). Somos racionales... hasta cierto punto. Divulcat, http://www.divulcat.com
  • Psicología de los fenómenos paranormales

    Por Ramón Ordiales
    (Publicado originalmente en Homo Webensis)

    La inmensa mayoría de las justificaciones de los fenómenos paranormales se basan en “testimonios” más o menos numerosos de personas que afirman haber tenido experiencias extraordinarias.
    Debería recordarse a los supuestos “especialistas” en fenómenos paranormales que el testimonio nunca es prueba de nada. Y esto es así por diversas razones. La primera es que cabe la posibilidad de que el testigo o testigos nos estén mintiendo por diferentes motivos; la segunda es porque nadie es completamente objetivo al describir sus experiencias vividas, sobre todo si en esa experiencia se han mezclado sentimientos de gran carga emocional; la tercera y última es que existen numerosos procesos psíquicos que alteran la percepción y/o rememoración de lo sucedido y que impiden una correcta interpretación del suceso, o incluso que fabrican sucesos que, simplemente, nunca han existido.
    Con esto no estoy acusando a las miles de personas que día a día afirmar ser testigos de sucesos paranormales de ser “locos” o “histéricos” pero si quiero dejar constancia de un sin fin de fenómenos estudiados en psiquiatría que tienen conexión con numerosas afirmaciones e interpretaciones paranormales y en donde la mayoría de sujetos que lo padecen son personas sanas.
    La personalidad también influye en la percepción de lo ocurrido; dos tipos de personalidades cabrían destacarse: La “histérica” que suele vivir con gran emoción lo sucedido desproporcionando hechos sin importancia y la “mistica” que se recrea buscando explicaciones sobrenaturales a cada uno de los acontecimientos de su vida.
    Por último, señalar que hay dos tipos de trastornos graves especialmente dados a los fenómenos paranormales:
    La Esquizofrenia con muchísimas graduaciones que van desde la desconexión total con la realidad, viviendo el sujeto en un mundo de fantasía, hasta leves formas en donde fantasía y realidad se mezclan levemente en forma de alucinaciones de diverso tipo, sensaciones, manías, etc…
    La Paranoia en la que el sujeto, a pesar de tener una vida normal, tiene un “pensamiento extraño” se le ha metido “algo” en la cabeza… Si la paranoia es manía persecutoria pensará que el gobierno le engaña, que los extraterrestres le vigilan, que hay personas o cosas vigilándole escondidas en los armarios, etc… Si por el contrario el sujeto tiene megalomanía, el se creerá un gran mago, sacerdote, salvador, dios, demonio, inventor, etc… pero en cualquier caso se cree dotado de algún “don” especial que le hace superior a los demás y que debe ser digno de admiración, seguimiento y devoción.
    Dichas formas de locura extrema no son las únicas que pueden alimentar el fenómeno paranormal. Por eso voy a intentar desglosar diversos tipos de alteraciones, en muchísimos casos leves y sin ninguna consecuencia patológica, que pueden explicar gran parte de los testimonios paranormales.

    Para una mejor lectura los voy a clasificar por la naturaleza de la alteración.

    Alteraciones de la memoria
    Tienen gran importancia clínica, de hecho, son uno de los indicadores más sensibles de disfunción o daño cerebral. Sin embargo existen muchísimas alteraciones de la memoría en sujetos sanos que en un momento dado pueden falsear la evocación y los detalles de un suceso determinado. Está claro que si ha habido cualquier fallo en la memoria los recuerdos y sentimientos evocados tenidos como ciertos no lo serán tanto.

    Amnesia Disociativa o Psicógena
    Un suceso ha sido olvidado debido a que el sujeto ha experimentado un gran impacto emocional. Un tipo característico es la “amnesia de combate” donde un soldado olvida lo sucedido durante la batalla.
    En dicha amnesia, los recuerdos subyacentes quedan “reprimidos” y pueden manifestarse de diversa manera, normalmente recordando en pesadillas los sentimientos de angustia (por ejemplo, una mujer victima de abusos sexuales experimenta a través de alucinaciones que la están violando justo antes o después de dormirse). Aquí las alucinaciones hipnagónicas (ver más abajo) representaría la via de escape a dichas emociones reprimidas.
    Un sujeto con semejantes experiencias podría indicar que ha sido violado por extraterrestres, demonios, ángeles o cualquier ente que se le ocurra. Por tanto un experto debería sospechar de cualquier suceso que ocurra al acostarse o despertarse el testigo.

    Fuga Disociativa o Psicógena
    Es un trastorno próximo a la amnesia disociativa en la que se suman, además de una incapacidad del sujeto para recordar lo sucedido, un viaje lejos del hogar o del lugar habitual de trabajo y un cambio de identidad parcial o completa. En estas circunstancias, el sujeto podría interpretar a partir de vagos recuerdos de luces o sonidos que ha sido “raptado” o “manipulado” o “poseído” por desconocidos que le han abandonado luego en algún paraje lejano. Más angustiosa sería la interpretación de que ha sido “poseído” por algún demonio y le ha hecho deambular por la ciudad.

    Déja vu, Déja vécu o Déja
    Fenómeno muy común que a todo el mundo le acontece varias veces a lo largo de la existencia. Y que es causa de numerosas explicaciones paranormales.
    El sujeto tiene la impresión equivocada de haber visto, oído o vivido una situación con anterioridad, cuando en realidad se trata de una experiencia nueva. La mayoría de las personas afirma que habían soñado con esa escena dias o meses antes de que ocurriera y muchas de esas personas creen erróneamente que han conseguido adivinar el futuro. Suele ocurrir más frecuentemente en personas con leves ataques de epilepsia sin mostrar otro síntoma que el “deja vu” con lo que el sujeto afirma una y otra vez que puede adivinar el futuro.

    Criptomnesia
    También denominada Reminiscencia. Una persona recuerda algo leido u oido en alguna ocasión. El recuerdo evocado no es reconocido como tal y se toma como algo nuevo y original. Una persona que sufre de criptomnesia hace un comentario ingenioso, escribe una melodía inolvidable, sin darse cuenta que está citando (plagiando) mas que hacer algo original. A veces el sentimiento de genialidad es tan profundo que la persona puede desarrollar una megalomanía. Por ejemplo, creerse un genio de la física que redescubre por sus propios médios lo que otros autores han tardado siglos, etc… cuando realmente está recordando sus estudios de hace años.

    Confabulación
    Falsificación de la memoria que aparece en un estado de conciencia lúcida y habitualmente asociada a una amnesia. El sujeto evoca una historia falsa sobre acontecimientos pasados, generalmente relacionados con su propia biografía y a menudo en respuesta a preguntas sugestivas de un examinador. Parece creer lo que dice, sin ser consciente de sus errores y no se observa intención de engañar al interlocutor, sino más bien de rellenar el hueco producido por su amnesia.
    Suele ser frecuente bajo hipnosis cuando se le insta al sujeto a recordar algo que no le es posible hacerlo, lo peor es que esa fabulación inconsciente queda “añadida” a sus recuerdos como un hecho real indistinguible de sus otras vivencias.
    Aquí se pone de manifiesto uno de los mayores peligros de las terapias de hipnosis. Los pacientes pueden fácilmente recordar episodios de “abduccion”, “vidas pasadas” y todo tipo de experiencias falsas, y, además, añadir esos recuerdos y emociones a sus recuerdos vitales.

    Pseudología fantástica o mitomanía
    Es un relato inventado de experiencias personales que supuestamente le han acontecido al sujeto. Son historias aparentemente verosímiles y donde el sujeto es protagonista. Busca el aprecio del interlocutor y ensalzar la estima personal. A veces, el paciente confrontado con la realidad de los datos reconoce que estaba mintiendo, sin embargo, parece inclinado compulsivamente a generar nuevas fantasías que incluso llega a creerse. Se diferencia de la confabulación en que las historias son mucho más elaboradas y que hay una intencionalidad de protagonismo. Una persona con estas características podrá contar todo tipo de experiencias paranormales con fantasmas, ovnis, etc… no solo eso, podría incluso adoptar el papel de un Indiana Jones que ha vivido todo tipo de experiencias recorriendo medio mundo y viviendo peligrosamente. Muchos magufos podrían ser simplemente mitómanos empedernidos y en donde sus seguidores se engargaran de alimentar una y otra vez su ego.

    Alteraciones de la percepción
    Esta es una de las fases más delicadas del organismo, se trata nada más y nada menos que de la captación de los datos… si la percepción es alterada, los hechos objetivos mismos se ven alterados y el sujeto no podrá darse cuenta de que está viviendo una experiencia falsa.

    Traslaciones de la calidad de las sensaciones
    Cambios en el brillo, intensidad o color de los objetos percibidos y cambios en la forma percibida (micropsia y macropsia). Pueden deberse a intoxicación o incluso a fiebre. Algunas drogas como la mescalina hace que las partes del cuerpo aparezcan como cortadas o separadas en el espacio.

    Extrañeza perceptiva
    En esta alteración, lo percibido es reconocido, a nivel consciente, como familiar, pero es “vivido” subjetivamente como algo completamente nuevo, extraño o irreal. No se encuentran alterados ni los elementos de la sensación, ni la aprehensión de su significado, ni el juicio de la percepción en su conjunto; sólo el sentimiento de familiaridad o reconocimiento que acompaña a la percepción. La persona puede elucubrar todo tipo de explicaciones, incluso la presencia de un “manto” o “niebla”. Suele asociarse a ideas de “fantasmas”.

    Percepción cambiada del tiempo
    El sujeto puede sentir que su percepción del tiempo ha cambiado de manera que éste parece discurrir muy lento, muy rápidamente o cambiar su “tempo”. Puede parecer que el tiempo se ha detenido por completo. Puede asociarse a ideas de presencia de entes sobrenaturales.

    Ilusiones afectivas
    Es un estado afectivo especial el que determina su producción. Un niño asustado en la oscuridad puede ver en las sombras de la habitación personas amenazantes. Durante el periodo de duelo es muy frecuente que una viuda reconozca a su marido muerto entre la multitud.

    Pareidolias
    Ocurren en una proporción importante de la gente normal. Su aparición es más frecuente en los niños que en los adultos. Consisten en imágenes creadas por nuestra imaginación trabajando sobre elementos de la realidad, en cierto modo amorfos o imperfectos. Son las imágenes que nos parece ver en los contornos y claroscuros de las nubes, y sobre las manchas y desconchones de la pared. Un caso típico son las personas que dicen ver el rostro de Jesucristo en una pared de una casa o en el suelo de una habitación. Las pareidolias se vuelven más intrincadas y detalladas cuanto más nos fijamos en ellas, llegando a convertirse en una obsesión.

    Imágenes eidéticas
    Se trata de imágenes que aparecen en el espacio exterior, como las percepciones, siendo además sensibles y corpóreas como si interviniesen los órganos de los sentidos. Poseen evidencia objetiva, pero realmente son imaginadas por el sujeto. Estos fenómenos son frecuentes en la infancia, comienzan a disminuir a los 15-16 años y sólo un 7% de los adultos muestran fenómenos eidéticos. En algunas personalidades histéricas o muy sugestionables también se puede dar; sería éste el caso de pseudo-apariciones religiosas o de tipo paranormal.

    Alucinaciones
    Son fenomenológicamente hablando, el tipo más significativo de percepción engañosa y el más grave. Existe un amplio abanico de alucinaciones que abarcan todo tipo de percepciones.
    De aquí destacaríamos principalmente las que ocurren al acostarse o levantarse ya que son comunes en la población sana y pueden provocar estados de pánico.

    Alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas
    Estas percepciones visuales, auditivas, táctiles o cualesquiera, aparecen cuando se está a punto de dormirse (hipnagógicas) o se está despertando (hipnopómpicas). En esos momentos hay una marcada disminución del nivel de conciencia y no tienen porqué tener un significado patológico. Se ha visto con mayor frecuencia en casos de ansiedad, depresión y estados febriles. Podría decirse que la mayoría de casos de alucinaciones se producen en la cama y bajo estas circunstancias. De ahí que no deberían tenerse en consideración aquellas experiencias paranormales vividas por sujetos antes y después de acostarse.

    Alucinaciones visuales y auditivas
    Son infinitamente variables en su contenido, y está claro que no siempre el sujeto es consciente que está sufriendo una alucinación, por lo que caben infinitas interpretaciones paranormales de su experiencia

    Autoscopia
    Consiste en la experiencia de verse a sí mismo y reconocerse. La persona se encuentra e interactua de frente consigo mismo. A veces cree que es un yo del pasado, del futuro o de otra realidad. La interpretación paranormal es evidente. También se ha descrito la autoscopia negativa, en la que el sujeto se mira en un espejo y no ve a nadie.

    Alucinaciones de la sensibilidad superficial
    Destacan las hápticas o de tocamiento. El sujeto cree que un ente o espíritu la está tocando, pegando, acosando o incluso violando.

    Alucinación extracámpica
    También se le llama alucinación de presencia. Estas alucinaciones se experimentan fuera de los límites del campo sensorial, el sujeto puede contar: “Sé que hay alguien detrás de mí todo el tiempo y se mueve cuando yo lo hago. Aunque no lo he visto nunca siento su presencia”. Si la sensación es más o menos permanente, el sujeto interpreta que hay un espíritu con él, o un ángel de la guardia o un fantasma.

    Alteraciones del yo
    Desde el punto de vista psicológico el “yo” es la experiencia de uno mismo.

    Desdoblamiento del “yo”
    El sujeto vivencia la propia escisión, nos dice que es a la vez dos “yos”. Se trata de dos “yos” que coexisten sin conexiones entre ellos. Hay que diferenciar esto del desdoblamiento de personalidad, donde existe una conciencia alternante (no se vivencian ambas personalidades al mismo tiempo). El desdoblamiento del yo también hay que diferenciarlo de las alucinaciones autoscópicas, donde el paciente ve a otra persona exactamente igual que él en el espacio exterior.

    Invasión del espacio interior por un yo extraño
    El sujeto cree que otro yo se ha metido en él, así por ejemplo dicen: “hay otro en mí”, ” yo soy el que era más otro”. Está claro que la interpretación más usual es la de un demonio o espíritu que le invade.

    Disociación del yo
    En este caso no existe desdoblamiento sino que el sujeto experimenta que unas actividades psíquicas le pertenecen, y otras le son impuestas. Esto le lleva a interpretar que está siendo manejado desde el exterior en contra de su voluntad.

    Heautoscopia
    Es una experiencia aterradora donde se ve la vivencia de un doble corpóreo en el espacio exterior. Es un auténtico desdoblamiento físico, y a veces también puede ser un desdoblamiento psíquico, cuando el doble corpóreo tiene actividad psíquica y actúa con total libertad e independencia.

    Éxtasis
    El individuo sano tiene capacidad para distinguir perfectamente los límites físicos entre el “yo” y el “no yo”. Cuando esto no es así se producen gran cantidad de experiencias sobrenaturales de las que destaca el éxtasis que es un ensanchamiento del yo que llega a fusionarse con la naturaleza, el mundo, dios y lo absoluto.

    La apertura del yo
    Donde se tiene la sensación de percibir el pensamiento de otras personas. El sujeto está convencido de conocer el pensamiento de otras personas, y de poder influir directamente sobre ellos sin necesidad de que ellos estén presentes.

    Transitivismo
    El sujeto piensan que otros experimentan o hacen aquello que en realidad sienten o realizan ellos mismos.

    Apersonificación
    Ciertos sujetos creen vivenciar ellos mismos lo que ven u oyen en otras personas. Por ejemplo el sujeto ve poner una inyección a un tercero, y se queja de ser pinchado él mismo.

    Delirios
    Consideramos a los delirios como una alteración cualitativa del pensamiento, de carácter patológico e inaccesible a la argumentación lógica.

    Delirio de posesión o de embarazo
    Se basa en la certeza de estar poseído por otro cuerpo. Aparece en esquizofrenicos, histericos y a veces puede tener un substrato cultural (Vudú). Si es tribuido a un ser demoniaco se denomina demonomanía.

    Percepción delirante
    Es la atribución de un significado absurdo a un objeto. Por ejemplo un sujeto afirma que ver un perro significa que el fin del mundo es inminente, o un cochecito de niño significa que lo van a matar. No existe ningun proceso de elaboración del significado del objeto percibido, lo que daría lugar a una interpretación, sino que la vinculación objeto-significado absurdo se da en el instante mismo de la percepción.

    Ocurrencia delirante
    Se trata de una certeza súbita de caracter delirante, sin que medie percepción alguna.
    Por ejemplo, el sujeto cree de repente que sabe que va a ocurrir una desgracia.

    Interpretación delirante
    Consiste en la valoración delirante de hechos, ideas, actuaciones u otros fenómenos psíquicos correctos. El sujeto establece conexiones entre varios acontecimientos independientes y le da una interpretación falsa.

    Recuerdos delirantes
    Es dar un significado nuevo a un recuerdo, de forma que el sujeto interpreta el pasado con una configuración delirante.

    Fuente original de este artículo:
    Ordiales, R. (2004). Psicología de los fenómenos paranormales. Homo Webensis. http://www.homowebensis.com

    Violencia en las relaciones íntimas

    Por Adriana Cáceres y José Cáceres.
    (Publicado originalmente en infocop online)

    Nuestro artículo, "Violencia en relaciones íntimas en dos etapas evolutivas", publicado en el último número de la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, pretende valorar el grado de armonía relacional experimentado en dos etapas diferentes de la vida (noviazgo y matrimonio), su capacidad percibida para resolver conflictos y la asociación de esta capacidad con la frecuencia e intensidad de la violencia en muestras de parejas españolas que se hallen en estas dos etapas tan diferentes de una relación.

    Señalamos que cabría esperar que, si el peso específico jugado por factores individuales o de aprendizaje social fuesen más importantes, las principales diferencias no se hallarían entre personas que se encuentran en estas fases diferentes de la evolución de su relación de pareja, sino entre aquellas que reunieran características individuales de riesgo (por ejemplo, género, experiencia propia, etc.); mientras que, por el contrario, si fuera la dinámica relacional la que juega un papel preponderante, cabría establecer un continuo en el que en un extremo se encontrasen parejas jóvenes, bien avenidas, con un alto nivel de satisfacción, en el que los índices de violencia serían bajos, y el otro polo del continuo estaría constituido por parejas con mayor tiempo de relación y expuestas a una alta conflictividad no bien resuelta.

    Para la realización del estudio contamos con un total de 60 personas procedentes de dos grupos diferentes. El primer grupo (n = 30, 15 hombres y 15 mujeres, de aquí en adelante denominados "novios"), está constituido por personas voluntarias del ámbito universitario, que formaban parejas entre sí, a las que se les pidió su colaboración anónima y gratuita. Las condiciones para poder participar fueron: ser mayor de 18 años y llevar al menos 6 meses de relación. El segundo grupo (de aquí en adelante denominados "matrimonios"), estuvo constituido por 30 participantes, del mismo ámbito geográfico y nivel sociocultural (15 hombres y 15 mujeres), también parejas entre sí, que habían sido derivados a un Centro de Salud Mental, bien por su médico de Atención Primaria, por Abogados Matrimonialistas o algún otro especialista, por haber experimentado algún tipo estrés relacionado con problemática de pareja.

    Cada uno de los participantes cumplimentó los siguiente cuestionarios:
    Escala de Ajuste Diádico (EAD) (Spanier, 1976). Consiste en un cuestionario de 32 preguntas que nos indica, en cuatro subescalas diferentes, el grado de consenso, satisfacción, cohesión y demostraciones afectivas, así como el ajuste total y la armonía general de una pareja, correlatos empíricos de los componentes populares del amor. "compañía, recreo y pasión…". Esta prueba fue modificada y adaptada para poder ser contestada por parejas de novios.
    Índice de violencia en la pareja. Se trata de un cuestionario de 30 ítems adaptado por Cáceres (2004) y desarrollado inicialmente por. (Una versión del mismo puede encontrarse pinchando aquí).
    En la figura nº 1 se recogen los resultados referentes al grado de armonía relacional según la Escala de Ajuste Diádico, tanto de novios como de los matrimonios.

    Figura 1. Ajuste diádico en parejas de novios y matrimonios.


    Las diferencias entre las puntuaciones medias de ambos subgrupos son estadísticamente significativas en la puntuación Total [F(1,58) = 59,3; p < 0,000] y en todas las subescalas: Consenso [F(1,58) = 23,8; p < 0,000], Satisfacción [F(1,58) = 70,6; p < 0,000], Cohesión, F(1,58) = 51,3; p < 0,000],y Expresión de afecto [F(1,58) = 51,1; p < 0,000], lo que indica que realmente conseguimos polos opuestos en el continuo de armonía relacional, y que sigue siendo válido el "Primero mieles y después hieles…": El grupo de novios presenta puntuaciones elevadas en cada una de las dimensiones, puntuaciones que son muy frecuentes en este sector de la población, y que quizá denotan un alto grado de idealización de la relación, bien porque no han tenido todavía tiempo para percibir las discrepancias, bien porque no les atribuyen importancia. Las puntuaciones de los matrimonios son indicadoras de un conflicto importante, no parecen saber ponerse de acuerdo, expresan un bajo nivel de satisfacción con la relación, demuestran una baja cohesión y una baja expresividad afectiva. Se ha producido una gran erosión en el valor gratificador de la relación.

    Los niveles intensidad de violencia física, psicológica, sexual y total, derivados del Cuestionario de Violencia se encuentran reflejados en la Figura nº.2.

    Figura 2. Puntuaciones de violencia en parejas de novios y matrimonios.


    Cabe resaltar, en primer lugar, que entre los novios la mayoría de las conductas violentas están ausentes. Sin embargo, empieza a apuntar en un porcentaje relativamente alto de temas que parecen cronificarse con posterioridad: y que suelen aparecer asociados a episodios violentos, como son los celos (23,3%), bebida (16,7%), enfados relativos a puntos de vista discrepantes (6,7%), imposiciones ("Está siempre dándome órdenes", 6,7%). Nótese que estas últimas conductas arrojan porcentajes cercanos a los de violencia encontrados en estudios de nuestro entorno: 10-11% . Puede observarse que, entre los matrimonios, las conductas violentas más frecuentemente denunciadas son: "Se enfada mucho si muestro desacuerdo con sus puntos de vista" (ítem 12) (79,3%), "Me chilla y grita continuamente" (ítem 22), "Está siempre dando órdenes" (ítem 25) y "Me dice cosas que no se pueden aguantar" (ítem 26) (53,3)%, "Se irrita si le digo que come o bebe demasiado" (ítem 3) (50%) y "No es amable conmigo" (ítem 19) (46,7%). Por lo que a violencia sexual se refiere, y en base a la misma recodificación de puntuaciones, ningún sujeto, ni hombre ni mujer, denunció haber sido forzado a actos sexuales que no gustaban (ítem 4); un 6,7 % de los hombres (lo que equivale a dos sujetos) frente a un 3,3% de las mujeres (un único caso) refirieron haber sido objeto de exigencias para tener relaciones sexuales, aún estando cansado/a (ítem 21) Estas diferencia no alcanzan significación estadística (c 2=0,351, p<0,500). La correlación existente entre el grado de violencia total y la Escala de Ajuste Diádico, y sus diferentes subescalas, es elevada y negativa (ajuste total, r= - 0,72,)

    Somos conscientes que las conclusiones de este estudio han de ser tomadas con reservas y quizá no sean aplicables a todas las tipologías de maltratadores, ya que el número de sujetos participantes es bajo. Aún así, encontramos algunos aspectos que consideramos pertinente resaltar. El grado de armonía relacional entre los novios de nuestra muestra es alto, no así el de las parejas de matrimonio que reflejan puntuaciones de alto conflicto.

    La intensidad de violencia detectada entre los novios es baja, mientras que altos porcentajes de maridos y mujeres superan los puntos cut-off en violencia psicológica (50%) y física (43,3%). Que las parejas de novios denoten bajos niveles de violencia podría deberse a varias razones: a) hemos utilizado un sistema de valoración de la violencia mucho más concreto, preciso y cerrado o que el cuestionario utilizado, o nuestra adaptación, no es el mejor sistema para recoger este tipo de violencia, aun cuando, al menos en violencia psicológica, recoge los componentes tradicionalmente considerados importantes (desvalorización, hostilidad, frialdad de trato); b) que "los futuros maltratadores" reservan sus estrategias de control para más tarde, porque todavía no se han producido situaciones de crisis importantes que hayan de solventar a la fuerza (aún cuando una de las situaciones de riesgo, "los celos" ya parece presentar problemas para un 23,3% de la muestra joven; c) a que todavía no han tenido ocasión de percibir tal violencia o que, habiéndola percibido, no han contestado de manera sincera a los cuestionarios (sin embargo, su forma de contestar a los cuestionarios de armonía sí es consistente con otras investigaciones), quizá como una forma de contrarrestar las noticias cotidianas de violencia (como si quisiesen decir "¡nosotros los jóvenes somos diferentes!").

    El grado de violencia detectado entre las parejas de matrimonios no es muy diferente del hallado en estudios anteriores, con poblaciones semejantes y los mismos instrumentos de medida. Estos resultados vendrían a avalar la tesis de que, a la hora de explicar la violencia en el contexto de una relación íntima, importan menos las variables individuales (aún cuando la única que nosotros analizamos en nuestro estudio fue el género) y mucho más otras variables pertinentes al estilo relacional: grado de armonía general, satisfacción con la relación, cohesión entre la pareja y capacidad de expresar afecto y de llegar a un acuerdo mutuamente asumido y no impuesto en temas importantes.
    En cierta medida apoyan parcialmente las tesis feministas, en tanto en cuanto demuestran que la capacidad de consensuar acuerdos ("relación democrática") está asociada con un menor grado de violencia; sin embargo, desconfirman que los intentos de control sean unidireccionales, por lo que al género se refiere, y es que este tipo de violencia existe también en parejas lesbianas (Cameron, 2003).

    Si estos resultados fueran confirmados por estudios con un mayor número de sujetos, extraídos del amplio abanico relacional, los psicólogos, especialmente entrenados para investigar los entresijos de la interacción, habríamos de intentar contestar las siguientes preguntas:
    1. ¿Qué ocurre y cual es el proceso por el que se erosiona el grado de satisfacción en una relación?.
    2. ¿Cómo influyen las discusiones
    a. en este deterioro
    b. en los episodios de violencia?
    3. Cuáles son los mejores programas para implementar las medidas educativas de las que se habla, generalmente en términos vagos, a la hora de prevenir la violencia, y cómo centrarlas especialmente en cómo entrenar a los individuos a conseguir y mantener relaciones "democráticas", cómo negociar, y cómo llegar a acuerdos que sean mutuamente asumibles y aceptables:
    4. Surgidos los primeros elementos de conflicto, qué servicios pueden ofrecerse que sean eficaces y eficientes en la potenciación del grado de armonía relacional y las habilidades para resolver tales conflictos.
    5. Qué otros elementos, al margen de la ocurrencia de la violencia, motivan, en algún caso, la denuncia de tal violencia.
    6. ¿Con qué frecuencia, cuando se denuncia un episodio de violencia aparece asociado al término "discusión?
    7. Cómo mejor entrenar al individuo y a la díada a anticipar, abortar y a manejarse durante los arranques de ira que, de manera casi natural parecen surgir en tales discusiones.

    Bibliografía (en un archivo de Word)

    El estudio original al que hace referencia este artículo puede encontrarse en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology: Cáceres, A. y Cáceres, J. (2006). Violencia en relaciones íntimas en dos etapas evolutivas. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6 (2), 271-284.

    El psicoanálisis metaanalizado otra vez

    Me entero gracias a Emma Eckstein de un metaanálisis que se ha llevado a cabo desde la universidad de Oviedo, y que compara la eficacia de distintas técnicas psicoterapéuticas, incluyendo... sí, el psicoanálisis. ¿Y qué dirá? Pues para no teneros en ascuas, os pego directamente el texto desde su fuente:

    Por encima de la percepción que pueda tener el psiquiatra o el psicólogo acerca de la eficacia de las intervenciones que realiza sobre sus clientes, hace ya cincuenta años que se efectúan metaanálisis en donde se resumen todas las investigaciones empíricas y homologadas acerca de la eficacia de los distintos tipos de tratamientos para los distintos tipos de trastornos mentales. El último metaanálisis importante de este tipo ha sido coordinado justamente por profesores de la Universidad de Oviedo y en él han intervenido investigadores clínicos de toda España. Los resultados indican que el psicoanálisis -así como el resto de las psicoterapias psicodinámicas- no es una psicoterapia eficaz ante la esquizofrenia, los delirios y las alucinaciones, las drogodependencias, los trastornos de la conducta alimenticia, la depresión, los trastornos afectivos bipolares, los trastornos de ansiedad generalizada, de fobias, de pánico, de estrés postraumático, los trastornos obsesivo-compulsivos, las disfunciones sexuales o los trastornos de personalidad. La lista de trastornos ante los que el psicoanálisis sí ha demostrado ser eficaz mediante estudios rigurosos y bien controlados es mucho más breve: ninguno.


    ¿Sorprendemos a alguien?
    Es una lástima que no haya encontrado el estudio al que hace referencia el texto (no está bien hablar de oídas), pero aun así es una buena excusa para ir sacando el tema al debate público. Si las investigaciones sobre la efectividad de las psicoterapias muestran recurrentemente el mismo resultado con respecto al psicoanálisis, ¿cuándo vamos a ver alguna medida en la calle? No se trata, en mi opinión, de prohibir ninguna práctica terapéutica, sino más bien de informar debidamente al público que se va a convertir en usuario potencial de estos servicios, y que puede inocentemente depositar su confianza e ilusión en una metodología que no le va a ayudar. En fin. Sabéis que me enciendo con este tema.

    Por cierto: Gracias también al cazurro ilustrado por hacer de inestimable intermediario para que esta noticia llegara a mis oídos, bueno, a mi pantalla.