Experimento del arroz al descubierto

Seguramente habréis leído o escuchado en algún sitio sobre “el experimento del arroz”. Si no es así podréis encontrar información sobre el mismo de forma sencilla en la red. Incluso hay vídeos que muestran el experimento y que son sencillos de encontrar metiendo "experimento" y "arroz "en el buscador.

Consiste en coger 2 botes exactamente iguales con arroz cocido en el interior. A uno hay que ponerle una etiqueta positiva (una etiqueta donde aparezca escrita la palabra amor) y al otro ponerle una etiqueta negativa, una etiqueta con la palabra odio o similar). Al bote con la etiqueta negativa hay que insultarle y decirle cosas malas. Al bote con la etiqueta positiva hay que darle amor, decirle cosas bonitas. Y eso durante 30 días.

Si hacemos caso a lo que muchos nos dicen en internet, el bote al que le insultamos debería ponerse negro, ya que nuestra negatividad lo estropea. Sin embargo el bote al que le damos cariño permanecerá puro, ya que nuestros sentimientos positivos lo conservarán así. Esto pretende ser una prueba de que nuestros pensamientos y emociones, las cosas que decimos y “poner etiquetas”, son todas ellas cosas que pueden tener gran influencia sobre las personas. Si le hace eso al arroz…¿qué no nos hará a las personas?¿no?

Hay quien defiende en la red incluso, que el mero hecho de ponerle una etiqueta diferente a los botes ya provoca que un arroz se ponga negro y el otro no. Además muchos de quienes defienden que esto es así, afirman haber hecho la prueba ellos mismos, consiguiendo los resultados que describen. De hecho suelen animar al usuario en red a que lo pruebe por sí mismo. Pero…,¿es esto cierto? ¿Realmente nuestro pensamiento tiene tal poder?¿Simplemente poniendo una etiqueta conseguimos algo tan espectacular?

Hay una pega que yo le veo y es la siguiente. Si vas a hacer un experimento lo primero que tienes que tener es una ligera idea de metodología experimental, aunque sea un poco por lo menos. Y es que aquellos que dicen haber hecho la prueba en sus casas pueden haber sido víctimas de un experimento mal diseñado, tras lo cual pueden haber quedado persuadidos de que funciona, y que con su pensamiento influyeron sobre el arroz, cuando realmente no es así.

La mayoría de los que dicen haber hecho el test en su casa afirman haber utilizado únicamente 2 botes, uno para el odio y otro para el amor. El experimento podría mejorarse de una forma muy sencilla, aumentando el tamaño muestral. Es decir, en vez de hacer el experimento con dos botes de arroz, lo podemos hacer con 10. El experimento seguiría teniendo importantes fallos (control de variables importantes como contaminación de muestras por microorganismos por ejemplo), pero desde luego es un diseño mucho mejor que la misma prueba usando solamente 2 botes.

Pregunta: “¿Por qué es mejor con 10?”

Respuesta: “¿Y si un bote se ha puesto negro de casualidad y el otro no?¿Y si nos pensamos que hemos sido nosotros con nuestro pensamiento y ha salido justo como hemos dicho pero no hemos tenido nosotros nada que ver?”

Si es justo el bote que hemos odiado el que se pone negro pensaremos que realmente esto funciona, y asombrados del poder de nuestros pensamientos sobre el arroz lo colgaremos en internet para compartirlo con el mundo. Si no nos ha salido, seguramente nadie se entere, salvo alguna excepción de alguien que no le importe contar que estuvo hablándole al arroz sin resultados (un escéptico por ejemplo). Tal vez así sea como se llena la red de gente que dice que les ha funcionado la experiencia y solamente de forma excepcional encontramos a alguien que afirma que no.

No hay razón alguna desde un punto de vista científico para suponer que lo que se afirma pudiera ser real (que lo que pensamos o sentimos pudiera influir de ese modo sobre el arroz). Los partidarios dicen basarse en la física cuántica nada más y nada menos para justificar los resultados que ellos tienen en sus casas. Preguntemos pues a Wis, físico amigo y colaborador qué opina sobre esto...¿puede la física cuántica justificar estas pretensiones? Nos contesta Wis...

"Según los iluminados que defienden a pies juntillas este “experimento”, la razón principal de que un tarro se conserve mejor que el otro es que con nuestra mente estamos interaccionando con el arroz. Es decir, transmitimos buenas sensaciones a uno y malas al otro. Y para explicarlo se hace uso de esa palabra casi milagrosa que es cuántica. En este caso, el principio físico al que hacen referencia estos iluminados es el de dualidad de la luz. Es decir, aquel que nos dice que la luz es una onda y una partícula a la vez, y que solamente cuando el investigador la observa se “convierte” en onda o en partícula. La razón de que esto ocurra, siempre desde el punto de vista de los iluminados, es que el científico hace, con su pensamiento y según el experimento que quiera hacer, que la luz se comporte como onda o como partícula. Pues bien amigos, nada más lejos de la realidad.

De forma muy trivializada el principio de dualidad de la luz nos dice que ésta se encuentra en un estado compuesto que es onda y partícula al mismo tiempo. Hablando de una forma más correcta físicamente, esto no es del todo cierto. La luz no es más que un conjunto de fotones que viajan juntos y que se describen físicamente con una ecuación matemática, conocida como función de onda. Esta función de onda es la suma (superposición) de todos los estados posibles en los se encuentra cada fotón, con sus características y propiedades propias. Recordad al gato del experimento mental de Schrödinger que está vivo y muerto a la vez, es decir, una función de onda con dos estados superpuestos: vivo y muerto. Pues bien, al observar directamente un fotón (o al gato), esta función de onda deja de ser una superposición y se convierte en un único estado bien determinado. Dicho en el lenguaje de los físicos: la función de onda colapsa. Al colapsar, la información de ese estado queda determinada completamente, y por tanto se interpreta que dejamos de tener una onda para tener una partícula.

Esto es a grandes rasgos este fenómeno. Ahora bien, esto ocurre siempre, quiera o no quiera, lo piense o no lo piense el físico o el científico en su laboratorio. Es, por tanto, una propiedad inherente a la luz, y en general a las partículas subatómicas. Es, además, un fenómeno puramente cuántico, que no tiene absolutamente ninguna validez en nuestro mundo cotidiano, solamente funciona a escalas atómicas. De ahí que el experimento del gato de Schrödinger sea únicamente mental, pues obviamente un gato real no puede estar vivo y muerto a la vez. Schrödinger lo creó solamente para que la gente pueda interpretar más fácilmente un fenómeno físico nada sencillo.

Así pues, el argumento que esgrimen los iluminados carece completamente de sentido. Y es más, si realmente la mecánica cuántica pudiera aplicarse al mundo macroscópico deberíamos ser capaces de atravesar paredes o estar en varios sitios al mismo tiempo, cosa que, para bien o para mal, no ocurre...

Lo siento, queridos amigos iluminados, pero ni la física, ni la mecánica cuántica, ni ninguna otra disciplina científica, sirve para explicar los “experimentos” que os inventáis."

La respuesta parece clara. No es justificable algo así desde el punto de vista de la física.Y los experimentos con solamente 2 botes y sin ningún otro control de variables no demuestran nada realmente (los botes pueden no ser iguales, ya que aunque a simple vista lo parezcan podría uno estar más contaminado que el otro de microorganismos).

Nosotros hemos hecho la prueba con 10 botes.



Los hemos numerado del 1 al 10, a los 5 primeros les hemos puesto una etiqueta en la que pone “odio”, a los otros 5 otra en la que pone “amor”.





Durante 30 días a los botes amorosos les hemos dicho cosas bonitas, a los del odio cosas muy feas (unos 15 segundos por bote cada día). Además hemos llevado un registro de cada bote numerado anotando el día que le íbamos diciendo cosas, para asegurarnos del correcto seguimiento de todos los botes. Hay 5 días en que no hemos podido hablar con el arroz por circunstancias personales. El resto todos los días durante un mes. ¿El resultado? Podéis verlo por vosotros mismos y sacar conclusiones. Aquí los botes en conjunto, los del amor y los del odio.

Amor

Odio

Y aquí cada uno de ellos…

Bote 1

Bote 2

Bote 3

Bote 4

Bote 5

Bote 6

Bote 7

Bote 8

Bote 9

Bote 10


La mayoría de los tarros están parcialmente negros. Hay uno de los del odio que desde los primeros días se puso de un verde negruzco. Hay otro bote que tiene de ese mismo verde, pero solamente en parte. Los demás tienen negro, pero están parcialmente blancos. Hay un bote de los del amor que está bastante más negro que los demás. Hay alguno tanto del amor como del odio que está algo más blanco.

La conclusión que yo saco (vosotros podéis sacar la vuestra viendo las fotos): da igual la etiqueta, algunos botes se ponen más negros que otros. Si justo se pone más negro aquel bote al que le pusiste la etiqueta del odio, parecerá que funciona e influyes con tu pensamiento sobre el arroz. Si usas el número suficiente de botes verás que unos se ponen más negros que otros, independientemente de la etiqueta o lo que se les diga.

Usando nuestros tarros por ejemplo, si hubiera utilizado solamente el 3 y el 9 y no supiese nada de diseños experimentales, habría quedado seguramente convencido de que mi pensamiento influyó dejando al del amor blanco y al otro de ese color tan chungo.

En cambio, si hubiera utilizado los números 5 y 6, seguramente me habría quedado sorprendido de que hubiera salido justamente lo contrario a lo que esperaba.

Si pillo la pareja de 10 y 4, no percibiría ningún efecto.

Así pues, tal vez la explicación no esté en lo que se le diga o no al arroz, tal vez esté en otro lado.

El biólogo Carlos Lobato nos explica a qué puede deberse la diferencia entre los botes…


"Resulta que la diferencia en la coloración de los botes no se debe a la influencia negativa o positiva de nuestras palabras, como bien nos han explicado Héctor y Wis, sino al hecho de que se produzca el crecimiento de microorganismos o no sobre el arroz hervido, o de que tipo de proceso se esté dando en dicho alimento, o incluso de qué fase de dicho proceso estemos observando en un momento concreto. Veamos una explicación un poco más detallada de todo esto.

Los cambios en el arroz se producen por el crecimiento de algún tipo de microorganismo sobre él, y como bien demostró Pasteur en sus famosos experimentos con los matraces de cuello de cisne, estos no aparecen por arte de magia o por "generación espontánea" sino que aparecen porque llegan ahí a través del aire o del agua, o porque ya estuvieran sobre el alimento. Estos microorganismos pueden ser de varios tipos: bacterias, hongos, protozoos, virus... algunos de ellos intoxican el alimento pudiéndonos producir enfermedades, mientras que otros solamente lo estropean, sin producir enfermedades en los seres humanos.

Las bacterias, por ejemplo, no son visibles a simple vista de manera individual, aunque si podemos observar una colonia bacteriana creciendo sobre un medio de cultivo, que perfectamente puede ser un alimento como el arroz hervido, ya que les proporciona humedad, poca acidez y un medio rico en proteínas.

Podríamos pensar que las bacterias serían destruidas después de que hubiéramos hervido el arroz, pero no tiene porque ser así, ya que muchas de ellas son capaces de formar unas estructuras de resistencia, llamadas esporas, que resisten la temperatura de cocción e incluso el hervido. De hecho algunas de estas esporas vuelven a convertirse en células vegetativas tras ser sometidas a altas temperaturas, por lo que se puede potenciar su crecimiento sobre el alimento hervido o cocido. Un ejemplo concreto de bacteria que puede crecer sobre el arroz hervido es el Bacillus cereus, cuyas colonias se pueden ver de un color blanquecino-amarillento.

Los mohos son un tipo de hongos que afectan comunmente a los alimentos, y normalmente lo hacen estropeando la apariencia de estos, cambiándoles el color y la consistencia y produciendo mal aspecto y olor. Entre los hongos que afectan al arroz podemos encontrar multitud de especies, como Penicillium citrinum, Penicillium. islandicum, Aspergillus niger, Aspergillus flavus, Fusarium semitectum, Fusarium verticilloides, Fusarium fujikuroi, Fusarium proliferatum, F. graminearum, F. semitectum, F. acuminatum, F. avenaceum, F. chlamydosporum, F. equiseti, F. oxysporum... Los Penicillium pueden colorear el exterior de los alimentos de blanco o de verde para pasar después a un tono verde muy oscuro e incluso negro. Los Aspergillus pueden hacerlo de colores verdosos y marrones y los Fusarium también de los mismos colores además del blanco.

Cualquiera de estas especies puede haber crecido sobre el arroz del experimento coloreándolo de distinta forma según el organismo, o como bien decía antes, según la etapa de la descomposición en la que estemos observando el proceso. (Ver el vídeo que sirve de ejemplo, de como una manzana al descomponerse va cambiando de colores: blanco, negro, verdoso, otra vez blanco, otra vez negro, amarillento...).




Además, ¿saben los granos de arroz de idiomas? ¿Da igual que escribamos los mensajes positivos o negativos en castellano o en inglés? ¿Influye que le digamos palabras bonitas o feas al arroz en japonés o en élfico? En fin, otro disparate más, sin pies ni cabeza, otro sinsentido para engañar a incautos."


Y para terminar recordar el premio que ofrece James Randi de un millón de dólares (creo que sigue en pie). Y es que nadie ha sido capaz de demostrar una proeza como influir con el pensamiento sobre el arroz, por muchos vídeos que aparezcan en internet. Si vosotros lo hacéis con un experimento bien controlado, creo que ofrecen por ahí un premio que todavía sigue desierto esperando que alguien demuestre ser capaz de algo sorprendente como esto. A mí me da que el premio va a seguir desierto.

Más información en la Wikipedia.