En el blog "
Un barco más grande: Grandes traspiés de la historia de la humanidad" han dedicado recientemente
un artículo a una divertida historia sobre la eficacia del diagnóstico en los trastornos mentales, el famoso "
experimento Rosenhan". A continuación, y con permiso expreso del autor, se reproduce dicho artículo porque creo que va a hacer las delicias de alguno de nuestros lectores.
Después de leerlo, habrá quien diga que la anécdota no viene al caso, que los tiempos han cambiado, pero yo pienso que no viene mal recordar de dónde venimos y cuáles son nuestras limitaciones profesionales en el ámbito aplicado.
Además de eso, el artículo es realmente muy ameno. :-)
¡ZAS!
Artículo de Ramón, publicado originalmente aquí
Un día, en 1972, al doctor
Rosenhan se le ocurrió una extraña idea. Llamó por teléfono a ocho amigos y les preguntó si tenían algo que hacer durante el próximo mes. Cuando Rosenhan les explicó lo que se proponía, todos dejaron de lado su agenda, sus trabajos y sus vidas familiares y respondieron que no. No tenían nada que hacer en absoluto durante el próximo mes.
La semana siguiente fue extraña para David Rosenhan y sus ocho amigos. Ninguno de ellos se duchó, afeitó, depiló ni lavó los dientes. Además, es probable que el experimento que se proponían llevar a cabo los estuviera poniendo bastante nerviosos. Por fin, una mañana, se levantaron de la cama y se vistieron con ropa manchada o vieja. Salieron de sus casas y se dirigieron, cada uno de ellos, a un hospital psiquiátrico con servicio de urgencias. Eran hospitales de todo tipo, desde los más lujosos a los más baratos. Hospitales psiquiátricos repartidos por todos los Estados Unidos.
Cuando fueron atendidos solo mintieron en su nombre y en su residencia. El resto de datos que proporcionaron eran completamente ciertos. Por fin, en todos los casos, en todos los hospitales, el médico les hacía la pregunta crucial.
-¿Por qué está usted aquí, señor?
-Oigo voces -respondían todos.
-¿Voces? ¿Y qué dicen?
-
¡Zas! -respondieron todos.