Quería dedicar un par de líneas de este blog a hacer una reflexión personal. Y es que me ha llamado la atención algo que ha pasado no hace mucho. Más bien la forma de reaccionar de mucha gente hacia algo que ha pasado no hace mucho. O más bien que no ha pasado.
El asunto en cuestión ha sido el final de la serie Lost. Una serie que ha hecho historia en televisión por la cantidad de territorios en los que se emitió su final de forma simultánea. Si no habéis visto la serie, no sigáis leyendo. No vaya a ser que os enteréis de algo que no queráis saber.
¿Qué es lo que me interesa destacar? La reacción de la gente. No es ningún secreto que ha acabado la serie y los creadores no explican muchísimas de las cosas que en ella ocurren. Teniendo en cuenta qué tipo de serie es Lost, una serie exigente con el espectador dada su complicada trama, a muchos les resulta un tanto decepcionante un final que deja tantos cabos sueltos. Tanto es así, que muchos hasta piden explicaciones. Por supuesto no falta también quien se siente satisfecho con el final.
Un concepto que suele aparecer asociado al de motivación intrínseca es el de curiosidad. Ante determinados estímulos complejos e imprevisibles suele aparecer la curiosidad y nuestro afán investigador. Queremos enterarnos de qué pasa. Esto es un gancho poderoso para que piquemos el anzuelo, no es nada que no sepamos ya de forma intuitiva. Lo usan los programas del corazón para conseguir audiencia, lo usan los novelistas y lo usan los guionistas de las series de la tele. De hecho en un trabajo de campo que hice hace tiempo, una de las cosas que se podía apreciar era que los propios usuarios aprecian que se les lleve a “sentir intriga” a través por ejemplo de la novela (también hay que decir que es un trabajillo hecho por mí, así que tomadlo como un trabajo sin la validez científica que tendría un trabajo serio, trabajé si no recuerdo mal con un error del 12 % que es una burrada). Entresacando unas frases…
“En cuanto gustos, parece ser que un ingrediente especialmente valorado es la intriga bien conseguida. Es valorado el libro sobre temas intrigantes y misteriosos que susciten especialmente la curiosidad del lector.”
Por lo tanto parece ser que la intriga es un ingrediente asociado a la motivación intrínseca en numerosas ocasiones. Y también un ingrediente interesante para una buena obra escrita o audiovisual.
Ese es precisamente el tipo de serie que es Lost. Con numerosas incógnitas que aparecen en la serie y que hacen que el espectador se haga preguntas, y sienta una curiosidad terrible.
Por otra parte, en una serie como Lost, uno espera que las cosas se aclaren. Espera un desenlace que desate del todo el nudo. Además en la serie hacen ver como que todo finalmente va a tener “un sentido”, lo cual aumenta la expectativa de que las dudas que van apareciendo se solucionen antes o después.
No sólo los protagonistas de la serie actúan esperando entender finalmente qué sucede, sino que los espectadores la siguen intentando averiguarlo también.
Cuando finalmente la serie acaba y deja tantas cosas en el aire, es muy curioso ver cómo mucha gente pide explicaciones y se siente decepcionada. Exactamente igual que Ricardo cuando sentía que había estado siguiendo a Jacob sin saber el motivo tanto tiempo, y empieza a sospechar que nada tiene sentido. Igual que los protagonistas.
¿Habrá quien intente buscar explicación a todos estos detalles después de este final? El asunto es que había muchas teorías sobre los diversos detalles de la serie circulando por la red, y lo gracioso de que la serie no hubiera sido emitida todavía es que igual esos detalles ni siquiera tenían explicación y el autor se la estaba inventando mientras tanto. Bueno, ni la tenían ni la tienen por lo visto.
Así que simplemente esta entrada va de eso, de reacciones humanas. De cómo la intriga nos motiva. De cómo pedimos respuestas. Tal vez está en nuestra forma de ser, buscar respuestas ante lo desconocido…¿esperabais alguna respuesta más en esta entrada?
Os dejo con un divertido vídeo…que a los que habéis seguido la serie os arrancará alguna que otra carcajada…