¿Alguna vez has pensado que eres torpe ligando? ¿Te gustaría aprender a desenvolverte mejor al relacionarte con el otro sexo? Si es tu caso no te preocupes, no eres la única persona. De hecho los talleres para aprender a ligar son bastante demandados, y hay todo un mercado alrededor del interés por mejorar nuestras opciones “más personales”. Cursos, libros, enseñanzas de lo más variadas florecen como setas en la red y fuera de la misma. Programas de entrenamiento que prometen que seremos más eficaces conquistando a esa mujer o ese hombre que tanto queremos. ¿Qué hay de verdad en la promesa que subyace a los programas de entrenamiento? ¿Realmente se puede conseguir con un aprendizaje mayor éxito en nuestra vida amorosa?
Dentro de la psicología hay algo que se llama “entrenamiento en habilidades sociales”, y dentro de eso está lo que se llama “entrenamiento en habilidades heterosociales”. Bajo este término se engloba todo esto del ligoteo, pero tratado de forma científica.
No es nueva la pregunta que encabeza esta entrada, de hecho hace 40 años algunos investigadores ya se preguntaron si podrían mejorar la habilidad de aquellos que tenían dificultad para conseguir relaciones.
Currant y Gilbert (1975) encontraron que un grupo entrenado en habilidades heterosociales tenía menos ansiedad y era evaluado más competente socialmente tras el tratamiento. Además aumentó el número de citas de los participantes respecto del control.
Hicieron una intervención semanal durante 8 semanas. Cada intervención tenía una duración de 90 minutos. Tras el tratamiento confirmaron que la frecuencia de citas en el grupo experimental aumentaba respecto al control. Además hicieron 6 meses de seguimiento para ver si los cambios eran duraderos.
Existen otros estudios que ofrecen resultados similares, así que la respuesta es que sí que se puede mejorar la capacidad de alguien para conseguir relaciones mediante una intervención psicológica.
El entrenamiento en habilidades sociales debería ir acompañado de otras modificaciones que mejorasen las probabilidades de éxito. Algo importante tanto en las relaciones como fuera de ellas es la apariencia física, así que mejorar este aspecto es algo necesario junto con los programas de intervención psicológica.
Vale, existen técnicas que han mostrado pueden mejorar nuestras habilidades heterosociales, pero, ¿cualquier forma de entrenamiento puede ayudarnos a ligar?
Eso es una difícil pregunta. Lo cierto es que no todos los programas de entrenamiento en habilidades heterosociales tienen necesariamente que hacernos mejorar (solamente los testados), pero seguramente sí que lo hacen la mayoría de ellos a pesar de que muchos no sean científicos o al menos no estén testados. Seguramente basta con que no sean muy malos. Aquí he de reconocer que estoy especulando un poco, pero os comento los motivos que me llevan a pensar eso.
Si bien es cierto que podría suceder que un método pésimo pudiera ser contraproducente, o que algunas intervenciones pudieran quedarse en nada por no ser adecuadas, lo cierto es que la mayoría de los programas de entrenamiento suelen tener algunas cosas en común sean o no científicos.
Por una parte generan esperanza de control. Suelen llevar fácilmente a la idea de que es posible un mayor control de nuestra vida sentimental. Si esto lleva a la acción, seguramente eso conducirá a un mayor número de relaciones.
Al menos en hombres, ya que una cosa que diferencia a los hombres que tienen relaciones de los que no es el número de veces que intentan interactuar con personas del otro sexo. Un aumento en la creencia de controlabilidad seguramente llevará a un mayor esfuerzo por “intentar ligar”. Con la práctica puede darse también cierta reducción de la ansiedad, y si el método tiene algo de bueno y enseña más o menos a eliminar los errores más preocupantes en la forma de actuar, ya se tiene bastante trabajo hecho para el cambio.
En cualquier caso soy de la opinión de que es mejor utilizar métodos contrastados. Seguramente aquí tiene la psicología un campo que no han explotado lo suficiente los psicólogos, en el cual pueden ofrecer intervenciones cortas y con garantías, y en las cuales la experiencia clínica en otros campos puede ayudar a hacer un buen trabajo. Además es seguramente algo que puede potencialmente mejorar la vida de las personas en buena medida. Ahí lo dejo caer…
Dentro de la psicología hay algo que se llama “entrenamiento en habilidades sociales”, y dentro de eso está lo que se llama “entrenamiento en habilidades heterosociales”. Bajo este término se engloba todo esto del ligoteo, pero tratado de forma científica.
No es nueva la pregunta que encabeza esta entrada, de hecho hace 40 años algunos investigadores ya se preguntaron si podrían mejorar la habilidad de aquellos que tenían dificultad para conseguir relaciones.
Currant y Gilbert (1975) encontraron que un grupo entrenado en habilidades heterosociales tenía menos ansiedad y era evaluado más competente socialmente tras el tratamiento. Además aumentó el número de citas de los participantes respecto del control.
Hicieron una intervención semanal durante 8 semanas. Cada intervención tenía una duración de 90 minutos. Tras el tratamiento confirmaron que la frecuencia de citas en el grupo experimental aumentaba respecto al control. Además hicieron 6 meses de seguimiento para ver si los cambios eran duraderos.
Existen otros estudios que ofrecen resultados similares, así que la respuesta es que sí que se puede mejorar la capacidad de alguien para conseguir relaciones mediante una intervención psicológica.
El entrenamiento en habilidades sociales debería ir acompañado de otras modificaciones que mejorasen las probabilidades de éxito. Algo importante tanto en las relaciones como fuera de ellas es la apariencia física, así que mejorar este aspecto es algo necesario junto con los programas de intervención psicológica.
Vale, existen técnicas que han mostrado pueden mejorar nuestras habilidades heterosociales, pero, ¿cualquier forma de entrenamiento puede ayudarnos a ligar?
Eso es una difícil pregunta. Lo cierto es que no todos los programas de entrenamiento en habilidades heterosociales tienen necesariamente que hacernos mejorar (solamente los testados), pero seguramente sí que lo hacen la mayoría de ellos a pesar de que muchos no sean científicos o al menos no estén testados. Seguramente basta con que no sean muy malos. Aquí he de reconocer que estoy especulando un poco, pero os comento los motivos que me llevan a pensar eso.
Si bien es cierto que podría suceder que un método pésimo pudiera ser contraproducente, o que algunas intervenciones pudieran quedarse en nada por no ser adecuadas, lo cierto es que la mayoría de los programas de entrenamiento suelen tener algunas cosas en común sean o no científicos.
Por una parte generan esperanza de control. Suelen llevar fácilmente a la idea de que es posible un mayor control de nuestra vida sentimental. Si esto lleva a la acción, seguramente eso conducirá a un mayor número de relaciones.
Al menos en hombres, ya que una cosa que diferencia a los hombres que tienen relaciones de los que no es el número de veces que intentan interactuar con personas del otro sexo. Un aumento en la creencia de controlabilidad seguramente llevará a un mayor esfuerzo por “intentar ligar”. Con la práctica puede darse también cierta reducción de la ansiedad, y si el método tiene algo de bueno y enseña más o menos a eliminar los errores más preocupantes en la forma de actuar, ya se tiene bastante trabajo hecho para el cambio.
En cualquier caso soy de la opinión de que es mejor utilizar métodos contrastados. Seguramente aquí tiene la psicología un campo que no han explotado lo suficiente los psicólogos, en el cual pueden ofrecer intervenciones cortas y con garantías, y en las cuales la experiencia clínica en otros campos puede ayudar a hacer un buen trabajo. Además es seguramente algo que puede potencialmente mejorar la vida de las personas en buena medida. Ahí lo dejo caer…
Curran, J. P., & Gilbert, F. S. (1975). A test of the relative effectiveness of a systematic desensitization program and an interpersonal skills training program with date anxious subjects. Behaviour Therapy, 6, 510-521.