¿Creéis que seríais capaces de percibir la forma de un objeto sin verlo ni tocarlo?

Es 1990 y acabo de entrar en el laboratorio del profesor
Michael Turvey*. Me siento junto a un panel vertical que oculta mi mano derecha. Con esa mano, invisible para mí, sostengo el extremo de una varilla de madera. Me dicen que en el otro extremo de la varilla hay pegada una figura geométrica (un cono, una semiesfera, un paralelepípedo, una pirámide o un cilindro), como si la varilla fuera un asa o un mango. Se me permite mover la muñeca para agitar la varilla en cualquier dirección, pero sin soltarla ni tocarla con ninguna otra parte del cuerpo. Ahora el experimentador me pide que adivine la forma de esa figura que estoy sujetando a través de la varilla y que no estoy autorizado a ver ni tocar. Estoy a punto de replicar que es imposible saberlo, pero finalmente decido dejarme llevar por la intuición: "Es un cono". El experimentador toma nota de mi respuesta, al tiempo que alguien reemplaza el objeto por otro aparentemente similar y el proceso se inicia de nuevo. Después de una serie de ensayos como éste, me quedo de piedra cuando el experimento termina y compruebo que mis intuiciones han sido extraordinariamente acertadas. Ahí están los objetos que no podía ver ni tocar (solamente sujetar), tal y como los había imaginado: Un cono, una semiesfera, una pirámide cuadrangular... Un escalofrío me sacude levemente. Nunca lo había sospechado hasta ahora, pero ¿y si resulta que tengo un don especial? Una tasa de acierto tan sobresaliente no puede ser efecto del azar.
Efectivamente, no lo es. Aquí termina la dramatización. No, ningún participante de este curioso estudio (
Burton, Turvey y Solomon, 1990) tenía poderes paranormales. De hecho, la explicación para este fenómeno tan portentoso e intrigante no puede ser más mundanal y cotidiana. Os invito a leer este post para entender cómo es posible este aparente milagro.