Piensa, piensa, piensa en mí...

Piensa, piensa. Piensa en lo primero que te venga a la cabeza, pero no me lo digas. Ummm, ummm, ummm. ¿Alguna vez habéis jugado a algo parecido? Escribiendo esto me siento como “El Mentalista”, jejeje. Voy a empezar esta entrada con un juego divertido, uno que podéis hacer aquí durante la lectura de esta entrada, y que os servirá además para tiraros el rollo con algún ligue simulando ser como Patrick Jane. Si lo queréis probar por vosotros mismos, id en busca de bolígrafo y papel. Luego, después de leer la entrada por completo, será demasiado tarde para probar.


Bien, una vez conseguidos los materiales necesarios empezamos pues. Piensa en lo primero que te venga a la cabeza amigo lector. Si te digo que pienses en el primer modelo de coche que te venga a la cabeza, imagina que piensas en un Ford. Pues lo piensas y lo anotas en un papel, ¿ok? Bueno esto era sólo de prueba, pero por curiosidad, ¿en qué modelo de coche pensaste? Puedes dejarlo en comentarios…


Ahora va la buena. ¿Preparado?


Piensa en la primera herramienta que te venga a la cabeza. ¿Lo tienes?¿Ya está? Pues anótalo en el papel. Luego volveremos sobre este juego.


Ahora hablemos de ti

Sí, hablemos de esos duros días de verano, cuando eras estudiante. O si eres estudiante, hablemos de esos días ya acabando el curso académico. Llegan los exámenes y es hora de estudiar. Los días soleados son tentadores, pero toca hacer un último esfuerzo estudiando, para poder pasar el curso y poder así disfrutar del verano más tranquilo. Pero pensemos un momento en las cosas que hacemos al estudiar, cómo intentamos que se nos vayan quedando los conceptos. Repetimos una y otra vez las cosas, las leemos, las escribimos, las estructuramos de forma más simple. ¿Y todo para qué? Para el día del examen conseguir que aparezca esa información de nuestra memoria. Que leamos la pregunta y seamos capaces de recordar aquella información que nos conseguirá un buen verano.


Volvamos al juego

Volviendo al juego de antes, ahora adivinaré la herramienta en la que pensaste, y que solamente tú conoces. La misma que tienes anotada en un papel. Piensa que tú estás ahí en tu casa y yo en la mía escribiendo esta entrada. Pero mejor todavía, yo estoy aquí ahora escribiendo esta entrada tiempo antes de que tú hagas este juego ni siquiera. ¿No sería estupendo que adivinase la herramienta que pensaste? Sería algo así como un milagro casi. Además te he propuesto que pensaras en una herramienta cualquiera, sin ninguna limitación. Pudiste pensar en muchas. ¿Cómo podría adivinar algo así?


Bien, voy a intentarlo. Por favor, concéntrate. Piensa en la herramienta que pensaste. Cierra los ojos un momento y piensa en ella. Imagínala. ¿Lo has hecho? Bien, la herramienta en la que pensaste es…un “martillo”. ¿He acertado? O espera, veo que hay algunas personas que se han desviado del camino y no han pensado en un martillo, sino en una “llave inglesa”. Por favor, si he acertado y he adivinado aquello que pensaste, si has pensado en un martillo o en una lave inglesa, háznoslo saber al resto.


¿Qué ha pasado aquí?

Bueno, si eres de las personas que han pensado en un martillo o en una llave inglesa, supongo que sentirás curiosidad por saber qué diantres ha pasado. ¿Cómo explica la psicología algo así? Supongo que las pequeñas líneas sobre los momentos de estudio en el verano, pueden darte alguna pista.


De todas formas, tanto si os ha salido como si no es así, este juego se lo podéis hacer vosotros a terceras personas y descubrir cómo funciona. Yo lo he hecho en sitios llenos de gente donde les pedía a los asistentes que hubieran pensado en una de esas dos herramientas que se levantaran, y es muy espectacular ver a un montón de personas levantándose al mismo tiempo, con cara de preguntarse qué diantres sucede allí.


Más pistas sobre las razones por las que un gran número de personas piensan en estas dos herramientas, las podemos encontrar en nuestro teléfono móvil. Sí en el teléfono. ¿Cómo es el menú de tu teléfono? ¿Aparece una llave inglesa en el apartado de configuración, o en alguna otra parte del menú?


Si recordamos el ejemplo del estudiante veraniego, vemos que una de las cosas que hace este estudiante es repetir aquello que quiere que se le quede, de tal forma que conseguida cierta memorización, le será relativamente sencillo recuperar dichos recuerdos.


Seguramente aquí ocurre algo similar. Tanto el martillo como la llave inglesa han aparecido de forma frecuente en nuestra vida, por ejemplo en la tecnología. La memoria sigue una serie de reglas, una de ellas es que normalmente existe mayor aprendizaje a mayor número de repeticiones. Claro que no siempre es así, hay otros aspectos también a tener en cuenta.


Es algo que todos conocemos de nuestra memoria. Sin embargo no sospechamos hasta dónde puede influirnos el entorno debido a esta peculiaridad de la misma (y a otras). Reflexionemos un momento por ejemplo sobre nuestra libertad. ¿Es nuestro propio pensamiento un límite de la misma? ¿Somos libres al querer hacer algo, o es el entorno realmente el que nos lleva a que se nos ocurriera aquello que pensábamos que nosotros habíamos elegido? De hecho el uso que hacemos del cerebro al planificar el futuro y recordar el pasado es muy parecido.


Los publicistas siempre atentos

Aquellos que se dedican a la publicidad y el marketing se encuentran siempre dispuestos a aprender y utilizar la psicología para aumentar el beneficio de la empresa. Y muchas personas que se dedican a este campo, conocen muchos aspectos sobre nuestra conducta y nuestra forma de pensar. Los conocen, los estudian y los usan.


No penséis que esto no se estudia en las escuelas de marketing o de publicidad, porque sí que se hace. Hay un concepto que sonará a algunos, conocido como “notoriedad”. Si os pregunto el nombre de una marca que fabrique refrescos de cola, sé cual os viene a la mente en estos momentos…


Algunas veces recordar es muy importante

En algunos casos puede ser muy importante el recuerdo. Por ejemplo, si mi servicio se presta por vía telefónica y consiste en ofrecer información sobre teléfonos que la gente no conoce, de mi número al menos se tendrán que acordar. Porque sino, en el tiempo que buscan mi número, pueden buscar directamente el que no conocen y puede que lo encuentren, con lo cual no necesitarán mis servicios. La mejor forma de que las personas soliciten un servicio de este tipo es que tengan nuestro número accesible en cualquier momento, y la mejor forma de conseguirlo es guardarlo en la propia cabeza del consumidor. Por eso algunos anuncios se diseñan con el propósito de que se recuerden algunos aspectos del contenido. Estoy seguro de que sois capaces de completar este número…118--…