Nos juntamos para escribir esta entrada Wis (física), Carlos (biología y geología), Sophie (medicina) y Héctor (psicología) para hacer una breve crítica de la terapia con piedras.
¿Curan las piedras? Eso es lo que creen algunas personas al menos, que hay piedras que son capaces de curar. De hecho hay toda una disciplina que se encarga de estudiar cómo las piedras son capaces supuestamente de curar depresiones, problemas médicos o simples recaídas en el estado de ánimo. Esta disciplina recibe el nombre de Cristaloterapia. Para conocer un poco mejor lo que es podemos ver un vídeo aquí…
En el vídeo se dicen unas cuantas cosas interesantes a analizar. Está bien para saber qué es esto de la cristaloterapia, si alguien no lo conocía todavía. Me llama mucho la atención lo que aparece al principio del todo en el vídeo. Se dice que va a intervenir una terapeuta psicocorporal, que es licenciada en física cuántica. Ahí es nada.
Vamos a comentar brevemente esto de la cristaloterapia, si funciona, y si tiene sentido a la luz de la ciencia. Comencemos pues hablando de física…
Vamos a comentar brevemente esto de la cristaloterapia, si funciona, y si tiene sentido a la luz de la ciencia. Comencemos pues hablando de física…
¿Es verdad que nuestros cuerpos están rodeados de energía y que los minerales podrían influir en ella? Desde el punto de vista físico no tiene mucho sentido…
Es cierto que todo en el universo es energía, al fin y al cabo la célebre ecuación de Einstein E=mc^2 relaciona la masa con ésta. Sin embargo es muy diferente decir esto a decir que los cristales son estupendos “transmisores, receptores y amplificadores de energía”. Si esto fuera posible, estaríamos ante unas baterías energéticas impresionantes, y yo hasta me atrevería a decir que todos los problemas energéticos mundiales se acabarían. Desgraciadamente la realidad es otra.
Las vibraciones a las que hace alusión el vídeo se producen en todos los materiales que existen. Cualquier cosa que tenga una temperatura mayor que el cero absoluto (-273,15ºC) va a tener asociada una vibración que tiene que ver con su temperatura. Más temperatura, más energía, mayor frecuencia de vibración. En el caso de los cristales, que no son más que los sólidos con una red de átomos ordenada, existe una pseudopartícula encargada de transmitir la energía de estas vibraciones, que recibe el nombre de fonón. El fonón puede ser visto como un análogo al fotón, que en vez de transmitir energía electromagnética, simplemente transmite energía mecánica por el sólido y además lo caracteriza otorgándole una serie de propiedades, como las conductividades térmicas
y eléctricas. Esta energía se transmite mediante vibraciones de la red cristalina que tienen frecuencias en el rango sonoro, de ahí el nombre de fonón.
Es cierto que todo en el universo es energía, al fin y al cabo la célebre ecuación de Einstein E=mc^2 relaciona la masa con ésta. Sin embargo es muy diferente decir esto a decir que los cristales son estupendos “transmisores, receptores y amplificadores de energía”. Si esto fuera posible, estaríamos ante unas baterías energéticas impresionantes, y yo hasta me atrevería a decir que todos los problemas energéticos mundiales se acabarían. Desgraciadamente la realidad es otra.
Las vibraciones a las que hace alusión el vídeo se producen en todos los materiales que existen. Cualquier cosa que tenga una temperatura mayor que el cero absoluto (-273,15ºC) va a tener asociada una vibración que tiene que ver con su temperatura. Más temperatura, más energía, mayor frecuencia de vibración. En el caso de los cristales, que no son más que los sólidos con una red de átomos ordenada, existe una pseudopartícula encargada de transmitir la energía de estas vibraciones, que recibe el nombre de fonón. El fonón puede ser visto como un análogo al fotón, que en vez de transmitir energía electromagnética, simplemente transmite energía mecánica por el sólido y además lo caracteriza otorgándole una serie de propiedades, como las conductividades térmicas
y eléctricas. Esta energía se transmite mediante vibraciones de la red cristalina que tienen frecuencias en el rango sonoro, de ahí el nombre de fonón.
Una propiedad de los fonones es que cuando pasan de un cristal (donde los átomos están ordenados) a un amorfo (sólido cuyos átomos no están ordenados) se difunden más rápidamente y por tanto su energía se dispersa por el sólido. Esto es justamente lo que ocurre cuando ponemos en contacto el cristal con nuestro cuerpo, de modo que si realmente fuera cierto que pudiéramos obtener algún tipo de energía del cristal, ésta se perdería rápidamente, lo que implica no poder “focalizarla” en una zona concreta del cuerpo, como dicen en el vídeo. Y es que el único intercambio de energía ocurre debido a la mayor conductividad térmica del cristal, y el resultado es que le cedemos energía térmica, de ahí que al tacto resulten fríos. No existen ningún intercambio más conocido, y mucho menos alguno que implique una curación. Ahora bien, si los cristaloterapeutas consideran que el intercambio térmico como una extracción de “energía negativa” felicidades para ellos, pero no tiene absolutamente ningún sentido físico.
Volviendo al vídeo, se comentan muchos términos curiosos como “desequilibrios energéticos o eléctricos” o “bloqueos energéticos” cuyos significados desconozco. No tengo ni idea de qué sucede si tienes un bloqueo energético, ya que no sé cómo la energía se puede “bloquear”. Y es que la energía no es una partícula, una onda, o algo tangible o intangible, es simplemente una magnitud física que se le asocia a un sistema para hacer ver que puede realizar un trabajo. No tiene sentido hablar de que la energía se bloquea. Lo que sí podría tener un sentido físico es si sufrieras un desequilibrio eléctrico, pues tendrías una carga neta y por tanto irías dando chispazos a la gente (no los típicos calambres debido a la electricidad estática), de una forma parecida al personaje Blanka del popular juego Street Fighter, tal y como podemos ver en la imagen.
Volviendo al vídeo, se comentan muchos términos curiosos como “desequilibrios energéticos o eléctricos” o “bloqueos energéticos” cuyos significados desconozco. No tengo ni idea de qué sucede si tienes un bloqueo energético, ya que no sé cómo la energía se puede “bloquear”. Y es que la energía no es una partícula, una onda, o algo tangible o intangible, es simplemente una magnitud física que se le asocia a un sistema para hacer ver que puede realizar un trabajo. No tiene sentido hablar de que la energía se bloquea. Lo que sí podría tener un sentido físico es si sufrieras un desequilibrio eléctrico, pues tendrías una carga neta y por tanto irías dando chispazos a la gente (no los típicos calambres debido a la electricidad estática), de una forma parecida al personaje Blanka del popular juego Street Fighter, tal y como podemos ver en la imagen.
Fuente Imagen
En fin, que en el vídeo, por mucho que ponga que interviene una “licenciada en física cuántica”, quien realmente interviene es una persona por lo visto sin conocimiento alguno, que si alguna vez supo algo de física lo olvidó todo junto con el principio de conservación de la energía. Es súper curioso cómo habla de “canalizar la energía” hacia el cuerpo sin decir de dónde viene esa energía. Es de suponer que del cristal no, o sería una fuente energética infinita.
Existen muchos más argumentos en contra de tan disparatada terapia como el por qué solo sirven los cristales tipo piedras preciosas como el cuarzo, cuando una viga de hierro o una espada son cristales igualmente. Y por cierto, aunque llamamos cristal al vidrio de las ventanas, realmente no lo es, es un sólido amorfo.
En definitiva, que físicamente no existe ningún mecanismo que nos explique la curación de un ser humano mediante la colocación de cristales sobre su cuerpo, y mucho menos con la curación a distancia, lo cual es una idea todavía más disparatada y que casi necesita un artículo aparte.
Existen muchos más argumentos en contra de tan disparatada terapia como el por qué solo sirven los cristales tipo piedras preciosas como el cuarzo, cuando una viga de hierro o una espada son cristales igualmente. Y por cierto, aunque llamamos cristal al vidrio de las ventanas, realmente no lo es, es un sólido amorfo.
En definitiva, que físicamente no existe ningún mecanismo que nos explique la curación de un ser humano mediante la colocación de cristales sobre su cuerpo, y mucho menos con la curación a distancia, lo cual es una idea todavía más disparatada y que casi necesita un artículo aparte.
Desde el punto de vista biológico tampoco…
Ya hemos visto que desde el punto de vista de la física es imposible la curación de una persona por la transmisión de energía desde los cristales, pero es que desde el punto de vista biológico tampoco le podemos encontrar explicación. Sabemos que la energía pasa de unos compartimentos celulares a otros, mediante un montón de reacciones que se engloban en lo que llamamos el metabolismo. Así por ejemplo, el ATP (Adenosín trifosfato) es una molécula que se conoce como la ‘moneda energética de la célula’ y para sintetizarla de forma rentable hacen falta complejas estructuras celulares como las mitocondrias y la intervención de muchas otras moléculas complejas. Dicho ATP se utilizará para llevar la energía a donde la célula la requiera, por ejemplo para mover estructuras como los flagelos o para que tengan lugar ciertas reacciones químicas. Ahora bien ¿qué estructuras, orgánulos o moléculas en continua reestructuración tienen las rocas y minerales para hacer estos intercambios de energía y que lleguen a los seres vivos produciendo curaciones y sanaciones…? Pues la respuesta es bien clara: NADA.
El buscar explicaciones biológicas a los supuestos efectos de los cristales es tan absurdo que me cuesta pensar que haya gente que se tome esto en serio. Veamos algunos ejemplos (Aquí mismo podéis leer un montón barbaridades como las que comentaré ahora mismo):
Leo en algunas webs cristaloterápicas que por ejemplo los cristales de ágata sirven para curar picaduras de insectos… ¡pero qué mecanismo usan estos cristales para ello! Como mucho notaremos alivio al ponernos una superficie lisa y fresquita sobre la picadura, pero más alivio sentiremos si nos ponemos un paquete de menestra congelada…
La amatista dicen que cura los trastornos de la menopausia… ¿qué guardan estos cristales en su interior? ¿células endocrinas? Los desajustes de la menopausia se pueden reajustar usando tratamientos hormonales por lo que parece que poco pueden hacer estas piedras…
La esmeralda dicen que cura los sentimientos de envidia… ¡claro! La envidia que sientes cuando se la ves a tu vecina y tú no tienes una…
La perla cuentan por ahí que cura el pesimismo, los sentimientos egoístas y ¡el escepticismo! ¡Toma ya! Como si el escepticismo fuera una enfermedad maligna que hay que erradicar… la caradura que pueden llegar a tener esta gente es impresionante.
Y así podríamos seguir con multitud de ejemplos a cada cual más delirante y menos coherente.
Ya hemos visto que desde el punto de vista de la física es imposible la curación de una persona por la transmisión de energía desde los cristales, pero es que desde el punto de vista biológico tampoco le podemos encontrar explicación. Sabemos que la energía pasa de unos compartimentos celulares a otros, mediante un montón de reacciones que se engloban en lo que llamamos el metabolismo. Así por ejemplo, el ATP (Adenosín trifosfato) es una molécula que se conoce como la ‘moneda energética de la célula’ y para sintetizarla de forma rentable hacen falta complejas estructuras celulares como las mitocondrias y la intervención de muchas otras moléculas complejas. Dicho ATP se utilizará para llevar la energía a donde la célula la requiera, por ejemplo para mover estructuras como los flagelos o para que tengan lugar ciertas reacciones químicas. Ahora bien ¿qué estructuras, orgánulos o moléculas en continua reestructuración tienen las rocas y minerales para hacer estos intercambios de energía y que lleguen a los seres vivos produciendo curaciones y sanaciones…? Pues la respuesta es bien clara: NADA.
El buscar explicaciones biológicas a los supuestos efectos de los cristales es tan absurdo que me cuesta pensar que haya gente que se tome esto en serio. Veamos algunos ejemplos (Aquí mismo podéis leer un montón barbaridades como las que comentaré ahora mismo):
Leo en algunas webs cristaloterápicas que por ejemplo los cristales de ágata sirven para curar picaduras de insectos… ¡pero qué mecanismo usan estos cristales para ello! Como mucho notaremos alivio al ponernos una superficie lisa y fresquita sobre la picadura, pero más alivio sentiremos si nos ponemos un paquete de menestra congelada…
La amatista dicen que cura los trastornos de la menopausia… ¿qué guardan estos cristales en su interior? ¿células endocrinas? Los desajustes de la menopausia se pueden reajustar usando tratamientos hormonales por lo que parece que poco pueden hacer estas piedras…
La esmeralda dicen que cura los sentimientos de envidia… ¡claro! La envidia que sientes cuando se la ves a tu vecina y tú no tienes una…
La perla cuentan por ahí que cura el pesimismo, los sentimientos egoístas y ¡el escepticismo! ¡Toma ya! Como si el escepticismo fuera una enfermedad maligna que hay que erradicar… la caradura que pueden llegar a tener esta gente es impresionante.
Y así podríamos seguir con multitud de ejemplos a cada cual más delirante y menos coherente.
¿Y desde un punto de vista psicológico? ¿Tiene sentido este tipo de terapia?
La respuesta es que no. De hecho, para que nos hagamos una idea, las mismas personas que creen en el poder de las piedras muchas veces no tienen problema en creer también en la astrología o la numerología. Podemos encontrarnos con que algunas piedras están asociadas con determinados signos astrales o con un número en concreto. Y la astrología por ejemplo, está demostrado que no funciona, luego no tiene ningún sentido decir que a los aries les va mejor una determinada piedra u otra.
Desde un punto de vista psicológico se dice que las piedras tienen propiedades beneficiosas. De hecho en los manuales sobre la utilidad de las piedras podemos encontrarnos con que hay piedras por ejemplo para la depresión, para mejorar la memoria, estabilizar las emociones, predisponer a una persona hacia el amor, para conseguir que veas tus propios defectos y el camino para corregirlos, para recuperar la confianza en uno mismo…y así un largo etcétera. Parece como si las piedras pudieran ayudarnos a hacer todo tipo de psicoterapia.
¿Es esto cierto? ¿Realmente nos pueden ayudar las piedras en todas estas cuestiones? Por supuesto que no. Desde el punto de vista de la teoría psicológica no tiene ningún sentido hablar de psicoterapia con minerales. Si así fuera todo psicólogo tendría en su consulta un puñado de minerales para resolver los problemas de sus pacientes. Pero lo cierto es que simplemente no sirven para nada en realidad. Como mucho podrán producir efecto placebo, y habría que verlo.
Desde un punto de vista psicológico, hablar de curar con minerales no tiene absolutamente ningún sentido. Hasta donde se conocen hoy día los diferentes trastornos psicológicos, en ningún caso se sospecha que la causa de los mismos pudiera estar en “desequilibrios energéticos”, y los remedios eficaces para tratarlos no tienen nada que ver con los cristales. Si por ejemplo queremos resolver problemas de ansiedad o depresión (dos de los problemas más frecuentes) podemos mejor acudir a intervenciones de eficacia demostrada. De hecho acabo de recibir hace poco noticia de un meta-análisis sobre la eficacia del tratamiento psicológico breve para depresión y ansiedad en atención primaria, y resulta que la terapia breve muestra su eficacia para resolver estos dos problemas. Aunque no tan eficaz como la terapia más larga, por lo visto solamente con la incorporación de una intervención de pocas sesiones se mejoran los problemas de ansiedad y depresión.
La respuesta es que no. De hecho, para que nos hagamos una idea, las mismas personas que creen en el poder de las piedras muchas veces no tienen problema en creer también en la astrología o la numerología. Podemos encontrarnos con que algunas piedras están asociadas con determinados signos astrales o con un número en concreto. Y la astrología por ejemplo, está demostrado que no funciona, luego no tiene ningún sentido decir que a los aries les va mejor una determinada piedra u otra.
Desde un punto de vista psicológico se dice que las piedras tienen propiedades beneficiosas. De hecho en los manuales sobre la utilidad de las piedras podemos encontrarnos con que hay piedras por ejemplo para la depresión, para mejorar la memoria, estabilizar las emociones, predisponer a una persona hacia el amor, para conseguir que veas tus propios defectos y el camino para corregirlos, para recuperar la confianza en uno mismo…y así un largo etcétera. Parece como si las piedras pudieran ayudarnos a hacer todo tipo de psicoterapia.
¿Es esto cierto? ¿Realmente nos pueden ayudar las piedras en todas estas cuestiones? Por supuesto que no. Desde el punto de vista de la teoría psicológica no tiene ningún sentido hablar de psicoterapia con minerales. Si así fuera todo psicólogo tendría en su consulta un puñado de minerales para resolver los problemas de sus pacientes. Pero lo cierto es que simplemente no sirven para nada en realidad. Como mucho podrán producir efecto placebo, y habría que verlo.
Desde un punto de vista psicológico, hablar de curar con minerales no tiene absolutamente ningún sentido. Hasta donde se conocen hoy día los diferentes trastornos psicológicos, en ningún caso se sospecha que la causa de los mismos pudiera estar en “desequilibrios energéticos”, y los remedios eficaces para tratarlos no tienen nada que ver con los cristales. Si por ejemplo queremos resolver problemas de ansiedad o depresión (dos de los problemas más frecuentes) podemos mejor acudir a intervenciones de eficacia demostrada. De hecho acabo de recibir hace poco noticia de un meta-análisis sobre la eficacia del tratamiento psicológico breve para depresión y ansiedad en atención primaria, y resulta que la terapia breve muestra su eficacia para resolver estos dos problemas. Aunque no tan eficaz como la terapia más larga, por lo visto solamente con la incorporación de una intervención de pocas sesiones se mejoran los problemas de ansiedad y depresión.
¿Y desde un punto de vista médico?
No hay ninguna evidencia científica acerca del poder curativo de las piedras. Se les atribuyen muchas propiedades no demostrables e incluso es posible observar cómo en distintos sitios se les achacan propiedades distintas y muy generales. Como mucho podrían tener utilidad como placebo.
¿Por qué puede parecer que los minerales curan?
Cuando alguien recurre a un remedio así es cuando está ya “desesperado” por la falta o aparente falta de curación por medio de la “Medicina oficial”. Eso lo saben muy bien los charlatanes, que se aprovechan del ciclo natural de la enfermedad. ¿Y cuál es ese ciclo y cuáles son sus fases? Cuando uno va a enfermar, siente unos pródromos o síntomas inespecíficos que avisan que la enfermedad va a ocurrir. A continuación padece la enfermedad propiamente dicha, con todos sus síntomas y signos. Esa enfermedad evoluciona hasta un punto máximo o álgido llamado acme, donde se manifiesta en toda su intensidad. A partir de ahí pueden ocurrir diversas cosas: que la enfermedad evolucione bien y cure sin más, que evolucione mal y cure con secuelas o que ocurra la muerte del enfermo. En Medicina se intenta acortar el periodo de enfermedad y que la curación sea exitosa, sin muerte ni secuelas.
Dicho esto es sencillo comprender dónde atacan los charlatanes: te dicen “yo curaré lo que los médicos oficiales no pueden”…pero no te dicen que, simplemente, te están dando algo para crearte la ilusión de curación mientras la enfermedad remite por sí misma.
¿Y esto se lo cree la gente?
Sí, lo cierto es que hay gente que cree que las piedras realmente pueden curarnos. Esto es algo que puede tener consecuencias negativas.
Por ejemplo, en los jóvenes escolares todos estos temas esotéricos y misteriosos calan muy hondo, así cuando en las clases de educación secundaria se tratan temas geológicos centrados en minerales y rocas, hay un momento en el que se describen aspectos básicos y propiedades de un montón de tipos de minerales y rocas. A veces es a nivel teórico, usando libro de texto, guías e Internet y otras veces es a nivel práctico, en el laboratorio o en el aula, con ejemplares reales de rocas y minerales. Lo normal es que cuando se están describiendo, los mismos alumnos intervienen para resaltar las propiedades más características de cada ejemplar y cuando están hablando es normal que cuenten historias sobre minerales o rocas que ellos tienen, o han visto, o han oído por ahí… y aquí es donde sale a relucir su vena cristaloterápica, y, por ejemplo, cuando se habla del cuarzo, casi siempre hay alguno que salta diciendo que en casa tienen un gran cristal de cuarzo, que su madre o su padre compró en tal sitio, porque es bueno para las energías y los chakras…(¡¿?!) Es algo bastante habitual, por lo que en las clases se aprovechan estos momentos para introducir un poco de escepticismo y aclarar un poco estas ideas erróneas del alumnado. También es muy frecuente que muchos jóvenes, sobre todo chicas… tengan pulseritas, collares y sobre todo pendientes y anillos, de ámbar (o imitación del ámbar), o de cualquier otro fragmento de mineral translucido y de colorines, como la fluorita o el cuarzo, que piensan que les da suerte, o que cuidan como oro en paño porque llevan impregnada la energía vital de sus novios o novias, e incluso que les proporcionan energía para el estudio y les curan los estados de ansiedad, dolores de cabeza, estrés…
Resumiendo…
Que la cristaloterapia no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la física, de la biología, de la psicología o la medicina. Que las piedras no sirven para curar vamos. Hay gente que puede llegar a creerse realmente que las piedras curan y esto puede traducirse a veces en consecuencias negativas para el usuario si se abandona por ejemplo un buen tratamiento en favor de las piedras, o si nunca se llega a buscar uno pensando que los cristales resolverán el problema.
No hay ninguna evidencia científica acerca del poder curativo de las piedras. Se les atribuyen muchas propiedades no demostrables e incluso es posible observar cómo en distintos sitios se les achacan propiedades distintas y muy generales. Como mucho podrían tener utilidad como placebo.
¿Por qué puede parecer que los minerales curan?
Cuando alguien recurre a un remedio así es cuando está ya “desesperado” por la falta o aparente falta de curación por medio de la “Medicina oficial”. Eso lo saben muy bien los charlatanes, que se aprovechan del ciclo natural de la enfermedad. ¿Y cuál es ese ciclo y cuáles son sus fases? Cuando uno va a enfermar, siente unos pródromos o síntomas inespecíficos que avisan que la enfermedad va a ocurrir. A continuación padece la enfermedad propiamente dicha, con todos sus síntomas y signos. Esa enfermedad evoluciona hasta un punto máximo o álgido llamado acme, donde se manifiesta en toda su intensidad. A partir de ahí pueden ocurrir diversas cosas: que la enfermedad evolucione bien y cure sin más, que evolucione mal y cure con secuelas o que ocurra la muerte del enfermo. En Medicina se intenta acortar el periodo de enfermedad y que la curación sea exitosa, sin muerte ni secuelas.
Dicho esto es sencillo comprender dónde atacan los charlatanes: te dicen “yo curaré lo que los médicos oficiales no pueden”…pero no te dicen que, simplemente, te están dando algo para crearte la ilusión de curación mientras la enfermedad remite por sí misma.
¿Y esto se lo cree la gente?
Sí, lo cierto es que hay gente que cree que las piedras realmente pueden curarnos. Esto es algo que puede tener consecuencias negativas.
Por ejemplo, en los jóvenes escolares todos estos temas esotéricos y misteriosos calan muy hondo, así cuando en las clases de educación secundaria se tratan temas geológicos centrados en minerales y rocas, hay un momento en el que se describen aspectos básicos y propiedades de un montón de tipos de minerales y rocas. A veces es a nivel teórico, usando libro de texto, guías e Internet y otras veces es a nivel práctico, en el laboratorio o en el aula, con ejemplares reales de rocas y minerales. Lo normal es que cuando se están describiendo, los mismos alumnos intervienen para resaltar las propiedades más características de cada ejemplar y cuando están hablando es normal que cuenten historias sobre minerales o rocas que ellos tienen, o han visto, o han oído por ahí… y aquí es donde sale a relucir su vena cristaloterápica, y, por ejemplo, cuando se habla del cuarzo, casi siempre hay alguno que salta diciendo que en casa tienen un gran cristal de cuarzo, que su madre o su padre compró en tal sitio, porque es bueno para las energías y los chakras…(¡¿?!) Es algo bastante habitual, por lo que en las clases se aprovechan estos momentos para introducir un poco de escepticismo y aclarar un poco estas ideas erróneas del alumnado. También es muy frecuente que muchos jóvenes, sobre todo chicas… tengan pulseritas, collares y sobre todo pendientes y anillos, de ámbar (o imitación del ámbar), o de cualquier otro fragmento de mineral translucido y de colorines, como la fluorita o el cuarzo, que piensan que les da suerte, o que cuidan como oro en paño porque llevan impregnada la energía vital de sus novios o novias, e incluso que les proporcionan energía para el estudio y les curan los estados de ansiedad, dolores de cabeza, estrés…
Resumiendo…
Que la cristaloterapia no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la física, de la biología, de la psicología o la medicina. Que las piedras no sirven para curar vamos. Hay gente que puede llegar a creerse realmente que las piedras curan y esto puede traducirse a veces en consecuencias negativas para el usuario si se abandona por ejemplo un buen tratamiento en favor de las piedras, o si nunca se llega a buscar uno pensando que los cristales resolverán el problema.
Fuente imágenes piedras