Dos formas de concebir el mundo

Dediqué este fin de semana a repasar algunos de mis cuentos de terror favoritos. No sólo encontré en esta actividad un viejo disfrute que ya tenía abandonado en los últimos tiempos, sino que también me topé, gozoso, con una curiosa reflexión acerca de los puntos de vista enfrentados, o tal vez complementarios. Y tiene que ver con alguna de las intervenciones que hemos tenido en este blog ultimamente. Sé que probablemente vosotros no saquéis ningun partido a una reflexión que tiene mucho de personal y subjetiva, y que sólo ha servido para tenerme un ratito ensimismado, pero ya que todo blog, incluso este, hace las veces de un diario personal para su autor, he pensado contaros de qué va. A ver qué pensáis al respecto.

E. A. Poe y H. P. Lovecraft. Dos genios de la literatura de terror, que cada cual escoja el que más le guste. Yo ya tengo mis preferencias, pero no va de eso el asunto, no sólo de literatura. A Poe y a Lovecraft les unieron muchas cosas. Cualquiera que conozca algo de la biografía del autor de "En las montañas de la locura" sabrá seguramente de la admiración que sentía por Poe. Y de hecho podemos rastrear y reconocer esa influencia en la propia obra de Lovecraft. Los dos fueron poetas de reconocido talento (esto, como de costumbre, está sujeto a gustos e interpretaciones alternativas. Hay muchos críticos que no acaban de tragar al inventor de los mitos de Cthulhu).
Pero a ambos autores les separaba una característica muy especial. Lovecraft es un maestro de lo sobrenatural. Teje atmósferas terroríficas con los mimbres de otras dimensiones y deja que en su obra resuenen, como una sinfonía horrísona, los ecos de deformes seres extraplanetarios. Nada que ver con el racionalista Poe. También un maestro del terror, de valía indiscutible, pero con un carácter bien distinto. Poe sólo deja intuir tímidamente las sombras de lo extramundano, como fantasmas apenas perceptibles, pero en realidad su narrativa suele estar bien asentada en el mundo natural, en la física, incluso en la razón. No en vano fue, aunque muchos lo desconozcan, un auténtico pionero en el género policíaco (leed, si no, "La carta robada"). Los dos autores consiguen su objetivo: provocar terror, dibujar con palabras imágenes desasosegantes y hacernos pasar un buen rato a los lectores. Pero sus estrategias son diferentes (hasta donde tengo noticia), desde el momento en que optan por una concepción diferente de la realidad. Lo que les separa a los dos, y a eso iba, son las mismísimas ciencias naturales.

Supongo que el mismo análisis se puede hacer extensivo a otros campos no directamente relacionados con la literatura. En este blog hemos asistido estos días a la defensa (formulada de manera respetuosa y educada, por cierto, lo cual es algo poco frecuente) de la existencia de lo sobrenatural. Como decía, es un campo en el que (según lo entiendo yo) los científicos poco podemos decir, salvo oponer nuestro criterio de parsimonia. Algo similar se plantea en el espinoso asunto de la teología, donde los tentáculos de lo religioso se quieren meter a veces en el terreno de la ciencia, y viceversa. Como con Poe y Lovecraft, estamos asistiendo a maneras opuestas de acceder a la realidad. Visiones quizá irreconciliables: ya hemos hablado de lo difícil (imposible) que es discutir los argumentos infalsables de lo "paranormal". Pero también visiones que probablemente sean complementarias, como vienen a concluir las voces más moderadas (¿las más sabias?) desde el marco teológico y desde algunas áreas "problemáticas" o "trascendentes" de la ciencia, como la física cuántica. Al fin y al cabo, ¿Cuántos científicos creyentes hay? Una razón más para no encerrarnos en nuestras fortalezas. ¿Qué hay más allá de la ciencia? Sencillamente no podemos saberlo, o no con las herramientas que a mí me parecen válidas. Por eso hay que conformarse con la intuición, con las creencias, y con el escalofrío que me recorre la espalda cuando estoy leyendo un cuento y hace su aparición Nyarlathotep desde otra dimensión desconocida.
En mi opinión, la ciencia cuenta con una herramienta de prodigioso valor que es el método científico y que le permite avanzar en el conocimiento, sin llegar a trascender, eso sí, el terreno en el que aquélla ha sido confinada. Aprovechémosla a tope.

Y bueno, ya dejo de escribir chorradas, que esto más que Psicoteca parece "el diario de Gilgamesh".

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy bastante de acuerdo con la observación que has hecho. Yo me inclino también a favor del método que utiliza la ciencia. Sin embargo no me opongo en absoluto a otras formas de conocimiento. De hecho me parece positivo que se desarrollen.
Lo que sí me parece bien también es lo que se hace en nuestra cultura. Utilizar para resolver los asuntos sociales aquellos conocimientos que demuestren su eficacia. Es decir usar la ciencia como conocimiento motor de la sociedad.
No gastar recursos en la aplicación de un conocimiento del que desconocemos su eficacia aparte de lo que nos cuentan algunas personas.
Personalmente pienso que es un valor básico que hace progresar a la sociedad. En otra época no ocurría así. Los primeros científicos se las tuvieron que ver con las enseñanzas de aristóteles o con la iglesia.
El mundo occidental tal y como lo conocemos hoy, basa su prosperidad en el conocimiento empírico de la realidad.
La economía es una ciencia, la medicina, física, ingenierías, biología geología, psicología...
Hay saberes que no son ciencia y reconocen que no lo son. Por ejemplo la filosofía. Y no es que la filosofía no aporte a esta sociedad, creo que aporta y mucho. Pero creo que es un valor principal el juzgar la utilidad de las cosas antes de asignar los fondos públicos.
Pensemos que pasaría con las sociedades avanzadas si todos los fondos que se destinan a investigación e implantación de nuevas tecnologías, se gastase en formar a tarotistas e investigar la convinatoria de las cartas del tarot y cosas similares.
Puede que la realidad sea bastante ambigüa si se relativizan las cosas. Puede que que todos los pensamientos o teorías tengan su sitio. Pero si vamos a aplicar en la práctica un tipo de conocimiento, será mejor que apliquemos aquel conocimiento en cuyos principios esté como prioridad acercarse a vida la práctica.
Con ejemplos concretos. Si queremos curar una enfermedad y sabemos cómo se cura porque lo hemos probado muchas veces en la práctica, no intentemos con filosofía oriental curar esa enfermedad. Para actuar en la realidad usemos el método que se esfuerza por ser útil en la realidad.
Si creemos que otras formas también sirven, provemoslas primero a ver que pasa para poder usarlas. En ese momento ese conocimiento pasará a formar tb parte de la ciencia.

Anónimo dijo...

Estos debates empiezan a tomas un giro hacia el debate filosófico-político :)

Anónimo dijo...

No conozco bien la teoría del Big Bag. Pero lo que creo es que en cierto modo se presta a la especulación. Ellos no estuvieron allí para comprobarlo.
Según las teorías actuales de la física, si pudieses ir a un agujero negro giratorio y girar en sentido contrario, viajarías atrás en el tiempo. Nadie ha estado allí para conocer si eso es así. En la ciencia tb hay especulación, está claro. Y me encantan las historias poéticas. Los mitos. Y me gusta que existan.
Sin embargo sigo prefiriendo la ciencia. No solamente me parece tb de gran belleza. Además me parece que describe y explica la realidad de una forma bastante acertada. Aunque sin duda puede haber especulación y error en la ciencia.
Pero además la ciencia permite predecir y controlar.
Esto tb lo permiten otras fuentes de conocimiento. Un chamán puede conocer un ritual con el que sugestiona a alguien y consigue que se ponga bien (si le funciona ¿no será porque sabe que funciona, porque lo ha probado antes, esto no es como ciencia pero menos desarrollado?). Sin embargo en el conocimiento científico, la predición y el control son a mi juicio mejores que en otras formas de conocimiento.
Además la ciencia no es un sistema de conocimiento cerrado. Si las técnicas de un chamán funcionan se puede estudiar por qué funcionan y ver si es verdad que funcionan. Es decir, la ciencia es un método, una filosofía de cómo llegar al conocimiento. En la ciencia tiene cabida todo, pero ojo, todo lo que se demuestre que sirve para algo.
La acupuntura por ejemplo. Un arte milerario oriental. Parece ser que sirve bastante bien para calmar el dolor. Se puede intentar descubrir si eso es cierto estudiando el tema. Si despues de darle vueltas al asunto llegamos a la conclusión de que sí es así, pues utilizamos el método.
Lo que yo no soy partidario es de decir "va venga, que sí funciona" (sin realmente saber si es así)y defender ese método con unas cuantas anedotas de una mujer que dejó de sentir dolor.
Curioseemos en el tema. Veamos si funciona. Y si no es así, no perdamos tiempo ni recursos en esto, y busquemos otra forma de solucionarnos el problema. Y si funciona, usémoslo.
Esa es la filisofía de la ciencia. La de la "no ciencia" sería aplicarlo sin más. Y yo digo que funciona, porque a mi me pagan por esto y es lo único que sé hacer, o porque realmente me lo creo sin más o porque me gusta el tema y para mí es como mi religión y que nadie me contradiga.
Ayer, casualmente vi en la tele un cacho de la serie kung fu. Le preguntaban al monje si creía en la vida después de la muerte. El monje estaba seguro de que sí. Se acordó de lo que le decía su maestro: "peq salt, ¿ves el sol por la noche? No, pero está ahí. Pues cuando mueres hay otra vida que no ves y tb está ahí". Y es muy bonito, quedó fenomenal el tío diciéndolo. Pero de ahí a que sea eso verdad...
Si preguntan a un científico: ¿funciona este tratamiento?
El científico podría responder: funciona, porque lo hemos probado y en un 95 % de los casos la gente se cura con él. Así que si alguien enferma de tal enfermedad le damos esto y se cura.
Un no científico, por ejemplo un chamán podría decir: el poder de la luna al anochecer todo lo puede. Sanará.
Y es muy bonito, pero igual el tío no tiene ni idea. O igual sí. Pero si tiene idea es probablemente porque haya hecho algo parecido a lo que hace el científico. Que le halla pasado más veces lo mismo y haya usado el mismo remedio, y le funcione. O el método del remedio, que puede ser la sugestión en diversas formas para un conjunto limitado de eventos.
Yo pienso como al principio. Prefiero el método científico. Y por cierto, que vaya de la mano del imperialismo no es una razón para renegar de él. Suele haber en todo cosas buenas y malas. Y este puede ser un aspecto positivo de la cultura occidental.

Anónimo dijo...

Eso de que la ciencia es mala y viene con el imperialismo es nuevo para mí.
La ciencia no es más que aprendizaje humano, pero más sofisticado. ¿Desde cuando aprender es malo?
Nuestra inteligencia y capacidad de aprender es una de las cosas más distintivas del ser humano.

Anónimo dijo...

Yo lo que creo es que el conociemiento científico es bastante crítico consigo mismo, cosa que no hace casi ningún otro. De hecho el propio Hawkins ha afirmado que ninguna teoría científica puede demostrarse, simplemente es una invención de las personas que sobrevive a la experiencia empírica. Esa es una gran virtud.
Además es un conocimiento que pose gran utilidad.

Fernando Blanco dijo...

Ya me vais a perdonar otra vez, pero que las cosas se me han salido de quicio.
A ver, Landelius: Cuando hablo de que la ciencia “está confinada” en un terreno determinado, no me refiero ni a las universidades, ni al “primer mundo”, ni al ámbito tecnológico-militar... Me refiero a cierto tipo de conocimiento o de discurso. La ciencia nunca podrá demostrar que existe (o que no existe) Dios tal y como lo plantean los cristianos, por ejemplo. La ciencia está para otras cosas, para el discurso de lo falsable. Es decir, para esos objetos naturales con los que podemos argumentar y contra-argumentar, proponiendo hipótesis y refutándolas. Si digo que la creencia en fantasmas no es científica, es porque es irrefutable. Está fuera de las “murallas” de la ciencia. ¿Ahora se me entiende?
Dices: “Y dime apreciable gilga: qué historia que tu conozcas no tiene un gramo de ficción?” No soy experto en epistemología así que hablo por pura intuición, pero supongo que toda hipótesis, científica o no, contiene algo de especulación. Precisamente por eso es una hipótesis. Lo que pasa es que el método científico provee de un sistema para ir “filtrando” las hipótesis y enriqueciéndolas con nuevos datos. Cosa que en los dogmas, por ejemplo, no sucede. La mitología y la religión no se “criban” en función de la experiencia, no cambian. Se fosilizan.
Pero vaya, para una vez que no me meto con la religión y lo paranormal sino que abogo por una convivencia al tratar distintos niveles de la experiencia humana, me volvéis al tema de siempre. Que si la ciencia no es objetiva, que si la religión es tan válida como una ciencia... ¡Jo!

Usuario anónimo de las 03:06 (esto ya parece el horario del tren): Pues eso es, chico. Aprovechemos la gran potencia que tiene el método científico para funcionar en “su terreno”: el mundo de lo falsable y lo natural. La medicina y la tecnología son ejemplos de ámbitos en los que debe aplicarse el método científico y no otros.
Pero la ciencia no pinta nada a la hora de tratar el mundo espiritual, por ejemplo. Muchos preferimos aplicar un principio de economía para llevar la racionalidad hasta ese límite, y por eso no creemos en realidades “sobrenaturales”. Pero sé que es un argumento débil, así que comprendo a los creyentes. Y como digo hay muchos científicos creyentes.

Usuario anónimo de las 09:07: Hombre, precisamente la teoría del Big Bang no es una de las más especulativas, que has ido a poner un ejemplo... Es una hipótesis que servía para explicar un dato determinado, pero que derivó en una predicción que fue comprobada (la radiación de fondo). Y hasta hoy ha mostrado ser bastante coherente con los datos observados (en astronomía la palabra “coherente” está lejos de ser absoluta, la física de los grandes y pequeños objetos y las enormes distancias, es lo que tiene).
Dices: Según las teorías actuales de la física, si pudieses ir a un agujero negro giratorio y girar en sentido contrario, viajarías atrás en el tiempo.
Pues ya me dirás qué teorías dicen eso. En todo caso, es una especulación y no una teoría. Y no hay nada de malo en especular cuando uno lo deja claro.
Y me encantan las historias poéticas. Los mitos. Y me gusta que existan.
No digo lo contrario. Soy un apasionado de la mitología. El nombre de “Gilgamesh”, ¿crees que lo saqué de unos cereales para desayuno? ;-)
Por cierto, me ha gustado el ejemplo que has puesto de la acupuntura. Yo suelo utilizar uno parecido. Un científico de mente abierta no niega la eficacia de la acupuntura, sólo dice que esa eficacia tiene que tener una base racional que no viole las leyes naturales.

Jo, pues no pensaba yo que iba a crear debate la parida que escribí sobre los poetas y tal. Ya me alegro.

Anónimo dijo...

Antes se creía que la conducta y la mente humana no podían ser objeto de estudio de la ciencia. Hoy tenemos la psicología.
No descartemos a priori nada. No sabemos lo que ocurrirá en el futuro. En principio, lo espiritual está en cierta medida fuera del conocimiento de la ciencia. Pero todo método de curar enfermedades, ya sea lo que hace un chamán o uno de acupuntura, puede convertirse en objeto de estudio de la ciencia.
Lo de viajar atrás en el tiempo, es una conclusión teórica descrita por Hawkins en su libro "El universo en una cáscara de nuez". A través de la teoría se llega a esa conclusión. Es lo que predice la teoría científica,de la que yo personalmente dudo.

OP dijo...

Y todo esto ha comenzado con una dualidad Lovecraft-Poe? Me he perdido, quizá porque mi dualidad es más de andar por casa: King-Crichton. :)

Fernando Blanco dijo...

Crichton, sin duda. Y también valdría el argumento, ¿no? El uno hace best-sellers con la excusa de la ciencia y la tecnología, el otro con el terror sobrenatural (o no).
Que menudas paridas que me marco a veces, chavalote. Ya lo dije: El diario de Gilgamesh. Dentro de poco, me podréis leer las confesiones amorosas como si fuese una quinceañera ;-)

OP dijo...

No puedo esperar a leer sobre esa otra cara de TU dicotomía: llega el momento AnaRosa Gilgana!

Anónimo dijo...

En algo estamos de acuerdo: que le ciencia es útil para el conocimiento. Por lo menos ya estamos de acuerdo en algo.
Respecto a otras formas de conociemiento, tengo mis dudas acerca de la competitividad de otros métodos frente al científico.
Yo lo siento, por mucho que te cages en todo, sigo pensando lo mismo. Cada uno tiene su opinión,esto es un país libre.

Anónimo dijo...

O no?

OP dijo...

Como estudiante de licenciatura tomé una asignatura llamada "Filosofía de la ciencia". Hacía piras a bastantes clases, por cierto, pero en ésta éramos cuatro gatos. Así que me veía en el laboratorio de Helena y, de pronto, transportado a esa otra dimensión que era la clase de este buen hombre. Mi conclusión al final de esta asignatura fue clara: la ciencia es más divertida cuando se hace que cuando se "deshace" (o discute).