Todos tienen lo que merecen: La hipótesis del "mundo justo"

ResearchBlogging.orgA los psicólogos nunca dejará de impresionarnos la capacidad humana para autoengañarse, una actividad que todos realizamos más frecuentemente de lo que parece. Lo interesante es que este acto de autoengaño suele tener, comúnmente, la función y resultado de hacernos más felices, porque cierra nuestros ojos ante las cosas más feas de este mundo. Es por eso que este mecanismo defensivo, protector de nuestra autoestima y felicidad, es adaptativo y puede haber sido seleccionado en el curso de la evolución hasta llegar a nuestros días.
De todas las formas de autoengaño que practicamos con mayor o menor frecuencia, las hay particularmente interesantes. Una de ellas es la creencia denodada y contra toda evidencia en una especie de "justicia universal" que los psicólogos llaman "creencia en el mundo justo" (Lerner, 1980). Esta creencia es tan generalizada que se ha trasladado al lenguaje coloquial en forma de numerosas expresiones y frases hechas, como "el tiempo pone a cada uno en su sitio", "quien siembra vientos recoge tempestades", y otras que podréis identificar por vuestra cuenta sin mucho esfuerzo. En este post voy a hablaros de algunos curiosos estudios que demuestran esta generalizada –e infundada- creencia en una forma de justicia universal.

Situaciones de azar vs. situaciones de habilidad
Pocos han elaborado esta distinción tan claramente como Langer (1975) en su recomendable artículo sobre la ilusión de control. Las situaciones a las que nos enfrentamos (o que simplemente presenciamos) en nuestra vida pueden clasificarse en función de si permiten o no la posibilidad de ser influenciadas o controladas por los individuos. Hay situaciones dominadas por el azar, y otras en las que la habilidad de los actores tiene algún papel. Valgan un par de ejemplos sencillos: La capacidad atlética de un corredor es fundamental en el resultado de una prueba de 100 metros lisos (situación de habilidad), y por lo tanto dicho corredor tiene algún control sobre el resultado. Por otro lado, las habilidades de un jugador de póker no pueden afectar en absoluto a las cartas que le hayan tocado al repartir la baraja (situación de azar), y concluiremos que el jugador no tiene control alguno sobre este resultado: si le han tocado malas cartas, no dependerá de sus habilidades, empeño, voluntad, etc.
Evidentemente, nuestra vida está plagada de situaciones en las que no existe el control del resultado por parte del individuo: los juegos de azar como la lotería, los accidentes, algunas enfermedades, los encuentros casuales... No obstante, los seres humanos nos resistimos a aceptar que el azar pueda dominar una parte importante de nuestras vidas. Esta realidad representaría un ataque en toda regla a nuestra autoestima, pues nos obligaría a vernos como lo que somos a menudo: muñecos moviéndose de un lado a otro a merced de un mar de olas aleatorias que golpean desde mil direcciones. Nos gusta más la imagen de un universo ordenado donde todo tiene una explicación lógica y sencilla, pensar lo contrario nos hace sufrir.
En consecuencia, y para evitar ese sufrimiento, interviene el autoengaño, y tendemos a tratar las situaciones de azar como si fueran situaciones de habilidad (es decir, tratamos las situaciones incontrolables como si pudiéramos controlarlas). Un jugador de lotería se siente más confiado en que va a obtener el premio si le permiten escoger el número con el que va a jugar (Langer, 1975); un jugador en un casino pondrá mucho cuidado y concentración al arrojar los dados sobre la mesa para conseguir el número que desea (Henslin, 1967), o bien acarreará amuletos para "atraer la buena suerte"; los familiares de un fallecido en un accidente buscarán una explicación más allá de la pura casualidad o el azar (Kushner, 1981)... En este proceso de autoengaño intervienen múltiples factores que pueden estudiarse desde muchos puntos de vista.

El mundo justo
La misma motivación (es decir, la protección de nuestra autoestima ante un mundo repleto de situaciones dominadas por el azar, ante las que estamos desprotegidos) subyace a la creencia generalizada en que las acciones y sus resultados comparten la misma valencia afectiva. Ésta es la "hipótesis del mundo justo": los actos buenos tienen consecuencias positivas, mientras que los actos malos tienen consecuencias negativas; las cosas buenas les suceden a las buenas personas, pero las cosas malas les suceden a las personas malvadas (Langer, 1975; en realidad, Piaget ya observó este tipo de razonamiento con anterioridad, pero lo vinculó a los estadios de desarrollo previos a la edad adulta, algo que como veremos no es cierto). Esta creencia en la justicia universal elimina el papel del azar, incluso en situaciones donde el azar es claramente el único o principal determinante, y por esto nos hace sentir más cómodos en el mundo. Vamos ahora a ver algunos ejemplos donde la creencia en el mundo justo se investiga empíricamente.
En uno de sus experimentos, Lerner (1965) pidió a sus participantes que evaluasen las aptitudes de dos trabajadores, uno de los cuales había obtenido una bonificación por casualidad. Sistemáticamente, los participantes juzgaron más competente a este trabajador que fue recompensado, incluso aunque supieran que esto ocurrió de manera fortuita, accidental. Es como si quisieran "poner las cosas en su sitio": si recibió la recompensa, tuvo que merecerla, porque si no el mundo sería un lugar injusto.
En la misma línea, Lerner y Simmons (1966) complementaron el anterior experimento con un estudio en el que los participantes observaron como otro participante (realmente, un actor conchabado con el experimentador) recibía descargas eléctricas como castigo a errores menores en un experimento en el que creían estar tomando parte. En aquellas situaciones en las que los participantes no podían hacer nada para evitar que esta persona fuera castigada, se observó cómo los sujetos tendían a devaluar o negar el sufrimiento de la víctima. De nuevo, parecían mostrar preferencia por la hipótesis del mundo justo: "si no puedo actuar para detener tu castigo, entonces es mejor creer que te lo mereces, o que no es tan doloroso, y así no me siento mal por ello".

Tienes lo que te mereces
Profundizando más en el estudio de la creencia en el mundo justo, Callan, Ellard y Nicol (2006) llevaron a cabo una serie de experimentos en los que manipularon una variable que resultó ser clave: la valencia afectiva (bueno vs. malo) de los actos que unos individuos llevaron a cabo antes de pasar por una situación de azar (no controlable). Los participantes en los experimentos de Callan y colaboradores leyeron dos historias diferentes, en una de ellas el protagonista obtenía un evento positivo por azar (ganar la lotería), y en la otra pasaba por una situación negativa también por azar (ser víctima de un accidente de automóvil). Además de esto, se ofreció información distinta acerca de los protagonistas de estas historias: a la mitad de los participantes se les dijo que el protagonista ganador de la lotería había tenido un buen comportamiento previamente al sorteo, a la otra mitad se les dio la información opuesta; del mismo modo, la mitad de los participantes fue informada de que el protagonista de la historia del accidente de carretera había engañado a su pareja recientemente ("mala persona"), mientras que la otra mitad de los participantes solamente supo que el protagonista estaba planeando unas vacaciones familiares ("buena persona"). Los resultados mostraron cómo, en ambas historias, los sujetos juzgaron que estos eventos objetivamente incontrolables (ganar la lotería, ser víctima de un accidente) fueron resultado de las acciones previas de los protagonistas (tener buen comportamiento, cometer adulterio) sólo cuando la valencia de estas acciones coincidía con la de los eventos. Es decir, tanto el triunfo en el sorteo como el accidente se reconocieron como eventos fruto del azar e incontrolables cuando éstos no "encajaban" (suponiendo que el mundo es justo) con los actos previos del protagonista: si una persona mala y mezquina gana un sorteo es porque ha tenido suerte; si una buena persona es atropellada mortalmente no ha sido culpa suya. Sin embargo, cuando los actos coincidían con los eventos experimentados por los protagonistas, la creencia en el mundo justo salía a relucir: si el protagonista de una de las historias ganó el sorteo, se debe a que es una buena persona; si el otro protagonista fue atropellado, fue por haber cometido adulterio. En otras palabras: según los sujetos del estudio, ambos protagonistas merecían lo que les pasó (sea positivo o negativo), y no sólo eso, sino que estos eventos fueron entendidos como el fruto lógico de sus actos (porque en el mundo justo, los actos buenos producen recompensas, mientras que los actos malvados derivan en castigos).
Por último, voy a comentar otro estudio que añade un factor de lo más interesante: el atractivo físico del protagonista. Callan, Powell y Ellard (2007) pusieron sobre la mesa la creencia de que "los guapos son buenos" que tanto han contribuido a perpetuar los cuentos infantiles y, con escasas excepciones, las películas de Disney y Hollywood (¿no es frecuente que los heroicos protagonistas de estos cuentos y películas sean retratados a la vez como hermosos y bondadosos, y para completar el cuadro acaben triunfando en sus gestas?). Cuando nos presentan a una persona físicamente atractiva, le atribuimos cualidades positivas, también en el plano moral ("son buenas personas"). Imagine el lector que asiste a la representación de una tragedia, la muerte de una mujer, como hicieron los participantes (mayoritariamente mujeres) del estudio de Callan y colaboradores (2007). La trampa vino a continuación: la mitad de los participantes observaron la muerte de una mujer hermosa, mientras que los demás asistieron a la muerte de una mujer no tan atractiva. Como podemos imaginar a estas alturas, los primeros juzgaron la tragedia como indudablemente más injusta y dolorosa que los otros. Curiosamente, el mecanismo funciona en dos direcciones, puesto que en un segundo experimento se invirtió el orden de los acontecimientos. Los sujetos leyeron un relato en el que una mujer resultaba herida en un incendio accidental en una casa (es decir, que fue víctima de una injusticia). A continuación, debían escoger en un banco de imágenes la cara de la protagonista tal como la habían imaginado al leer la historia. Aquellos participantes a los que se les hizo creer que el sufrimiento de la mujer había sido grande escogieron caras significativamente menos atractivas que aquellos a los que se les dijo que las secuelas del incendio habían sido mínimas. De nuevo, la "injusticia" no cabe en la cabeza de los participantes: si la mujer fue herida salvajemente, no podía ser bonita, esto sería "injusto".

En cualquier caso, todo el proceso de autoengaño cumple su objetivo al presentarnos un mundo justo en el que las personas no son recompensadas o castigadas por azar, sino porque lo merecen (y sorprendentemente la belleza física cuenta como "bondad" en este razonamiento). Infundadamente, "rellenamos" los espacios huecos que preceden a todo aquello que sucede por azar o por razones desconocidas, mediante la atribución de estos eventos a causas que nos parecen lógicas y justas. Así ponemos orden en el mundo, aunque lo hagamos de espaldas a la realidad. En mi opinión, ser irracionales nos protege de un vacío insoportable de mirar, y por eso la evolución nos hizo así. Irracionales.

Referencias:
Callan, M., Ellard, J., & Nicol, J. (2006). The Belief in a Just World and Immanent Justice Reasoning in Adults Personality and Social Psychology Bulletin, 32 (12), 1646-1658 DOI: 10.1177/0146167206292236
Callan, M., Powell, N., & Ellard, J. (2007). The Consequences of Victim Physical Attractiveness on Reactions to Injustice: The Role of Observers’ Belief in a Just World Social Justice Research, 20 (4), 433-456 DOI: 10.1007/s11211-007-0053-9
Henslin, J. M. (1967). Craps and magic. American Journal of Sociology, 73, 316-330.
Kushner, H. S. (1981). When bad things happen to good people. New York: Abon Books.
Langer, E. J. (1975). The illusion of control. Journal of Personality and Social Psychology, 32, 311-328.
Lerner, M. J. (1965). Evaluation of performance as a function of performer's reward and attractiveness. Journal of Personality and Social Psychology, 1, 355-360.
Lerner, M. J. (1980). The belief in a just world: A fundamental delusion. New York: Plenum.
Lerner, M. J., y Simmons, C. H. (1966). Oberver's reaction to the "innocent victim": Compassion or rejection? Journal of Personality and Social Psychology, 4, 203-210.

32 comentarios:

unnombrealazar dijo...

¿Tienes algún dato que demuestre que los guapos no son personas de mejor catadura moral?

¿No será que la ilusión de control sirve de estímulo para aumentar ese control? ¿No crees que esta explicación tiene más sentido evolutivo que una 'protección de un vacío insoportable de mirar'?

Si, en la vida real, un porcentaje muy, muy alto de lo que pasa es debido a situciones de habilidad (premisa no testada, lo acepto), y si un experimentador nos presenta una situación de azar, ¿no es comprensible que nosotros sigamos el valor por defecto, atribución interna, en lugar de acomodarnos a una tarea poco representativa? ¿Sería compatible esta explicación con tu idea de la salvaguarda de la autoestima? Creo que un poco de razonamiento bayesiano demostraría que mantenerse en la atribución interna puede tener más sentido que 'dejarse hacer el lío' por el experimentador.

Dudas, dudas.

Fernando Blanco dijo...

Hola Topo Universitario:
Me encanta lo que has dicho en tu comentario. Una aclaración: en un momento del post decía que la ilusión de control puede estudiarse desde distintos puntos de vista y teniendo en cuenta variables muy distintas. Esto incluye variables de tipo emocional, cognitivo, social, o incluso filosófico... que son las que interesan mayormente a los psicólogos sociales. Por eso el post, que aborda el tema más general de la "hipótesis del mundo justo" (y no la ilusión de control), y que está escrito desde la perspectiva de la psicología social, se refiere a ese tipo de explicaciones más "difusas".
Sin embargo, para la ilusión de control se han propuesto también otro tipo de explicaciones y variables a un nivel mucho más básico. Y aquí sí que puedo aportar mi granito de arena, ya que la ilusión de control fue mi tema de tesis y sigue ocupando parte de mi trabajo como investigador. Aunque este fenómeno diferente, la ilusión de control (y no la "hipótesis del mundo justo", con el que está relacionado), se ha estudiado desde muchos puntos de vista (por ejemplo, la protección de la autoestima), a mí me atraen las explicaciones básicas ancladas en conceptos como la covariación entre eventos: se ha demostrado que la ilusión de control aparece con más facilidad cuando el evento que se intenta controlar es frecuente, por ejemplo (lo llamamos "sesgo de densidad del consecuente"). El razonamiento bayesiano que mencionas es una de las perspectivas teóricas que ofrecen una explicación para el efecto, pero aun así las hay más básicas (el razonamiento sigue siendo entendido como un proceso cognitivo superior), e inspiradas fuertemente en la investigación con animales.

También dices: Si, en la vida real, un porcentaje muy, muy alto de lo que pasa es debido a situciones de habilidad (premisa no testada, lo acepto), y si un experimentador nos presenta una situación de azar, ¿no es comprensible que nosotros sigamos el valor por defecto, atribución interna, en lugar de acomodarnos a una tarea poco representativa?
Respondo: En primer lugar, los estudios de Langer no funcionaban exactamente como dices. Los sujetos en aquellos experimentos se comportaban como si pudieran controlar situaciones de azar bien conocidas (lanzar una moneda, escoger un billete de lotería), pero no en todas las ocasiones, sino cuando los experimentadores incluían algún elemento en la situación de azar que producía ese sesgo. Por ejemplo, la "familiaridad": si un sujeto ha pasado por la situación previamente, tiende a pensar que la puede controlar, cuando de hecho esto no es cierto (no por jugar a la lotería durante años mejorarás tu rendimiento). Por lo tanto, no hay tal "clasificación por defecto" como sugieres. La situación se entiende como azar a menos que se transforme para hacerla más similar a una situación de habilidad.
Sí que se documenta, también, la tendencia a evitar la conclusión de que no hay control posible cuando la situación es realmente incontrolable.

¿Sería compatible esta explicación con tu idea de la salvaguarda de la autoestima?
Vuelvo a aclarar que no es mi idea. El post está escrito desde el punto de vista de la psicología social y se aplica al fenómeno de la creencia en el mundo justo. Mi visión del fenómeno más concreto de la ilusión de control está asentada sobre principios más básicos, esencialmente la percepción sesgada de covariaciones entre eventos.

Héctor dijo...

¡¡¡Felicidades Gilgamesh!!! Gran entrada, muy bien explicada y bien documentada,y que explica de forma sencilla algo que uno puede apreciar en los demás vez sí, vez tb.

Hay quien incluso de forma explícita tiene una creencia personal en una especie de justicia cósmica, o de justicia impuesta por una divinidad.

Por lo menos ahora no pasa como algunos años atrás, que cuando a alguien le salía un hijo con un problema tenía que esconderlo, por no sufrir el rechazo social..."dios le ha castigado por pecador" debían de decir...

Muy buena entrada ;)

Unknown dijo...

Sigo pensando que el azar influye mínimamente en nuestras vidas aunque sí creo que no depende de si somos buenos o malos. La habilidad de un jugador de póquer no determina las cartas que le van a llegar pero sí jugarlas de manera que le lleven a ganar la partida. Tener un accidente de tráfico depende de nuestros reflejos, nuestra forma de conducir, el conocimiento de la vía, las precauciones que hayamos tomado, etc. No digo que todo sea evitable pero decir que es cuestión de suerte o de azar es una forma de justificar los errores.

Fernando Blanco dijo...

Jorge:
Lo que dices tiene sentido en la vida real (no tanto en el laboratorio, donde es posible un control más férreo de la situación por parte del investigador), pero con algún matiz. Para empezar, la existencia genuina del azar es una cuestión filosófica: ¿existe algo así como el azar absoluto? Pues no sabría responderte. Yo sostengo (y es una postura filosófica) que en el universo que conocemos los eventos se producen unos a otros, están unidos por cadenas causales. Es más, creo que nuestro sistema cognitivo "piensa" en estos términos de causas y efectos.
Ahora bien, cuando esas cadenas causales se convierten en redes complejas (por ejemplo, varios eventos producen varios efectos, pero además tanto causas como efectos interaccionan entre sí de manera compleja, anulándose o sumándose entre ellos), en la práctica el resultado se vuelve impredecible o incontrolable a nuestros ojos. Por supuesto que un accidente de tráfico, o el número que te sale al lanzar el dado, o la mano de cartas que te corresponden después de barajar, son el resultado de causas materiales como las que has citado, pero estas causas están tan intrincadas que el resultado no es una suma lineal de factores desencadenantes y preventivos del efecto. Se nos hace prácticamente imposible manejar modelos causales de este tipo, por ser muy complejos. Digamos que nuestro cerebro no es lo bastante potente para trabajar con tanta información, así que lo simplificamos, y en la práctica, para nosotros, el resultado es aleatorio: ¿quién podría predecir qué carta le va a tocar al tomar una cualquiera de un mazo bien barajado? ¿quién podría hacer que todas las tiradas de dados arrojasen el mismo resultado? Si nos fuera posible hacer estas predicciones, cerrarían los casinos.
De modo que coincido contigo en que el universo (¡y nuestro sistema cognitivo!) se rige por reglas causales, pero añado que en la práctica somos incapaces de controlar y predecir la mayor parte de los eventos que nos ocurren. No puedo afectar al tiempo atmosférico que hará mañana, como tampoco puedo decidir qué cartas me tocarán al repartir la baraja. A eso le estaba llamando azar, aunque sea discutible la afirmación de que es genuino azar.

Segunda cosa: cuando yo hablo de incontrolabilidad, me traslado al laboratorio, y allí me refiero a factores covariacionales, probabilísticas (o estadísticas, como quieras). Incontrolable es todo evento cuya probabilidad de aparición es la misma cuando llevo a cabo una acción que cuando no la llevo a cabo. Si cuando un sujeto pulsa un botón se enciende una luz en el 80% de las ocasiones, y cuando no lo pulsa se enciende también en el 80% de las ocasiones (hablo de probabilidades condicionales), el encendido de esa luz es incontrolable mediante sus acciones. Y por lo tanto, desde el punto de vista del sujeto es una situación de azar aunque el encendido no fuera aleatorio.

Gracias por el comentario, bien visto ;-)

Fernando Blanco dijo...

Por cierto, he caído en la cuenta de que, por cosas de escribir a altas horas de la madrugada, he desaprovechado un comentario tan jugoso como el de Topo Universitario. Leo mi respuesta a su intervención y veo que no he explicado nada y es una pena.
Por ejemplo, haces una pregunta muy buena aquí:
¿No será que la ilusión de control sirve de estímulo para aumentar ese control? ¿No crees que esta explicación tiene más sentido evolutivo que una 'protección de un vacío insoportable de mirar'?
Primero, ya he dicho que en lo que respecta a la ilusión de control (IC), mi punto de vista personal se sostiene sobre explicaciones muy básicas, referentes a la covariación entre eventos y no tanto a mecanismos de protección de la autoestima. Pero me gustaría detenerme en esa primera pregunta, acerca de que la IC podría ser un estímulo para aumentar el control, premiado por la selección natural. Lo que planteas es muy interesante pues es un círculo vicioso. Evidentemente, la IC potencia la conducta: Si crees que controlas la situación, actúas. Cualquier evento que obtengas, aunque no se haya debido a tus acciones, funcionará como reforzador aumentando la sensación de control y la conducta. Hace algún tiempo que realizamos una simulación informática basada en un modelo de aprendizaje (Rescorla y Wagner, 1972) donde se demostraba que la estrategia de ser muy activo e intentar producir los eventos mediante tus acciones te lleva a la IC y a mantener tu tasa de acciones elevada.
Si crees que no controlas la situación, dejas de actuar. A eso se le llama apatía, y con ella no ganas gran cosa:
a) Si te equivocas y el evento resultase ser controlable, aunque fuese un poco, dejarás de obtener los reforzadores que podrías haber conseguido.
b) Si el evento era incontrolable después de todo, ahorrarás energía por no actuar vanamente, pero la sensación de ausencia de control está relacionada con sentimientos negativos (teoría de la indefensión aprendida de Seligman, "realismo depresivo" de Alloy y Abramson).

Luego preguntabas: ¿Sería compatible esta explicación con tu idea de la salvaguarda de la autoestima?
De nuevo desde mi punto de vista, las explicaciones en un nivel básico, de conducta, tienen innumerables ventajas frente a otras de índole más "difusa". No obstante, hay resultados que sugieren que estos fenómenos requieren explicaciones complejas. Por ejemplo, los sujetos de Lerner dejan de clasificar la situación como azarosa en cuanto la conviertes en "injusta" (por ejemplo, cuando una persona recibe una recompensa sin causa aparente, se la inventan para que todo cuadre). En el plano de la IC, tenemos efectos como el realismo depresivo, que implica una resistencia a la ilusión de los sujetos moderadamente deprimidos, implicando a las emociones en la percepción de contingencias...
Mi propuesta es intentar quedarnos en el plano de las explicaciones básicas. En el primer ejemplo (los sujetos de Lerner), podría ocurrir que nuestro cerebro está adaptado para pensar en términos de causa-efecto (es lo que dice gente como Steven Sloman), y por eso ante el azar (o sea, el desconocimiento de la causa) tienden a buscar cualquier causa que explique lo que aparentemente (o realmente) es aleatorio. Sin necesidad de recurrir en principio a eso de "el mundo justo". En el segundo ejemplo (realismo depresivo) también hay teorías básicas: yo hice una propuesta asentada en la interacción entre tasa de respuesta y percepción de covariación (que encaja en modelos de aprendizaje animal como el mentado Rescorla-Wagner), hay otras propuestas basadas en la teoría de detección de señales...
Sin embargo, aun así me apresuro a responderte que sí, que estas teorías básicas no tienen por qué ser incompatibles con otras visiones más generales o de nivel más elevado (social).

PD: sé que el lenguaje que he usado en este comentario es oscuro, con jerga técnica. Lo he hecho porque creo que me dirijo a alguien que ya comparte ese conocimiento previo, pero estaré encantado de dedicar más tiempo para explicarlo con calma si alguien lo pide.

Unknown dijo...

Primeramente quería disculparme por el "problemilla" con respecto al post sobre "el timo de la interpretación de los sueños". Aunque ya lo he subsanado y comentado [ver post].

Con respecto a este post, me recuerda muchísimo a una entrada de finales del año pasado en Microsiervos, con el título: "Dan Gilbert: explorando la felicidad a partir de probabilidades", en el que se podía leer:

"Gilbert analiza con cierta profundidad muchos de los ejemplos de contabilidad mental paradójica que alguna vez hemos mencionado por aquí: cálculos incorrectos y sesgados que repetimos una y otra vez, influidos a veces por trucos de ventas, que muchas veces no tienen sentido. Un ejemplo perfecto es que la mayoría de las personas cruzarían toda la ciudad para comprar por 100 euros un electródoméstico que vale 200 al lado de su casa, pero no lo harían para comprar por 29.900 un coche que cuesta 30.000 en un concesionario cercano (la realidad: el billete de 100 euros que es el mismo ahorro en ambos casos no tendrá memoria sobre «de donde fue ahorrado»).

Una cuestión interesante es que en su exposición califica de tontería «jugar a la lotería», pues las probabilidades siempre están en contra del jugador y a favor de la «banca». Hay muchas variantes de frases populares que afirman con cierta gracia que la lotería es un impuesto voluntario sobre la esperanza o bien un impuesto «para los tontos que no saben matemáticas». Matemáticamente, están en lo cierto.

Pero psicológica y socialmente tal vez es una idea equivocada, como le recordó alguien de entre el público en el turno de preguntas: comprar un billete de lotería produce una utilidad o satisfacción en el comprador por el mero hecho de soñar durante un rato, unos días o incluso semanas con la posibilidad de ser agraciado con el premio (incluso aunque sepa que las probabilidades están en su contra). Podría afirmarse que incluso el subidón de serotonina («la hormona del placer») compense con creces el precio pagado por jugar.

Gilbert reconoció que este argumento tiene cierto sentido, pero que también habría que tener en cuenta la tristeza que se siente cuando a uno no le toca. (Así que todo queda en que es cuestión de jugar sabiamente y no deprimirse demasiado al perder, que es lo normal.)"

En cualquier caso, y sobre el tema del autoengaño, siempre me ha parecido una buena referencia "El punto ciego" de Daniel Goleman.

Un saludo.

Fernando Blanco dijo...

Hola Enrique,

En primer lugar, no te preocupes por lo del artículo, creo que ya está arreglado y todos contentos ;-)

En segundo lugar, está muy interesante lo que has contado sobre los beneficios, digamos, "no materiales" de apostar contra la evidencia (por ejemplo, jugando a la lotería). Es una muestra bonita de que a las personas nos gusta creer en lo que hacemos, que tiene sentido para algo. Aunque este tipo de reflexiones ya están en un plano mucho más elevado, filosófico.

Sergio dijo...

No tan filosófico. A las personas les gusta ser coherentes. Tenemos ahí el archifamoso efecto de la disonancia cognitiva. A nadie que juega a la lotería o a juegos de azar le resultaría sencillo decir que no vale para nada, pues le provocaría una tremenda disonancia. Consistencia actitud-conducta y justificación de costes, al fin y al cabo.

Aunque esto no explicaría por qué se comienza a jugar, sólo por qué se persevera tras el fracaso.

Por cierto, gran entrada, Gilgamesh. La he dsifrutado.

Unknown dijo...

Estoy deacuerdo con Sergio. Nadie juega a la lotería pensando que no le va a tocar, o que no sirva para nada. Su acción tiene que tener un sentido.

Aunque como bien dice Sergio "esto no explicaría por qué se comienza a jugar, sólo por qué se persevera tras el fracaso".

Hacía tiempo que tenía ganas de escribir sobre un tema de psicología que creo crucial para entender el resto de nuestra psique, que son los "esquemas mentales" y su influencia. Os dejo enlazado el artículo.
Podría no parecer tener relación, en principio, con el tema. Pero podría responder, por ejemplo, a porque la gente tiende a pensar en "un mundo justo" o porque empiezan a jugar a la lotería.
Un saludo.

Raül Burriel dijo...

Hace tiempo que sigo vuestro blog y la calidad de las últimas entradas es excelente. ¡Enhorabuena y seguid por esa senda!

Anónimo dijo...

No considero que un accidente sea una situacion del AZAR, todo accidente esta desencadenado por una serie de acciones previas a este perfectamente evitables o verificables, por ejemplo distraccion, falta de mantenimiento o inspecion de algun elemento, etc etc...

Fernando Blanco dijo...

Anónimo:
Cuantos más factores como los que has mencionado se identifican, y cuanto más ricamente se describen y analizan... menos "accidental" es la situación. Un accidente, por definición, es algo que sucede sin haberlo previsto.
Pero en cualquier caso no es éste el tema interesante, sino ¿por qué las personas consideramos que ser atropellado por un coche es una situación de azar cuando el atropellado es una buena persona o físicamente atractivo, pero que NO es una situación de azar cuando el atropellado es mala persona o menos agraciado?
En ambos casos son accidentes, en ambos casos podría discutirse igualmente si se trata de situaciones de azar o de otra cosa, lo importante es que a los participantes el hecho les parece una desafortunada casualidad cuando el bueno sufre (es un efecto del azar), pero una consecuencia lógica del comportamiento del malvado.
Esto es lo extraño.

Además, la observación que haces es más filosófica que otra cosa: ¿existe el azar absoluto? :-S
Es material que me sobrepasa intelectualmente como para discutirlo.

Héctor dijo...

Hombre, yo creo que la entrada es muy buena y existen situaciones que no podemos controlar, aunque no necesariamente se deban al azar. Por ejemplo, vienen 20 tipos una noche y te pegan una paliza de muerte. Difícilmente uno puede controlar dicha situación a menos que uno sea Bruce Lee o un corredor (y se marche corriendo).

Pero es una situación en la que la mayoría de los mortales no puede controlar.

Ni la situación de poker ni el accidente dependen sólo del azar, y además se pueden controlar en muchas ocasiones, pero creo que aunque no sean ejemplos perfectos, la entrada de Gilgamesh es francamente buena.

En el caso de los accidentes, normalmente hay que decir que suelen ser multicausales, lo cual suele llevar a tener una impresión azarosa de lo ocurrido, pero no suele ser así realmente. Normalmente se deben a causas controlables, que tomando las medidas preventivas adecuadas podrían haberse evitado... Habría que ir a ejemplos concretos. Pero ahí estoy totalmente de acuerdo con el último anónimo.

Héctor dijo...

Sobre lo último comentado podemos leer aquí sobre cómo los accidentes llegan a construirse.

Yo mismo escribí una entrada sobre el tema en relación a factores relacionados con la psicología que se encontraban en la causa de un accidente que sufrió mi propio hermano: conflicto entre normas formales e implícitas y un importante hueco en la formación.

Podíamos leer la entrada aquí. Otro ejemplo, la falta de conocimiento, o mejor dicho la desinformación (creencia popular de que el agua siempre viene bien para apagar el fuego), puede ser la causa de más de un disgusto. Podíamos leer otra entrada sobre el tema aquí. Precisamente dicha entrada está escrita para actuar sobre dicha causa e intentar que no le pase eso a la gente :)Un accidente así por ejemplo no responde solamente al azar, al igual que muchos otros (la mayoría seguramente).

Unknown dijo...

Eduard Lorenz fué un brillante matemático y metereólogo, que di la que quizá sea la explicación más plausible al azar.

Al efecto de la causalidad la denominó "dependencia sensitiva de las condiciones iniciales". Todos hemos tenido siempre la intuición de que todos los fenómenos, incluidos los accidentes son multicasuales. Y de echo es así. El problema es la interacción entre las diferentes causas.

Aquí os dejo un post que escribí ya hace algún tiempo sobre esta teoría de Eduard Lorenz. Espero que os sea de utilidad [ver post].

Un saludo.

Fernando Blanco dijo...

Enrique:
Lo que dices se parece bastante a lo que comenté más arriba. En mi opinión, el universo está causalmente estructurado. Lo que llamamos azar es en realidad la indeterminación o el desconocimiento de los factores causales que determinan un fenómeno. Sólo que yo añado un elemento más que podría ser relevante, al menos en la vida diaria: nuestras capacidades cognitivas.

Todos podemos manejar modelos causales sencillos en nuestra cabeza (según autores como Steven Sloman o David Lagnado, los procesos de categorización, inducción, y en general nuestro razonamiento están basados en modelos causales). Lo que ocurre es que a menudo nos enfrentamos a modelos tan intrincados y complejos (muchas causas, muchos efectos, interacciones complejas dentro de y entre ambos niveles) que son computacionalmente inabarcables para nuestros cerebros. A eso le llamamos comúnmente azar. Un superordenador podría calcular con acierto el output de fenómenos más sencillos que la meteorología y que nos encontramos cada día, simplemente proporcionándole la información de todos los factores relevantes. Pero nuestro cerebro se ve superado, y en la práctica, eso es azar para nosotros.

Fernando Blanco dijo...

[Héctor]:
En el caso de los accidentes, normalmente hay que decir que suelen ser multicausales, lo cual suele llevar a tener una impresión azarosa de lo ocurrido, pero no suele ser así realmente.

[Gilgamesh]:
Esto es lo que estoy intentando decir, yo tampoco creo que exista el "azar absoluto", pues el universo tiene estructura causal.

[H]:
...(los accidentes) Normalmente se deben a causas controlables, que tomando las medidas preventivas adecuadas podrían haberse evitado...
[G]:
Pero Héctor, si un accidente se debe a causas evitables, cada vez es menos accidente y más otra cosa (negligencia, por ejemplo).
Un accidente es algo que sucede sin haberlo pretendido, involuntariamente.

De todas formas, el post no va de eso, y os repito:
¿Por qué la gente considera "accidente" los eventos malos que les pasan a las personas buenas y los eventos buenos que les pasan a las personas malas?... ¿Y "no-accidente" cuando a las personas buenas les pasan cosas buenas, y a las malas cosas malas?

Unknown dijo...

Totalmente deacuerdo contigo Gilgamesh. Aunque no solamente achacaría, el que nuestro cerebro se vea superado, a la cantidad o complejidad de las variables e interacciones entre ellas (que también) sino que añadiría, a lo demás, un tercer punto, que son nuestras limitaciones a la hora de medir y observar.
Un ejemplo de lo que digo lo supone el principio de incertidumbre de Heisenberg.

El azar no se produce solamente porque haya muchas causas y que la ineteracción entre estas sea muy compleja, sino que a lo demás hay cosas que nos es "imposible" conocer debido a nuestras limitaciones, generando una mayor sensación de falta de control y de azar.

Unknown dijo...

Por otro lado, creo que el echo que comentas en el post, realmente tiene que ver con la falta de control.

Tendemos a pensar que podemos controlar las cosas, porque eso nos da seguridad. Saber que si te portas bien durante tu vida, irás al cielo. Saber que si eres buena persona, te ocurrirán cosas buenas. Lo necesitas, porque es una necesidad humana el tener la sensación de control sobre lo que le rodea.

Héctor dijo...

"Pero Héctor, si un accidente se debe a causas evitables, cada vez es menos accidente y más otra cosa (negligencia, por ejemplo).
Un accidente es algo que sucede sin haberlo pretendido, involuntariamente."

Aunque se deba a causas evitables sigue siendo un accidente, y además puede haber sucedido sin haberse pretendido, de forma no voluntaria. No son cosas excluyentes.

Por ejemplo: Si echo agua en la sartén, se me quema la cocina. Es algo más común de lo que pensamos. Las personas implicadas evidentemente no quieren quemar sus cocinar, y es algo que en muchos casos podría haberse evitado en este caso con información. ¿Es un accidente? Sí.

Pero bueno, como bien dices la entrada no trata de eso. Es una entrada muy buena y nos estamos centrando en otra cosa. Habría que centrarnos en lo que nos señalas...

"De todas formas, el post no va de eso, y os repito:
¿Por qué la gente considera "accidente" los eventos malos que les pasan a las personas buenas y los eventos buenos que les pasan a las personas malas?..."

En cuanto al azar, sí existe. En una partida de naipes, las cartas que te tocan lo hacen por azar. Ahora bien, si entramos en el resultado de la partida, ya no es sólo azar. Si me pego un buen farol puedo ganar.

Con los accidentes hay poco espacio para el azar a pesar de lo que la gente suele pensar.

Un saludete ;)

derrotado dijo...

Uhm.

Creo que la discusión está entrando de lleno en el terreno semántico, y esas discusiones terminan siendo aburridas.

Offtopic: Enrique, según el punto de vista mayoritario de la física actual, el azar cuántico es ontológico, no epistemológico. Esto es lo que Einstein se negaba a aceptar con aquello de que "Dios no juega a los dados", y lo que le valió la calificación de los físicos jóvenes de "venerable dinosaurio", por negarse a aceptar la física moderna.

O sea, que el azar, a nivel cuántico, EXISTE, no es una mera "ignorancia de las causas".

Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por este magnífico post. Admirando el tiempo y el esfuerzo que puso en su blog y la información detallada que usted ofrece.

Anónimo dijo...

Semplice e dolce. Sto pensando di iniziare un altro blog o cinque molto presto, e sarò sicuramente prendere in considerazione questo tema. Keep 'em in arrivo!

Verónica dijo...

Me ha encantado la entrada!
Y los comentarios que han hecho al respecto y como consecuencia me han surgido algunas preguntas y algunas opiniones:
Será que esa Ilusión de Control (IC) tiene varias funciones importantes para el ser humano? como ayuda para controlar o reducir la ansiedad e incertidumbre, por lo tanto tendrá una implicación fisiológica (hormonal por los corticoesteroides y adrenalina). Esa necesidad de explicar el azar y sustituirlo por una IC bien podría deberse a cubrir una necesidad de seguridad y protección, pues al percibir algunas circunstancias, eventos, contextos, etc. como algo que puede ser controlado por nuestra conducta y que puede relacionarse con la voluntad propia, de alguna manera le permite al sujeto (y al colectivo) planear, generar expectativas y hasta cambiar la actitud y la voluntad ante los eventos de la vida.
Entonces, qué pasa si ante las interacciones complejas que nos superan mentalmente a las que llamamos azar, el sujeto acepta o comprende que muchos eventos cotidianos dependen del azar y no de sus propios actos o de su voluntad, ¿será que el sujeto necesariamente deberá ser más consciente de su vulnerabilidad ante un medio actual o futuro impredecible?, y que pasa entonces con los proceso de planeación de la propia vida en un entorno inestable y azaroso, tendría caso proponerse metas?, proyectos, normas de conducta, etc.? Se me ocurre pensar que quizá todas estas conductas se darían de una manera diferente o serían mucho más limitadas, lo que posiblemente conllevaría a una sociedad diferente a la actual, por otro lado está el factor "frustración" que bien puede originar preguntas como: ¿Si tal o cual cosa no dependen de mi, para que me esfuerzo, para que lo hago, para que lo prospecto?, tiene caso que lo haga?.. etc. (lo que hablabas sobre la apatía) y las funciones cognitivas de previsión, organización, asociación, generalización, planeación etc. cómo se desarrollarían??.. entonces quizá esa idea de IC sea un elemento esencial y poco perceptible que ha contribuido a la evolución del pensamiento humano...
Por otro lado y en el ámbito netamente social, quizá esa IC haya servido para regular el comportamiento de una sociedad y lograr así una convivencia social más sana, armónica, respetuosa, cooperativa, etc. que a la postre se traduzca en una sociedad que sobreviva, que se desarrolle y que progrese, es decir para darle orden y facilitar la convivencia dando coherencia a las normas morales y valores que modulan la conducta social... y que a larga de los años se traducirán en la conservación de la especie. Por ejemplo: (yo escribo desde México) como es sabido en Cd. Juárez y en otros puntos de México la violencia, impunidad, corrupción, matanzas, y otras conductas son comunes en la actualidad, sería interesante averiguar en qué medida jóvenes que están involucrados con las drogas, cárteles, delincuencia, etc ( así como las víctimas) percibe eso del azar y de la IC, y observar su actitud y conducta dentro de esa sociedad... ¿Se podrían derivar hipótesis del comportamiento? y predecir el comportamiento??... sería interesante saberlo. ¿Hasta qué punto esa IC puede funcionar como una necesidad de sentirse " a salvo" o como un mecanismo de conservación?

Verónica dijo...

Me ha encantado la entrada!
Y los comentarios que han hecho al respecto y como consecuencia me han surgido algunas preguntas y algunas opiniones:
Será que esa Ilusión de Control (IC) tiene varias funciones importantes para el ser humano? como ayuda para controlar o reducir la ansiedad e incertidumbre, por lo tanto tendrá una implicación fisiológica (hormonal por los corticoesteroides y adrenalina). Esa necesidad de explicar el azar y sustituirlo por una IC bien podría deberse a cubrir una necesidad de seguridad y protección, pues al percibir algunas circunstancias, eventos, contextos, etc. como algo que puede ser controlado por nuestra conducta y que puede relacionarse con la voluntad propia, de alguna manera le permite al sujeto (y al colectivo) planear, generar expectativas y hasta cambiar la actitud y la voluntad ante los eventos de la vida.
Entonces, qué pasa si ante las interacciones complejas que nos superan mentalmente a las que llamamos azar, el sujeto acepta o comprende que muchos eventos cotidianos dependen del azar y no de sus propios actos o de su voluntad, ¿será que el sujeto necesariamente deberá ser más consciente de su vulnerabilidad ante un medio actual o futuro impredecible?, y que pasa entonces con los proceso de planeación de la propia vida en un entorno inestable y azaroso, tendría caso proponerse metas?, proyectos, normas de conducta, etc.? Se me ocurre pensar que quizá todas estas conductas se darían de una manera diferente o serían mucho más limitadas, lo que posiblemente conllevaría a una sociedad diferente a la actual, por otro lado está el factor "frustración" que bien puede originar preguntas como: ¿Si tal o cual cosa no dependen de mi, para que me esfuerzo, para que lo hago, para que lo prospecto?, tiene caso que lo haga?.. etc. (lo que hablabas sobre la apatía) y las funciones cognitivas de previsión, organización, asociación, generalización, planeación etc. cómo se desarrollarían??.. entonces quizá esa idea de IC sea un elemento esencial y poco perceptible que ha contribuido a la evolución del pensamiento humano...
Por otro lado y en el ámbito netamente social, quizá esa IC haya servido para regular el comportamiento de una sociedad y lograr así una convivencia social más sana, armónica, respetuosa, cooperativa, etc. que a la postre se traduzca en una sociedad que sobreviva, que se desarrolle y que progrese, es decir para darle orden y facilitar la convivencia dando coherencia a las normas morales y valores que modulan la conducta social... y que a larga de los años se traducirán en la conservación de la especie. Por ejemplo: (yo escribo desde México) como es sabido en Cd. Juárez y en otros puntos de México la violencia, impunidad, corrupción, matanzas, y otras conductas son comunes en la actualidad, sería interesante averiguar en qué medida jóvenes que están involucrados con las drogas, cárteles, delincuencia, etc ( así como las víctimas) percibe eso del azar y de la IC, y observar su actitud y conducta dentro de esa sociedad... ¿Se podrían derivar hipótesis del comportamiento? y predecir el comportamiento??... sería interesante saberlo. ¿Hasta qué punto esa IC puede funcionar como una necesidad de sentirse " a salvo" o como un mecanismo de conservación?

Anónimo dijo...

Me ha encantado la entrada!
Y los comentarios que han hecho al respecto y como consecuencia me han surgido algunas preguntas y algunas opiniones:
Será que esa Ilusión de Control (IC) tiene varias funciones importantes para el ser humano? como ayuda para controlar o reducir la ansiedad e incertidumbre, por lo tanto tendrá una implicación fisiológica (hormonal por los corticoesteroides y adrenalina). Esa necesidad de explicar el azar y sustituirlo por una IC bien podría deberse a cubrir una necesidad de seguridad y protección, pues al percibir algunas circunstancias, eventos, contextos, etc. como algo que puede ser controlado por nuestra conducta y que puede relacionarse con la voluntad propia, de alguna manera le permite al sujeto (y al colectivo) planear, generar expectativas y hasta cambiar la actitud y la voluntad ante los eventos de la vida.
Entonces, qué pasa si ante las interacciones complejas que nos superan mentalmente a las que llamamos azar, el sujeto acepta o comprende que muchos eventos cotidianos dependen del azar y no de sus propios actos o de su voluntad, ¿será que el sujeto necesariamente deberá ser más consciente de su vulnerabilidad ante un medio actual o futuro impredecible?, y que pasa entonces con los proceso de planeación de la propia vida en un entorno inestable y azaroso, tendría caso proponerse metas?, proyectos, normas de conducta, etc.? Se me ocurre pensar que quizá todas estas conductas se darían de una manera diferente o serían mucho más limitadas, lo que posiblemente conllevaría a una sociedad diferente a la actual, por otro lado está el factor "frustración" que bien puede originar preguntas como: ¿Si tal o cual cosa no dependen de mi, para que me esfuerzo, para que lo hago, para que lo prospecto?, tiene caso que lo haga?.. etc. (lo que hablabas sobre la apatía) y las funciones cognitivas de previsión, organización, asociación, generalización, planeación etc. cómo se desarrollarían??.. entonces quizá esa idea de IC sea un elemento esencial y poco perceptible que ha contribuido a la evolución del pensamiento humano...
Por otro lado y en el ámbito netamente social, quizá esa IC haya servido para regular el comportamiento de una sociedad y lograr así una convivencia social más sana, armónica, respetuosa, cooperativa, etc. que a la postre se traduzca en una sociedad que sobreviva, que se desarrolle y que progrese, es decir para darle orden y facilitar la convivencia dando coherencia a las normas morales y valores que modulan la conducta social... y que a larga de los años se traducirán en la conservación de la especie. Por ejemplo: (yo escribo desde México) como es sabido en Cd. Juárez y en otros puntos de México la violencia, impunidad, corrupción, matanzas, y otras conductas son comunes en la actualidad, sería interesante averiguar en qué medida jóvenes que están involucrados con las drogas, cárteles, delincuencia, etc ( así como las víctimas) percibe eso del azar y de la IC, y observar su actitud y conducta dentro de esa sociedad... ¿Se podrían derivar hipótesis del comportamiento? y predecir el comportamiento??... sería interesante saberlo. ¿Hasta qué punto esa IC puede funcionar como una necesidad de sentirse " a salvo" o como un mecanismo de conservación?
VERONICA

Anónimo dijo...

Me ha encantado la entrada!
Y los comentarios que han hecho al respecto y como consecuencia me han surgido algunas preguntas y algunas opiniones:
Será que esa Ilusión de Control (IC) tiene varias funciones importantes para el ser humano? como ayuda para controlar o reducir la ansiedad e incertidumbre, por lo tanto tendrá una implicación fisiológica (hormonal por los corticoesteroides y adrenalina). Esa necesidad de explicar el azar y sustituirlo por una IC bien podría deberse a cubrir una necesidad de seguridad y protección, pues al percibir algunas circunstancias, eventos, contextos, etc. como algo que puede ser controlado por nuestra conducta y que puede relacionarse con la voluntad propia, de alguna manera le permite al sujeto (y al colectivo) planear, generar expectativas y hasta cambiar la actitud y la voluntad ante los eventos de la vida.
Entonces, qué pasa si ante las interacciones complejas que nos superan mentalmente a las que llamamos azar, el sujeto acepta o comprende que muchos eventos cotidianos dependen del azar y no de sus propios actos o de su voluntad, ¿será que el sujeto necesariamente deberá ser más consciente de su vulnerabilidad ante un medio actual o futuro impredecible?, y que pasa entonces con los proceso de planeación de la propia vida en un entorno inestable y azaroso, tendría caso proponerse metas?, proyectos, normas de conducta, etc.? Se me ocurre pensar que quizá todas estas conductas se darían de una manera diferente o serían mucho más limitadas, lo que posiblemente conllevaría a una sociedad diferente a la actual, por otro lado está el factor "frustración" que bien puede originar preguntas como: ¿Si tal o cual cosa no dependen de mi, para que me esfuerzo, para que lo hago, para que lo prospecto?, tiene caso que lo haga?.. etc. (lo que hablabas sobre la apatía) y las funciones cognitivas de previsión, organización, asociación, generalización, planeación etc. cómo se desarrollarían??.. entonces quizá esa idea de IC sea un elemento esencial y poco perceptible que ha contribuido a la evolución del pensamiento humano...
VERONICA

Anónimo dijo...

Por otro lado y en el ámbito netamente social, quizá esa IC haya servido para regular el comportamiento de una sociedad y lograr así una convivencia social más sana, armónica, respetuosa, cooperativa, etc. que a la postre se traduzca en una sociedad que sobreviva, que se desarrolle y que progrese, es decir para darle orden y facilitar la convivencia dando coherencia a las normas morales y valores que modulan la conducta social... y que a larga de los años se traducirán en la conservación de la especie. Por ejemplo: (yo escribo desde México) como es sabido en Cd. Juárez y en otros puntos de México la violencia, impunidad, corrupción, matanzas, y otras conductas son comunes en la actualidad, sería interesante averiguar en qué medida jóvenes que están involucrados con las drogas, cárteles, delincuencia, etc ( así como las víctimas) percibe eso del azar y de la IC, y observar su actitud y conducta dentro de esa sociedad... ¿Se podrían derivar hipótesis del comportamiento? y predecir el comportamiento??... sería interesante saberlo. ¿Hasta qué punto esa IC puede funcionar como una necesidad de sentirse " a salvo" o como un mecanismo de conservación?
VERONICA

Anónimo dijo...

Y qué pasa con la empatía??... si un sujeto siente empatía con “el bueno de la película”? y desaprueba “ al chico malo”, sería una autoagresión calificar como accidente al chico malo y como consecuencia de sus actos al chico bueno?... sería como desacreditar las reglas morales y valores?..sería una necesidad de creer que el mundo es justo porque de lo contrario significa que “yo soy tonto por portarme bien”... y entonces deberíamos regresar a la época de la barbarie, donde el más fuerte se impone al más chico?... aunque en realidad en la actualidad el más rico se jode al más pobre... y por último, qué pasa si esta apreciación de azar o castigo está más bien relacionada con la fe del sujeto que califica???? porque Jesús dijo: “”volveré para juzgar a vivos y muertos”... ( o algo así) y qué pasa entonces si creces con la esperanza o con el temor de que llegado el día tendrás un castigo o una recompensa por tu comportamiento y sentimientos pasados...pero como nadie es eterno y no nos vamos a enterar si el juicio final se celebra por fin o se posterga hasta Dios sabrá cuándo, pues resulta más reconfortante, gratificante, piadoso etc. el proceso del autoengaño de acomodar los eventos a esta ley de causa efecto y sentirse cómodo con ese mecanismo, que aceptar con plena consciencia que fue un error haber contenido los “ bajos instintos”, las ganas de venganza, el deseo de abusar de la fuerza, la tentación de ser tirano, o el hecho de dejarse pisotear por el fuerte, el reconocerse a uno mismo como “frágil o débil o inepto” ante la barbarie del malvado del fuerte, del hábil ( y automáticamente el noble, el sincero, el valeroso, el piados etc. es en realidad el tonto del cuento, y por lo tanto con menores posibilidades de perpetuar la especia, de conservar la vida.... ( el estereotipo es que el poderoso, el adinerado el malvado etc. lo tiene siempre todo, mujeres, poder, disfruta, abusa de su posición, es injusto, egoísta, se sale con la suya, gana siempre, aunque al final siempre la vida lo castiga por malvado!!!) , porque eso es lo justo y el azar sólo es azar más no justicia.... si la vida no lo castigara entonces qué sería de nosotros indefensos que ´si seguimos las reglas????
VERONICA

veronica dijo...

En una sociedad como la mexicana los narcos viven rodeados de lujo, privilegios, tienen cierto estatus, son impunes, intocables, los respetan y les temen y a algunos hasta lealtad les tienen, lo puede comprar todo (hasta la justicia) no pasan hambre ni frío, no madrugan... su vida es linda hedonista, lo que anuncian en la tele lo pueden poseer........mientras tanto la población en su mayoría está del otro lado, del sufrido, de sacrificado, del que pasa hambre, del que los niños se enferman, del que el dinero no alcanza, del jodido, bajo la premisa de: “pobre pero honrado”... ah pero eso sí!! con la conciencia tranquila!!! aunque el más injusto es el gobierno ratero y abusivo, que no crea las oportunidades para que el pueblo progrese... y el pueblo abnegado sigue trabajando, pagando impuestos y jodido mientras sueña con lo que ve en la tele y no pude adquirir...

Quizá es por ello que los jóvenes mexicanos (muchos de ellos) prefieran vivir poco pero bien, con lujos y abundancia aunque mueran jóvenes que vivir mucho tiempo pero siempre en la estrechez y jodidos hasta la vejez!!


(siento que se haya repetido el comentario tantas veces, es que no aparecía como publicado, mil disculpas por la incomodidad).. esta es la última parte de mi comentario

Anónimo dijo...

Hey, I am checking this blog using the phone and this appears to be kind of odd. Thought you'd wish to know. This is a great write-up nevertheless, did not mess that up.

- David