Llega otro año más y de nuevo vienen a visitarnos Los Reyes Magos, Papá Noel y demás personas de ficción que hacen la vida un poco más feliz a los pequeños de la casa por estas fechas. A veces los padres responsables se preguntan qué es mejor, regalar un juguete divertido, o por el contrario uno educativo. ¿La princesita o el tablero de ajedrez?
¿Qué pensáis vosotros que es mejor? Lo cierto es que la pregunta está mal planteada en realidad. Sería algo así como plantear qué se debe hacer un sábado, si divertirse o salir de compras con la novia. Bromas aparte, ambas cosas no son para nada excluyentes.
Y no lo digo pensando lo siguiente: ¡Ei, que los juegos que enseñan inglés también son divertidos! ¿O no opináis igual que yo? A mí me encantan los puzles…no, no lo digo en ese sentido.
Lo que quería comentar en esta entrada es que contrariamente a la creencia popularizada, los juguetes son todos educativos. Tanto la princesita como el ajedrez.
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Muchos padres piensan que los juegos que no son didácticos (que no enseñan cosas), o que no hacen pensar a lo Bobby Fischer, no son educativos. ¡Nada más lejos de la verdad!
Lo cierto es que en realidad todos los juguetes son educativos, desde el camión de plástico a la princesita que ella tanto quiere. ¿O acaso no permite al niño/a usar su imaginación un muñeco? Y no sólo su imaginación, sino que permite ejercitar también la motricidad fina.
Por lo tanto, todos los juguetes son educativos. Fuera de la cabeza el mito de que no es así. Volviendo a la pregunta formulada al comienzo, queda claro que carece de sentido tal pregunta.
Por otra parte, para que “aprendan cosas” los niños ya tienen el colegio y otro tipo de actividades encaminadas a tal fin.
Una de las principales características del juego es que es voluntario, motivado por el único fin de divertirse. El motor del juego es la diversión. Eso no quita que el juego sea útil en el desarrollo de un niño.
Lo importante aquí es que si le compramos un juguete que no gusta, corremos el riesgo de que se quede en el armario sin uso, y no sirva absolutamente para nada.
Si a un niño le encanta el ajedrez perfecto, pero si no le gusta y le regalamos uno por navidad con la esperanza de que aprenda...
Es necesario yo creo al regalar un juguete a un niño conocer sus intereses y regalar sobre todo algo que le guste. Y aunque pensemos que puede ser mucho peor la princesita que el tablero de ajedrez, puede que no sea necesariamente así. Una muñeca que se usa, es mejor que un ajedrez en el armario.
Ahí queda el mensaje para padres, hermanos, tíos y demás familia, de cualquier niño posible víctima de un Santa-Karpov. Además, eso de regalar algo que no gusta no puede traer nada bueno…(los que no gustan de palabras malsonantes que no oigan el siguiente vídeo de humor)…
Os dejo un enlace interesante de una guía que puede venir muy bien, por si tenéis alguna duda sobre si un juguete será adecuado para un niño o no. Está muy bien, a diferencia de otras guías de juguetes, ésta se centra en los aspectos pedagógicos de los mismos. No es una guía con propósitos comerciales, o por lo menos eso se dice en su sitio online. La guía con la que muchos padres desean contar y que espero os sirva para algo si no habéis regalado nada todavía. Os deseo suerte con el regalo y de paso unas felices navidades a todos.
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