La Formación del Psicólogo

Sres:

Soy un recién llegado en este espacio. Agradezco la invitación a participar de él. Quería, en principio, presentarme, y luego plantear brevemente alguna primera discusión.

Mi nombre es Esteban M. Knöbl, y estudio Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires; estoy merodeando la mitad de mi carrera, por lo que aún tengo un buen trecho hasta obtener mi licenciatura. Participo de talleres y actividades relativas a la difusión de la Psicología científica, conjuntamente con otros estudiantes de Psicología locales, a quienes nos convoca, en principio, la abundancia de líneas de pensamiento dogmáticas y escollosas para el desarrollo de nuestra diciplina en tanto Ciencia, pero también la creación de espacios de difusión y -fundamentalmente- debate de teorías y pensadores que han sido históricamente relegados en nuestros claustros de formación académica. Nuestra Facultad no posee una conducción que parezca preocupada por estas cuestiones, por lo que decidimos -con la valiosa ayuda de investigadores y profesionales- impulsarla desde abajo.

Entenderán que mi punto de vista de los problemas con los que carga la dicipina está, sin dudas, ligado a mi medio cultural, y encuentro necesario abrir una discusión al respecto, al menos como puente para plantear una discusión más amplia.

La situación de la Psicología en Argentina es crítica, con seguridad por múltiples razones que por ahora no podría más que hipotetizar, pero con algunas deficiencias que son evidentes. Voy a hacer un comentario veloz sobre ello:
En nuestras universidades se sufre la prevalencia de un sistema teórico dogmático y mono-explicativo, desde el cual se ha intentado dar respuesta a problemáticas disímiles y de diferentes campos de la psicología, lo cual ha resultado -no podría ser de otra manera- en una intervención deficiente del Psicólogo, sobre todo en aquellos campos que han sido desatendidos en favor de la aplicación clínica. Por otro lado existe un relegamiento de la producción científica, contribución fundamental de la clínica psicoanalítica concebida como una forma genuina de investigación; ello deja por fuera cualquier metodología seria y el control del producto en la investigación, por lo cual no sólo tenemos un modelo para explicarlo todo, sino que además existe un déficit en el modo de producción del saber, que afecta principalmente a la calidad de lo que se produce. A la par de esto se sobreestima un perfil profesional y en detrimiento de la formación científica, devaluación que se aprecia en la "currícula implícita" como un sesgo clínico en las materias destinadas a la formación en procesos básicos y metodología. Por último tenemos un quiebre entre la demanda social y la oferta universitaria, que en definitiva se ha ocupado de producir profesionales más bien estériles, ya sea por los campos que han quedado por fuera de la orientación preeminente como por la falta de renovación y actualización científica en este y el resto de las aplicaciones de la psicología.

En todo este planteo existe, además de una denuncia, una vieja discusión: ¿a qué debe dedicarse un psicólogo? Para algunos, el perfil que le corresponde es fundamentalmente científico; para otros, profesional. Luego están los que suscriben al modelo científico-profesional que en general se ha adoptado en el diseño curricular de las universidades Latinoamericanas, Europeas y estadounidenses, modelo que en lo personal considero deficitario. Esta discusión ya no pertenece a mi medio sino a toda la comunidad psicológica, y ella me parece congruente con los propósitos de este espacio. Los invito a que compartan sus opiniones al respecto.

Creo que el valor de un espacio de difusión como éste se define principalmente por la participación que atraiga, y eventualmente por las acciones que puedan llevarse a cabo a partir de las ideas que surjan en su seno. Espero que Psicoteca sea capaz de convocar muchas miradas y opiniones, de modo que crezca. Ello es, a larga, una condición humilde pero necesaria para que nuestra diciplina pueda seguir creciendo como Ciencia.

Espero comentarios.
Hasta otra vez.

P.D.: para un informe más detallado sobre la problemática de la formación académica en Argentina y Latinoamérica, ver:
  • Vilanova, Alberto (1997); Las deudas de la Psicología del Cono Sur; Acta psiquiátrica y psicológica de América Latina, Vol.43, n°. 2 (1997) p.103-111.

1 comentarios:

Fernando Blanco dijo...

Hola Esteban, me alegra leer tu primera contribución, que por cierto agradecemos mucho.
Yo he visitado recientemente la web de ese proyecto que traen entre manos los estudiantes de psicología en Buenos Aires, y ya le he comentado a Esteban lo interesante que me parece una iniciativa de este tipo, con talleres, actividades, etc. Por aquí, la mayoría de cursos, masters e incluso programas de doctorado están orientados hacia la vertiente aplicada de la psicología. Y para más señas, la clínica. Como si todo el trabajo del psicólogo se restringiera a ese campo tan concreto. Y no es que me moleste la existencia de cursos dedicados a esta temática, ni mucho menos. Lo que me entristece es que no haya apenas seminarios o talleres únicamente teóricos y de nivel más básico, para profundizar en el conocimiento de un determinado campo, al menos sin tener que ir al extranjero, o que no cuesten un riñon. ¿Y si yo no quiero dedicarme a ejercer como terapeuta?
Psicólogos los hay de mil tipos. De perfil científico o técnico-aplicado. Los hay que trabajan con el cerebro, las neuronas, a un nivel muy orgánico, y los hay que tratan con grupos grandes de personas (ese asunto de los niveles de análisis que tan magistralmente expuso Pedro Cobos en “Conexionismo y cognición”). Algunos estudian a los animales buscando correlatos con el comportamiento humano, otros son terapeutas que aplican conocimientos y técnicas específicamente para tratar problemas psicologicos. Y cada día surgen más perfiles, a veces variantes y combinaciones de los anteriores: psicólogos en las empresas, psicólogos en los juzgados, psicólogos especialistas en formación...

Sospecho que esa maravillosa pluralidad de enfoques y esa riqueza de posibilidades que encontramos en la psicología actual son, en gran medida, culpables de la dificultad inmensa con la que se topan las universidades y centros académicos para formar nuevos profesionales competentes. Sencillamente, no hay tiempo para todo. Me habría encantado estudiar en la licenciatura determinados temas, en vez de insistir en otros que me atraían menos y que ya tenía archi-repetidos, pero no he tenido esa posibilidad. Me ha dado la sensación de que salía de la universidad con todo por aprender. Tal vez sea una sensación generalizada, sí, pero acrecentada en mi caso al no ver ni másters ni cursos dedicados a esos temas de los que me gustaría saber más. ¿La solución? Yo la encontré en la lectura de libros escritos “para todos los públicos”, o sea, divulgativos (no era menester lanzarse a leer artículos complejos y en inglés cuando no hay supervisión). Así logré enterarme un poco, siquiera superficialmente, de los temas que más me interesaban. Y en esas estoy, ignorante total. De vez en cuando me animo a darle a algun articulillo serio, pero poco más.
Ojalá hubiera por aquí un abanico más amplio de asignaturas: tenemos algunas ciertamente folklóricas en el currículum de psicología, a mi entender, cuando faltan muchos otros temas que son cruciales. Y más libertad para escogerlas en un currículum personalizado (que toque un poquito de todo obligatoriamente, pero que te deje organizarte como quieras).