¿Cuál es más grande?


Introducción

Este blog, como todos sabéis, está dedicado a la divulgación de la psicología. Me he propuesto colaborar escribiendo una serie de artículos algo diferentes, también de divulgación de psicología, pero de otro modo.
¿Cómo? Pues como se hace en un museo de ciencia: proponiendo experimentos. Así que junto con los artículos que van publicando por aquí, iré poniendo yo estos. Son de otro estilo y se complementan muy bien con lo que ya hay.
O sea, que de lo que se trata es de experimentar por uno mismo, porque es una forma divertida y bastante ilustrativa de acercarse a una disciplina como esta.
Van dirigidos a todos: a gente que no tenga mucho conocimiento sobre el tema y que le interese experimentar y cualquiera que le apetezca llevar a cabo la prueba.
Desde luego las experiencias que se proponen no se pretende sean evidencia de nada, ya que no están en un entorno controlado. Su finalidad es ilustrativa…
Empecemos pues con el primero…


Psicología de la percepción y tamaño


La foto es de una ilusión óptica hecha con la cámara de fotos... Se trata de hacer que dos vasos "iguales en tamaño" que están a diferente distancia, parezca que están justo al lado, para que así uno nos "parezca mayor en tamaño que el otro".

Y es que si de dos vasos iguales, está uno más lejos que el otro y nos parece que están a la misma distancia, el cerebro no interpreta correctamente los tamaños a pesar de ser exactamente iguales. Uno parece más grande que el otro.

¿Qué he hecho? He puesto 2 vasos uno más lejos que el otro y luego he hecho zoom sobre la imagen. El hecho de ver los vasos en la foto hace que calculemos peor las distancias entre uno y otro. El usar dos ojos nos ayuda a calcular mejor las distancias. Al verlo a través de una foto, quiere decir que sólo había un objetivo (como si usáramos un ojo).
La distancia estimada entre ambos es una información que utiliza el cerebro para percibir el tamaño.
Además los zoom, los ópticos por lo menos, tienen la particularidad de que disminuyen la distancia entre los objetos. Es decir, que aplanan la imagen. Por ese motivo al hacer zoom, todavía parece que hay menos distancia entre ambos.
Otra clave, es ver donde se sitúan las bases de los objetos. Si estuvieran uno junto al otro la base tendría que estar a la misma altura. Así que al vaso más cercano le he metido una bandeja al revés debajo del mantel para que su base aparezca en la foto a la misma altura que la del otro vaso.

Así se consigue esta ilusión de tamaño: que dos vasos que son iguales parezcan de tamaño diferente. Os animo a que lo hagáis ;) Una ilusión similar se puede encontrar en el museo de la ciencia (cuarto de Ames).
Por cierto, y ya que estamos. ¿Sabéis que los decorados de la tele son más pequeños de lo que parecen en el televisor?. Esto es por el efecto contrario. Cuando los cámaras quieren enfocar un gran espacio y que todo aparezca bien enfocado usan un gran angular (el contrario del zoom). Con el gran angular las distancias entre los objetos parecen más grandes. Por eso una sala en la tele puede parecer más espaciosa de lo que es en realidad...

El spray nasal anti-timidez

Con lo mal que lo pasamos algunos a causa de nuestra timidez, sobre todo en situaciones de interacción social, y al final va a resultar que la solución no está tanto en echarle narices, sino en echarse algo por la nariz. :-P
Superada la reacción de asombro ante mi anterior juego de palabras repleto de interpretaciones equívocas y sin pizca de gracia, aclaro que todo viene a cuento de un inventito de la división de Neurociencias de la Universidad de Zúrich. El spray nasal contiene una versión sintética de la oxitocina, la "hormona del amor", que interviene en el enamoramiento, el orgasmo, el parto y la lactancia. Muy tierna ella, vamos.
Los científicos de Zurich han comprobado cómo los voluntarios que se prestaron a la prueba se sentían mucho más confiados y seguros después de haberse administrado el spray. Las relaciones sociales con otras personas también se vieron notablemente mejoradas y fueron más satisfactorias. Tan sencillo como inhalar el medicamento.
Ahora falta que lo pongan a la venta.



Me entero de la noticia vía Maikelnai's blog

El sexo vende. ¿Seguro?

Blogging on Peer-Reviewed ResearchRompo por unos momentos mi concentración bajo el inclemente sol del sur para traeros otro articulillo, que ya era hora.

Ya era hora también de hablar de sexo, que mira que llevamos posts y no hemos dicho ni palabra. Leyendo el Psyblog, que no visitaba desde hacía tiempo, me he enterado de una investigación, no sé si realmente novedosa, que puede gustar a varios de nuestros lectores interesados en la publicidad y el marketing. ¿A que siempre habíamos creído que el sexo vende? Estás tan feliz viendo una película en tu casa, y en cuanto llegan esos interminables cortes publicitarios asistes a todo un despliegue de imágenes y sonidos de picantón contenido, a veces con un nivel de detalle sorprendente. Nunca habría imaginado que para venderme una cerveza tuvieran que ponerme una jovencita enseñando carne, por ejemplo, aunque es cierto que no me apresuraré a quejarme, ejem :-P
Pero no hay que olvidar que este tipo de prácticas publicitarias aparece siempre envuelta en la polémica, especialmente en la sociedad estadounidense, por mucho que algunos ya estemos acostumbrados y lo veamos natural si se respetan ciertos límites (como siempre, la palabra respeto es la clave).
La explicación habitual de los publicistas y entendidos en el asunto es que cualquier contenido sexual tiene la capacidad de atraer la atención del espectador facilitando, en último término, la venta del producto al que va asociado. Pero, ¿estamos ante una afirmación comprobada científicamente, o se trata sólo de una media verdad asumida popularmente?
Los investigadores Parker y Furnham (en prensa) se han propuesto testar la veracidad de esta creencia tan extendida. El diseño del experimento es sencillo, con cuatro condiciones:

Condición 1: Los participantes ven un episodio de una serie con contenido sexual (Sexo en NY, ya temblaba al pensar qué entenderían los estadounidenses por “contenido sexual”), en el que se insertan cortes publicitarios también de alto contenido sexual.
Condición 2: Los participantes ven un episodio de la misma serie con contenido sexual, pero en el que se insertan cortes publicitarios de bajo contenido sexual.
Condición 3: Esta vez el episodio que ven los participantes es de una serie sin contenido sexual (Malcolm, una comedia para todos los públicos), en el que se insertan anuncios de contenido altamente sexual.
Condición 4: Por último, estos participantes ven un mismo episodio de la misma serie sin contenido sexual, y unos cortes publicitarios de bajo contenido sexual.

Todo el juego consiste en ver cuándo se recuerdan mejor los anuncios, para comprobar si, efectivamente, el sexo ayuda a vender los productos a los que se asocia. Como detectaron los autores del estudio, en principio el contenido sexual de los anuncios no afecta a su facilidad de recuerdo. Por otro lado, y esto sí es interesante, la serie de contenido sexual producía un empeoramiento del recuerdo de cualquier anuncio que llevase insertado.
Ante este resultado se me ocurren varias explicaciones insatisfactorias, como por ejemplo que el contenido excitante del episodio atraiga la atención y la desvíe de la publicidad. Pero sin leer el paper (que no lo he leído) no me atrevo a hablar más.
Después de este estudio, creo que el caché de ciertas series televisivas va a experimentar algún cambio a la hora de contratar el espacio publicitario, ;-)

Referencias:
  • Parker, E., & Furnham, A. (in press). Does sex sell? The effect of sexual programme content on the recall of sexual and nonsexual advertisements. Applied Cognitive Psychology.
    La fuente inspiradora de este post la tenéis en Psyblog:
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