Neuronas espejo y autismo

Hace poco que hemos hablado de la relación entre biología y psicología. También hace poco que hemos hablado de la cognición corporeizada, de la imitación en seres humanos y de la empatía. He encontrado un artículo que tiene un poco que ver con todas estas cosas. Es un poco antiguo, pero merece la pena echarle un ojo.

El artículo lo podéis encontrar aquí. Habla del descubrimiento de las neuronas espejo en 1995. Añaden la relación entre las neuronas espejo y el autismo y comentan los motivos. Y acaban sugiriendo una posible solución para el problema. Está interesante, así que aquí os lo dejo para que le echéis un vistazo.
Y he encontrado este otro artículo sobre falsos mitos médicos sobre los que parecen no existir evidencias de su certeza. Entre ellos alguno que tiene que ver con las neurociencias como el mito del 10 %, sobre el cual ya nos comentaban algo en el blog de cerebrodarwin.

Saludos

La ciencia frente a los temas "sensibles"

Hay un aspecto en el que, en serio, envidio a los geólogos, o a los ingenieros: sus investigaciones pueden interesarte o no, pero tampoco te preocuparán hasta el punto de quitarte el sueño.
Los psicólogos, sin embargo, acostumbramos a meternos en el pantano hasta el cuello y podemos ser realmente molestos para el stablishment o para una sociedad poco dada a la autocrítica. También sucede con otras ramas de la ciencia cuando se introducen serpenteando en eso que podríamos llamar "el mundo social".

La relación Psicología – Biología

Artículo de Jesús Gómez Bujedo (alias Pasabaporaquí)

Este post ha surgido como parte de una discusión que se inició en el interesante artículo de Gilgamesh “Neutralizando al homúnculo”.

En él, después de pasar por muchos temas, uno de los que generó más controversia fue el de la relación entre Biología y Psicología que se propone en el Análisis del Comportamiento. Desde mi punto de vista, sin embargo, esta misma reflexión se puede extender a toda la Psicología como ciencia. Las preguntas, en definitiva, serían ¿Cómo puede o debe relacionarse la ciencia psicológica con la Biología? ¿Deben ser dos ciencias independientes o por el contrario todos los conocimientos psicológicos deber ser explicados en términos biológicos para que tengan sentido? ¿Hay algún término medio?

Para comenzar, me voy a apoyar en la explicación sobre los Niveles de Análisis en ciencia que aparece en el capítulo introductorio del manual “Procesos Psicológicos Básicos: Un análisis Funcional” (2005).
“Un aspecto del conocimiento científico es que está parcelado. La misma realidad puede ser estudiada desde diferentes perspectivas, que se corresponden con lo que llamamos distintos niveles de análisis (física, química, biología, psicología, sociología, etc.). Cada ciencia se encarga de analizar distintas dimensiones de la materia, definiendo su objeto de estudio particular, sin que eso signifique excluir los demás. Por ejemplo, la materia que estudia el químico es la misma que la que estudia el físico; la diferencia está en las distintas propiedades a las que atienden: los químicos (entre otras cosas) investigan las leyes que rigen las distintas combinaciones de los elementos y sus propiedades resultantes; los físicos, por su parte, se interesan (entre otras cosas) en las propiedades fundamentales de la materia.
En general, el que un determinado fenómeno lo estudiemos al nivel de la física, la química, la biología, la Psicología o la sociología dependerá de qué nivel sea el que nos proporcione una mejor capacidad de explicación, predicción y control con un mínimo esfuerzo (criterio pragmático). Aunque resulte evidente que las personas están compuestas en última instancia por partículas elementales, está claro que sería imposible explicar, predecir y controlar su conducta teniendo en cuenta el comportamiento de cada una de ellas. Para evitar este colosal (imposible) ejercicio describimos y predecimos su conducta en función de las variables disponibles en el nivel de la Psicología, que nos proporciona otro tipo de relaciones funcionales entre eventos más acordes con nuestras posibilidades de control efectivo de las variables y nuestra capacidad de detección de la causalidad.
En la práctica, esta discontinuidad entre ciencias está muy matizada, ya que existen disciplinas intermedias que se encargan de hacer de puente entre unas ciencias y otras. Éste es el caso de la química-física, de la bioquímica, la psicofisiología o la psicología social. Incluso dentro de las ciencias existen especialidades con objetos de estudio propios. Por ejemplo, dentro de la biología se puede tomar el gen, la célula, el individuo o la población como unidad de análisis, según convenga a nuestros propósitos.”


Lo que voy a defender aquí, por lo tanto, es que la Psicología puede y debe tener su propio nivel de análisis como ciencia, aunque pueda y deba relacionarse con la biología (y hacia arriba con la sociología).

La Psicología científica parte de que todos los seres vivos somos organismos descendientes de un antepasado común que han evolucionado mediante el proceso de la selección natural (fundamentalmente). Nuestras características morfológicas así como nuestros mecanismos de aprendizaje son el producto de esta evolución. La biología es la base de la Psicología y nos ancla al resto de las ciencias naturales. Parafraseando a Dobzansky, se puede decir que “nada tiene sentido en Psicología si no es a la luz de la evolución”. Saber que los principios de orden superior están firmemente explicados por el nivel inferior es un tipo de reduccionismo sano que nos permite hacer ciencia con los pies en el suelo.
Pero igual que los biólogos que estudian poblaciones de organismos no tienen por qué incluir la bioquímica de los genes en las explicaciones de sus estudios (aunque puedan hacerlo), los psicólogos “a secas” no tenemos por qué incluir necesariamente explicaciones fisiológicas en nuestras teorías, aunque sepamos que existen y otros se dediquen a establecerlas.
Y esto al menos por dos motivos:

Primero, porque siguiendo este principio de niveles de análisis, no es necesario.
La ciencia se basa en descubrir regularidades entre eventos, y luego en describir leyes generales que abarquen un conjunto de regularidades (como por ejemplo la física de Newton o la de Einstein). Cuando identificamos esos eventos, los científicos estamos haciendo una abstracción, es decir, fijándonos en unas propiedades de los hechos y no en otras (Ej. como cuando los físicos utilizan la masa para predecir la velocidad de un objeto en caída libre). Los conceptos primitivos de cada ciencia son los que mejor permiten explicar, predecir y controlar en ese nivel. Que escojamos un nivel no significa que neguemos los demás, sino que nos fijamos en unas propiedades concretas que nos sirven para entender mejor las relaciones entre las variables que nos interesa conocer.
En Biología, por ejemplo, podríamos describir un gen en términos de sus características químicas, secuenciando todos los nucleótidos que lo componen y determinando su proporción de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, etc.; esto nos proporciona información interesante, pero no toda la que le interesa a un genetista. Por ejemplo, no dice nada sobre la distribución de ese gen en una población, o de las estructuras fisiológicas con las que se relaciona y de las condiciones en las que ha evolucionado. Para eso es necesario poner en relación otro tipo de variables más molares que las de la química, que son las que identifican los biólogos como sus primitivos (Ej. alelo, presión de selección, etc.)
Si nos movemos hacia la Psicología, las variables que nos interesan de los sujetos son mucho más molares que en Biología. La Psicología se centra más en problemas del tipo ¿por qué el sujeto escogió A y no B? o ¿Cómo hago para que esta persona deje de tener pensamientos obsesivos?, y esos comportamientos correlacionan con determinados eventos ambientales también más molares que nos permiten explicar, predecir y controlar el comportamiento en nuestros distintos ámbitos de aplicación. Por supuesto, todas estas relaciones necesitan un sustrato biológico en el que darse, pero no todas pueden ser descritas en el nivel puramente biológico. Los términos primitivos que cobran sentido al definirlos en el nivel psicológico no tienen por qué tenerlo en el biológico.
Además, la explicación en un nivel es posible con relativa independencia de los niveles inferiores.

Tomemos como ejemplo lo que pasó con la teoría de la evolución. El mecanismo de la selección natural se descubrió antes que el gen; y sin embargo Darwin y otros biólogos consiguieron realizar muchos descubrimientos en ese nivel, como por ejemplo la manera en que afecta el aumento de la variabilidad genética o el aumento de la presión de selección en una población, cómo influyen el aislamiento geográfico en la especiación, o la selección en relación al sexo, etc. Las leyes de la selección natural funcionan incluso sin que sepamos cómo funcionan los genes. Si en lugar de 20 aminoácidos el lenguaje de las proteínas tuviera 50, los mecanismos anteriores funcionarían igual.
De la misma manera, si nos situamos de nuevo en la Psicología, los fenómenos de condicionamiento que descubrió Pavlov (condicionamiento de primer y segundo orden, extinción, ensombrecimiento, etc.) funcionan independientemente de cómo esté construido su sustrato neural. Y esto es así porque, como en el caso de la biología, fue su función lo que nos ha dado ésos diseños, que podrían haber sido otros perfectamente. Por ejemplo, podemos imaginar lo que ocurriría si la adrenalina fuese un neurotransmisor inhibidor y el GABA fuese excitador (al contrario de lo que ocurre en realidad). Eso no afectaría en lo sustancial al resultado de las presiones de selección que hacen que seamos capaces de aprender por condicionamiento clásico, ni a los valores paramétricos de este proceso (por ejemplo, que se tarde menos en aprender el condicionamiento aversivo que el apetitivo).

Por supuesto, afirmar todo lo anterior no es lo mismo que afirmar que la biología no pueda aportar conocimientos valiosos a la Psicología. Los psicólogos debemos estar formados en ese campo y nos puede ser útil para hacer mejores teorías e intervenciones. Se puede pensar que los conocimientos psicológicos están anclados en la Biología (como los biológicos en la Química y la Física) y a la vez defender que se puede hacer ciencia al nivel de la Psicología.

Por otra parte, la función de los psicólogos no es sólo la básica, sino que también tenemos que ofrecer una tecnología aplicada que sea útil a la sociedad. Y eso me lleva al segundo motivo para que los psicólogos podamos formular nuestras hipótesis en un plano no biológico: incluir variables biológicas en las explicaciones psicológicas no siempre es útil.
Los psicólogos no podemos manipular directamente el sistema nervioso por restricciones tanto éticas como prácticas. Puede que haya cada vez más situaciones en las que otros profesionales (médicos, psicobiólogos, etc.) puedan hacerlo, por ejemplo con drogas o cirugía cerebral. Pero al margen de las consideraciones éticas sobre ésas técnicas, hay una cuestión técnica de peso, y es que la mayoría de las intervenciones psicológicas se sustentan en modificar el ambiente porque es la forma más práctica de conseguir un cambio en el comportamiento. Eso no significa que no haya campos de aplicación concreta, como algunas intervenciones de la Psicología clínica, donde la actuación interdisciplinaria sea más que común y muy positiva.
Pero esas situaciones, sin quitarles importancia, no son toda la Psicología y ni siquiera la mayor parte. Hay muchos escenarios en los que una intervención biológica / fisiológica, incluso si fuera posible y aceptada está aún tan lejana o se ve tan improbable que no es razonable esperarla. Se requiere una actuación en el nivel que por ahora dominamos. Me estoy refiriendo, por ejemplo a la educación, la intervención psicosocial, la ergonomía, la Psicología de los recursos humanos, etc.
Para todos estos campos (incluyendo la clínica) lo que se necesita es una buena teoría sobre cómo se debe organizar el ambiente para, por ejemplo, cambiar comportamientos inadaptados, potenciar el aprendizaje de las ciencias, diseñar entornos más favorables para la interacción humana, mejorar las condiciones laborales de los trabajadores o intervenir en las relaciones de pareja.
Por ejemplo, si lo que deseamos es planificar un buen programa didáctico para el aprendizaje de las matemáticas universitarias, o mejorar las comunicaciones internas de una empresa, necesitaremos conocer las variables que están actuando en el nivel psicológico para poder diseñar nuestra intervención.
Los biólogos, neurólogos, neuropsicólogos, psicobiólogos, etc. ya se están encargando de hacer un puente entre lo biológico y lo psicológico, lo cual es muy necesario y legítimo. Pero sigue haciendo falta una buena teoría psicológica que se sustente en la biología pero que no dependa de ella para explicar e intervenir.
Hace falta que haya profesionales dedicados a estudiar las relaciones entre el ambiente y el comportamiento, primero porque también es un área de investigación por derecho propio, y segundo, porque está claro que es de utilidad social. Alguien debería hacerlo, y creo que los psicólogos (y las psicólogas, que son mayoría) somos los más indicados.

Por supuesto, esto lleva inmediatamente a otra pregunta: ¿Cómo debe ser esa ciencia que relacione variables ambientales con el comportamiento? Pero eso daría para otro post...

Más información:

Emergentismo en Wikipedia

Blanco, F. (2007). Emergentismo y niveles de análisis. Psicoteca.

Delprato, D. J. y Midgley, B. D. (1992). Some fundamentals of B. F. Skinner’s behaviorism. American Pychologist, 47, 1507-1520. Se puede encontrar aquí un resumen en castellano (ver el punto “reduccionismo y no reduccionismo”).

Pérez, V., Gutiérrez, M.T., García, A. y Gómez, J. (2005). Procesos psicológicos básicos: Un análisis funcional. Pearson Educación.

Noticias: Cultura de los chimpancés

He encontrado esta mañana una noticia que publicaba el blog Neofronteras por medio de hispaciencia, y me ha parecido interesante enlazarla para que le podáis echar un vistazo. Sobre todo porque tiene que ver con algunas cosas que hemos comentado por aquí en alguna ocasión. He buscado entre los post de psicoteca, donde encontramos un vídeo relacionado que nos enlazaba Helena en esta entrada.

La noticia es bastante curiosa, y de ser correctas las afirmaciones de los autores de ambos estudios, nos darían buenas pistas sobre el comportamiento cultural en "el mundo chimpancé".
Habla la noticia de dos estudios realizados recientemente. En uno de ellos se sugiere que las diferencias comportamentales entre unas colonias y otras (de chimpancés), en el modo de hacer las cosas, tiene su origen en la socialización y no en las diferencias genéticas tal y como se pensaba hasta ahora. Eso quiere decir que los chimpancés construyen la cultura como nosotros en este aspecto.
El otro estudio que aparece en la noticia es sobre un hallazgo arqueológico. Y es que por lo visto han encontrado herramientas de chimpancés con más de 4000 años de antigüedad. Herramientas que éstos usan para partir nueces como hemos visto en el vídeo enlazado. Se conocía esta habilidad de los chimpancés, pero no se sabía si lo habían aprendido de los humanos por imitación, o era algo que ya hacían ellos. Dada la antigüedad de las herramientas chimpancés, parece ser que no lo han aprendido de los humanos, ya que los granjeros humanos llegaron mucho después a la zona.
Por cierto, ya que se habla en varias ocasiones de si la técnica se la copió una especie a la otra, os dejo un post que está también relacionado. Es sobre la imitación como forma de aprendizaje en humanos y lo escribimos aquí hace algún tiempo.

Saludos

Clásicos en el estudio de la sexualidad humana

El artículo de hoy trata sobre una bonita historia de amor entre la medicina y la psicología, de cuyo matrimonio nació el estudio científico de la sexualidad humana.

Sí, y es que nadie hasta entonces había hecho gran cosa sobre el estudio de las relaciones sexuales, salvo el graduado en biología y psicología Alfred C. Kinsey. Que por cierto, en 2004 hicieron una película sobre él. Bueno, algo también debió de hacer el padre del conductismo John B. Watson.
Pero parece que los estudios sobre la sexualidad humana no empezarían en serio hasta que se pusieron a ello el médico William Masters y la psicóloga Virginia Johnson. Eran matrimonio, él ginecólogo y ella psicóloga.
Lo que hicieron fue empezar a estudiar la actividad sexual humana de modo científico, estudiando la anatomía sexual, la conducta y los aspectos fisiológicos relacionados con la actividad sexual. Y así de este bonito matrimonio entre una psicóloga y un médico nació el estudio de la sexualidad. No es raro que haya especialidades en la medicina y en la psicología que traten por lo tanto dicho tema, aunque de modos diferentes.
¿Qué nos dejaron Masters & Johnson? Pues entre otras cosas la curva conocida por todos de la sexualidad, donde se describen las fases de la excitación sexual. Proponen 4 fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Aquí se puede encontrar una gráfica ilustrativa de lo que ocurre.
Las respuestas de la mujer y la del hombre son diferentes. Empecemos por la del hombre que es la más sencilla.
La del hombre sería la gráfica que sale en el dibujo, pero sin la segunda parte (cogiendo la primera línea de bajada). Es decir, con un incremento de la excitación hasta llegar a la meseta, se tiene un orgasmo y luego viene la fase de resolución (con un periodo refractario).
Las mujeres dan tres respuestas diferentes. La primera de ellas consiste en un incremento de la excitación, sin meseta. O sea que va directamente al orgasmo. En esta forma de la curva, el orgasmo es largo e intenso. Esta curva no aparece en la gráfica. Sería como una montaña puntiaguda. La resolución en estos casos es también rápida.
La segunda forma de curva de la mujer es una meseta. Hay un incremento de la excitación hasta la meseta, pero no llega el orgasmo. Al final de una larga meseta, la excitación sexual desaparece (resolución). No aparece tampoco en la gráfica, pero sería como una meseta (en sentido de accidente del terreno).
Y la tercera forma de excitación de la mujer es la que aparece en la gráfica, pero en vez de hacer la primera bajada (que es la del hombre), cogiendo la segunda. Consiste en una fase de excitación, que va seguida de una fase de meseta y de orgasmo. La tercera forma de excitación de la mujer es similar a la del hombre pero con algunas diferencias. Una es que llega al orgasmo después que el hombre, ella suele ser más lenta. La otra, es que ella no tiene periodo refractario, así que puede tener más de un orgasmo antes de llegar a la resolución. Por eso es la segunda curva de bajada (que aparece también dibujada en la gráfica).
La mayor duración del ciclo corresponde con la excitación y la resolución. La meseta solamente dura algunos minutos y el orgasmo un minuto o menos (normalmente, pero por ejemplo hay una curva que no tiene meseta ).
Hay que tener en cuenta que hay variaciones de un individuo a otro, e incluso modificaciones por entrenamiento o influencias psicológicas.

Observad
Aquí solemos recomendar que la gente experimente por sí misma, que observe. Bueno, pues ya sabéis. Estad atentos de todo lo que pasa, que aprender ciencia siempre es bueno…

PES

Muchas veces tenemos la sensación de que pensamos en un familiar y de repente llama. Y a veces nos parece que hay algún tipo de relación entre una cosa y la otra, que no alcanzamos a comprender. Pero la verdad es que parece poco probable que así sea viendo experimentos como este.
Deja en jaque a todos los que creen en las llamadas "supuestas capacidades extrasensoriales". Si queréis leer un resúmen en castellano lo podéis hacer aquí. Me ha llamado el artículo la atención y nunca sobran los mensajes que sirven para desmitificar algunos mitos, así que aquí queda el enlace.

Saludos

¿Qué es la psicología cognitiva?

Las últimas semanas hemos tenido un debate muy intenso en el post "Neutralizando al homúnculo" en el que un servidor (Gilgamesh), Héctor y "Pasabaporaquí" (de aquí en adelante, lo abreviaré PPA) hemos expuestos nuestros particulares puntos de vista sobre ciertas cuestiones francamente sugerentes. Creo que dicho debate podría ser interesante para muchos de los lectores de este blog, pero que en sus condiciones actuales no facilita la lectura ni la intervención de otros posibles comentaristas. Lo reconozco, hemos sido bastante desordenados y hasta repetitivos en nuestras aportaciones, lo cual conduce a la poca productividad del debate en sí. Y la responsabilidad (no diré la culpa, que eso es otra cosa) la tengo yo como administrador, que no he sabido moderar las intervenciones de la manera adecuada.
Por eso me parece que podríamos "reciclar" esa discusión que en buena hora nos propuso PPA en forma de varios posts más concentrados con sus pertinentes debates ceñidos a cada tema en cuestión. Una buena forma de empezar sería replanteando, en limpio, las posiciones de las que partimos cada uno en las cuestiones clave. Y, dado que no puedo hablar por los demás, tendré que empezar mojándome yo en una de esas cuestiones, que los tres hemos atacado y atacado sin entrar nunca en profundidad. Bien, pues ya es el momento de aclarar las cosas: ¿Qué rayos es la psicología cognitiva? O, ¿cómo la entendemos cada uno? ¿Y para qué sirve? Corra de mi cuenta este humilde resumen (seguramente sesgado por mi postura personal al respecto e incorrecto desde algunos puntos de vista alternativos), y pondré de mi parte para que sea un post relativamente breve y no toda una enciclopedia aunque el tema la merezca.
Y así formalizada queda la invitación a puntualizaciones, matizaciones, expresión de puntos de vista alternativos o contrarios (espero ansioso la definición del enfoque de análisis de la conducta), etc. Como digo, esto es sólo la manera de iniciar un debate ordenado que espero que cuaje y no se quede aquí.

El terror, la muerte y la política (II): George W. Bush y el 11-S

Blogging on Peer-Reviewed ResearchEn un post anterior os hablé acerca de las conexiones entre el miedo a la muerte y las ideologías políticas, las religiones y otras construcciones culturales. Os expuse brevemente los fundamentos de la TMT ("terror management theory"; "teoría del manejo del miedo") de Solomon, Greenberg y otros autores (e.g.: Ardnt, Greenberg y Cook, 2002). Pero, para mí, lo más interesante de la TMT es su aplicación a realidades políticas y sociales particulares y significativas para nosotros, como por ejemplo nuestras reacciones ante el nuevo terrorismo que nos hizo entrar de golpe en el S. XXI. Landau y sus colaboradores (2004) publicaron un trabajo titulado "Líbranos del mal: los efectos de la saliencia de la mortalidad y los recuerdos del 11-S sobre el apoyo al presidente George W. Bush" ("Deliver us from evil: The effects of mortality salience and reminders of 9/11 on support for President George W. Bush"), y os aseguro que da para pensar mucho. Está visto que la irracionalidad y los instintos juegan un papel (¿demasiado?) vital en la política actual. Y la ciencia lo demuestra.