Es enormemente conocido el experimento de Skinner sobre “superstición” en palomas. Éste consistía en la presentación, cada 12-15 segundos, de una dosis de comida independientemente de la conducta de los animales. Skinner observó que, tras cierto número de ensayos, las palomas mostraban una serie de conductas repetitivas, que él atribuyó al desarrollo de una superstición. Es decir, la comida habría reforzado alguna conducta emitida aleatoriamente por la paloma en algún momento, de manera que la paloma habría “aprendido” que dicha conducta era la causante del suministro de comida. O, expresado de un modo empírico a la manera de Skinner, debido al emparejamiento entre una respuesta aleatoria y el suministro de comida, se habría incrementado la probabilidad de aparición de dicha respuesta. Este mecanismo fue el origen de un modelo sobre la conducta supersticiosa en seres humanos, y este experimento fue replicado otras veces con sujetos humanos.
Why Your Brain Breaks Up Your Day Into ‘Chapters’ (M)
Hace 18 horas