Hace algún tiempo que las láminas con las manchas de tinta del famoso test de Rorschach se han publicado en la célebre enciclopedia virtual Wikipedia, siendo accesibles para todos los internautas (el copyright que pesaba sobre el material expiró y se convirtió en dominio público). Esto molestó a algunos psicoterapeutas, pero las protestas se han alzado masivamente cuando un contribuyente desinteresado al proyecto Wikipedia, el Dr. James Heilman, publicó también en la misma página las respuestas más comunes a cada lámina. ¿Tenéis curiosidad? Bien, gracias a esta aportación podemos saber, por ejemplo, que en la lámina 2 la mayoría de las personas ve dos figuras humanas, o que en la lámina 8 es habitual reconocer las siluetas de dos "animales rosas". ¿Alguien lo habría imaginado si no nos lo dicen antes? Ciertamente no parece un dato como para escandalizarse.
A pesar de lo poco sorprendente de esta nueva información, un reciente artículo en The New York Times ha llevado a la palestra la protesta enérgica de los profesionales por la publicación de estos conocimientos, encendiendo todavía más la polémica (ojo, que ya tenemos reacciones en la red, como ésta y esta otra). Según el autor de la columna de The New York Times, de cuya parte dicen estar un buen número de psicólogos y psicoanalistas en EEUU, publicar estas "respuestas más comunes" equivale a dar todas las pistas para hacer trampas en el test. Uno de los psicoterapeutas participantes en la Wikipedia anglófona llegó a replicar que con la publicación de las láminas no se está haciendo "otra cosa que dañar la investigación científica".
Pero, ¿la están dañando realmente?
Wikipedia contra Rorscharch: ¿Queremos ver desnudo al emperador?
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Fernando Blanco
31 julio, 2009
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El "efecto Johnny Depp": Una explicación evolucionista de la homosexualidad
El post de hoy es una traducción libre (algo limitada por mis conocimientos de inglés), y además con alguna nota de mi cosecha, de un artículo publicado recientemente por Aaron Goetz y Kayla Causey en "A Natural Hystory of the Modern Mind", que es un blog sobre psicología evolucionista que visito de vez en cuando. El caso es que me topé con la alusión a Johnny Depp en el título, y como buen admirador de las cualidades interpretativas y físicas (¡y decididamente envidioso de estas últimas!) de este actor, no podría negarme a compartir el siguiente texto con vosotros. Se trata de una reflexión en clave evolucionista sobre la homosexualidad, con referencia a algunos trabajos recientes, que considero bastante interesante para todos (lo cual no implica que lo comparta al 100%), y que por ejemplo nos da pistas acerca de misterios como por qué los gays suelen ser considerados hombres tan atractivos por las mujeres.
Ay, ¡lástima que el artículo no hable más sobre Johnny Depp...! :-P
Ay, ¡lástima que el artículo no hable más sobre Johnny Depp...! :-P
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Fernando Blanco
24 julio, 2009
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Psicología evolutiva,
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¿Qué es una causa? La misteriosa muerte del mercader
El razonamiento sobre las causas y los efectos es una de las habilidades más importantes sobre las que se asientan actividades humanas como la ciencia y la aplicación de la ley, pero también posibilita, más generalmente, la supervivencia de todos los animales, incluyendo por supuesto al ser humano. Por ejemplo, es el tipo de razonamiento que llevaría a nuestros antepasados a evitar comer las bayas venenosas de determinado arbusto, a seleccionar las presas entre los individuos más débiles del rebaño, o a fabricar las primeras herramientas.
Para razonar causalmente, sólo necesitamos comprender intuitivamente qué son las causas y qué son los efectos que producen. Sin embargo, esta comprensión desde el punto de vista de la filosofía es bastante compleja. En este post vamos a asomarnos sólo un poquito a esta cuestión filosófica, a través de un par de ejemplos que espero os resulten amenos.
Para razonar causalmente, sólo necesitamos comprender intuitivamente qué son las causas y qué son los efectos que producen. Sin embargo, esta comprensión desde el punto de vista de la filosofía es bastante compleja. En este post vamos a asomarnos sólo un poquito a esta cuestión filosófica, a través de un par de ejemplos que espero os resulten amenos.
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Fernando Blanco
21 julio, 2009
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Cuando se diagnostica lo inexistente (una demostración de la correlación ilusoria en el diagnóstico clínico)
En algunas ocasiones (aquí, o aquí) hemos hablado sobre cómo el cerebro tiende a interpretar la realidad de manera sesgada, creyendo detectar relaciones que en realidad son inexistentes. Por ejemplo, si dos eventos van frecuentemente juntos, es probable que concluyamos que existe algún tipo de relación entre ellos, incluso cuando esto sea falso. La curación inmediata de un dolor después de haber tomado una pastilla inocua puede conducir a que creamos que este medicamento ineficiente funciona de verdad. Hablamos entonces de "correlaciones ilusorias", que definiremos como la percepción de una relación o dependencia entre elementos que en realidad son independientes (*).
Curiosamente, una de las demostraciones más tempranas de correlaciones ilusorias, llevada a cabo por Chapman y Chapman (1967), se realizó en un contexto aplicado, clínico. Y por ello creo que, además del interés teórico que contiene, también deriva en unas conclusiones prácticas (clínicas) que hay que tomar en cuenta.
Curiosamente, una de las demostraciones más tempranas de correlaciones ilusorias, llevada a cabo por Chapman y Chapman (1967), se realizó en un contexto aplicado, clínico. Y por ello creo que, además del interés teórico que contiene, también deriva en unas conclusiones prácticas (clínicas) que hay que tomar en cuenta.
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Fernando Blanco
12 julio, 2009
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causalidad,
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Todos tienen lo que merecen: La hipótesis del "mundo justo"
A los psicólogos nunca dejará de impresionarnos la capacidad humana para autoengañarse, una actividad que todos realizamos más frecuentemente de lo que parece. Lo interesante es que este acto de autoengaño suele tener, comúnmente, la función y resultado de hacernos más felices, porque cierra nuestros ojos ante las cosas más feas de este mundo. Es por eso que este mecanismo defensivo, protector de nuestra autoestima y felicidad, es adaptativo y puede haber sido seleccionado en el curso de la evolución hasta llegar a nuestros días.
De todas las formas de autoengaño que practicamos con mayor o menor frecuencia, las hay particularmente interesantes. Una de ellas es la creencia denodada y contra toda evidencia en una especie de "justicia universal" que los psicólogos llaman "creencia en el mundo justo" (Lerner, 1980). Esta creencia es tan generalizada que se ha trasladado al lenguaje coloquial en forma de numerosas expresiones y frases hechas, como "el tiempo pone a cada uno en su sitio", "quien siembra vientos recoge tempestades", y otras que podréis identificar por vuestra cuenta sin mucho esfuerzo. En este post voy a hablaros de algunos curiosos estudios que demuestran esta generalizada –e infundada- creencia en una forma de justicia universal.
De todas las formas de autoengaño que practicamos con mayor o menor frecuencia, las hay particularmente interesantes. Una de ellas es la creencia denodada y contra toda evidencia en una especie de "justicia universal" que los psicólogos llaman "creencia en el mundo justo" (Lerner, 1980). Esta creencia es tan generalizada que se ha trasladado al lenguaje coloquial en forma de numerosas expresiones y frases hechas, como "el tiempo pone a cada uno en su sitio", "quien siembra vientos recoge tempestades", y otras que podréis identificar por vuestra cuenta sin mucho esfuerzo. En este post voy a hablaros de algunos curiosos estudios que demuestran esta generalizada –e infundada- creencia en una forma de justicia universal.
Feromonas en el ser humano
Hace tiempo que el estudio de la conducta sexual humana suscitó en mí la curiosidad de saber si ésta, así como otros comportamientos, estarán en parte influidos por la existencia de ciertas sustancias llamadas feromonas. No existe demasiada investigación sobre el tema en animales humanos, y buena parte de ella ha sido realizada por laboratorios que se dedican a comercializar estas sustancias, lo cual explica la baja calidad de los estudios y los intentos clamorosamente intencionados por hallar evidencia confirmatoria. Una revisión completa sobre el tema la ofrece, por ejemplo, Hays (2003). A pesar de la escasa evidencia, sin duda la que hay puede ayudar a reflexionar acerca de más de un mito sobre estas famosas sustancias.
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Sergio
03 julio, 2009
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