“Sentada en el asiento del tren Susan miraba por la ventanilla. No había mucho que ver, ya que otro tren situado en la vía de al lado no dejaba apreciar más que otro vagón visto desde el exterior. Nada de vistas, lo cual hubiera sido deseable dada la larga espera que Susan tenía que soportar hasta que el tren se pusiera en marcha. Debían de quedar por lo menos 15 minutos más, que después de los 15 que ya llevaban parados y de una dura jornada de trabajo, se hacían demasiado largos.
De pronto y sin previo aviso se escuchó un pitido y Susan vio como el tren en el que ella se encontraba comenzaba a moverse. “¡Vaya, parece que finalmente no tendré que esperar esos 15 minutos!”, se dijo a sí misma.
Pero pronto se dio cuenta de que todo había sido una ilusión. El tren que realmente se estaba moviendo era el que estaba justo al lado del suyo, no en el que ella se encontraba. Parece que la percepción le había jugado una mala pasada…”
Hay veces en que creemos estar percibiendo algo, pero realmente eso que percibimos no es real, sino sólo una ilusión. Este es el caso de las ilusiones de movimiento, en las que percibimos que un objeto se mueve cuando realmente no se está moviendo. Es lo que se conoce como ilusión de movimiento.
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