Interesante lo que decía el famoso psicólogo Hans J. Eysenck sobre algunos conceptos freudianos…
“Hemos discutido con algún detalle la teoría del desarrollo del niño propugnada por Freud, la evidencia relacionada con ella, y el caso del pequeño Hans que él utilizó para presentar las ideas del psicoanálisis infantil al mundo. El resultado de este examen es pobre. Reproduce una ausencia completa de actitud científica en Freud, una ingenua fe en la interpretación de una naturaleza altamente especulativa, un desinterés y una falta de respeto por los hechos observables, una incapacidad para tener un cuenta teorías alternativas, y una creencia mesiánica en su propia infalibilidad, junto con un desprecio hacia sus críticas. Esta no es una mezcla adecuada para generar un conocimiento científico y, por cierto, incluso hoy, setenta y cinco años después del caso del pequeño Hans, analizado por Freud, no estamos más cerca de encontrar una evidencia aceptable en pro de las especulaciones de Freud sobre los complejos de Edipo, los temores de castración y la primitiva sexualidad infantil. Estos términos han penetrado la conciencia pública, y son ampliamente utilizados para sazonar escritos y conversaciones de literatos y otras personas sin base científica, pero entre los psicólogos que exigen una cierta clase de evidencia en soporte de las aseveraciones fácticas queda ya muy poca fe en la validez de estos conceptos freudianos. Las razones de esta incredulidad han quedado aclaradas en el curso de este capítulo, de manera que nos limitaremos a hacer constar cuán notable es que esas especulaciones indemostradas hayan podido llegar a ser tan ampliamente aceptadas por psiquiatras y psicoanalistas, que Freud consiguiera persuadir a gentes muy inteligentes de la solidez de sus argumentos, y que sus métodos llegaran a ser tan corrientemente usados y aplicados en el tratamiento de las neurosis y de otras enfermedades. Será tarea de los historiadores de la ciencia explicar cómo llegó a suceder todo esto. Yo, por mi parte, no tengo ninguna sugerencia que hacer sobre este hecho verdaderamente maravilloso. Me parece que tiene más de una conversión religiosa que de una persuasión científica, que está basado en la fe y en la credulidad más que en hechos y experimentos, y fundamentarse más en la sugestión y en la propaganda que en la prueba y la comprobación. ¿Es que hay, de hecho, alguna evidencia experimental en favor de la idea freudiana? De este problema vamos ahora a ocuparnos en los dos próximos capítulos.”
Sacado de su libro que se puede leer gratis en la red. En concreto del final del capítulo cuarto.
“Hemos discutido con algún detalle la teoría del desarrollo del niño propugnada por Freud, la evidencia relacionada con ella, y el caso del pequeño Hans que él utilizó para presentar las ideas del psicoanálisis infantil al mundo. El resultado de este examen es pobre. Reproduce una ausencia completa de actitud científica en Freud, una ingenua fe en la interpretación de una naturaleza altamente especulativa, un desinterés y una falta de respeto por los hechos observables, una incapacidad para tener un cuenta teorías alternativas, y una creencia mesiánica en su propia infalibilidad, junto con un desprecio hacia sus críticas. Esta no es una mezcla adecuada para generar un conocimiento científico y, por cierto, incluso hoy, setenta y cinco años después del caso del pequeño Hans, analizado por Freud, no estamos más cerca de encontrar una evidencia aceptable en pro de las especulaciones de Freud sobre los complejos de Edipo, los temores de castración y la primitiva sexualidad infantil. Estos términos han penetrado la conciencia pública, y son ampliamente utilizados para sazonar escritos y conversaciones de literatos y otras personas sin base científica, pero entre los psicólogos que exigen una cierta clase de evidencia en soporte de las aseveraciones fácticas queda ya muy poca fe en la validez de estos conceptos freudianos. Las razones de esta incredulidad han quedado aclaradas en el curso de este capítulo, de manera que nos limitaremos a hacer constar cuán notable es que esas especulaciones indemostradas hayan podido llegar a ser tan ampliamente aceptadas por psiquiatras y psicoanalistas, que Freud consiguiera persuadir a gentes muy inteligentes de la solidez de sus argumentos, y que sus métodos llegaran a ser tan corrientemente usados y aplicados en el tratamiento de las neurosis y de otras enfermedades. Será tarea de los historiadores de la ciencia explicar cómo llegó a suceder todo esto. Yo, por mi parte, no tengo ninguna sugerencia que hacer sobre este hecho verdaderamente maravilloso. Me parece que tiene más de una conversión religiosa que de una persuasión científica, que está basado en la fe y en la credulidad más que en hechos y experimentos, y fundamentarse más en la sugestión y en la propaganda que en la prueba y la comprobación. ¿Es que hay, de hecho, alguna evidencia experimental en favor de la idea freudiana? De este problema vamos ahora a ocuparnos en los dos próximos capítulos.”
Sacado de su libro que se puede leer gratis en la red. En concreto del final del capítulo cuarto.